Comisión Nacional de Bellas Artes

Exposición de Grabados Franceses

Crónica de Eduardo Vernazza

Suplemento dominical del Diario El Día

Año XVI Nº 756 (Montevideo, 13 de julio de 1947) .pdf

"Los grandes árboles" de Jacquemin

Mañana se inaugura en los Salones de la Comisión Nacional de Bellas Artes, la gran Exposición del Grabado Francés. Esta importante muestra, que cuenta con un total de trescientas piezas habla elocuentemente del desarrollo a que el grabado ha llegado en Francia. Aparte de ello, radica su virtud en mostrarnos la evolución de este arte, en un país donde la libertad de expresión cuenta como una de las bases primordiales para tal desenvolvimiento. Se aprecia de inmediato la sutilidad de la Escuela Francesa, la gracia tan personal, no exenta de profundidad y extensión de concepto, y sobre todo, la temática sujeta a mil motivos de interés, todos los cuales elevan un pensamiento o encierran escenas intensas, dolientes. o con la frondosa y ágil manifestación del paisaje pleno. También el arabesco interpretativo de la geometría encarnada en una cerebral composición, o el apunte certero y la síntesis que logra la ansiada expresividad: la factura liviana de la técnica sabiamente aprendida que, aún cuando no se siente su peso, está presente con la dosis cimental necesaria, como sostén de toda obra de arte. No todas las obras expuestas consiguen tal fuerza, sino que muchas están al margen de tales perfecciones. Pero aún así se nota en la fineza de estos grabados, al artista que ha estudiado con tesón la faz técnica. La diferencia estriba en el talento y en la opción para aprovechar lo sabido en forma de neto arte plástico. El aguafuerte, la litografía y el grabado en colores, acusan la soltura o el dominio del trazo ceñido. En todas las formas denotan el respeto que profesan al noble arte que desde no hace tantos años ha cobrado, luego de ser poco menos que un servil de las grandes obras de la pintura y escultura a las cuales copiaba, un lugar preponderante, y la altura de un arte neto que se vale por si mismo y que, en manos de los artistas franceses, al igual que los ingleses, italianos y de otras nacionalidades europeas, ha logrado el principio del pasado y la vida de lo contemporáneo.

Comencemos por Adam e Ives Alix. El primero con sus grabados a buril y el agua tinta. "Anochecer en el Jardín'’ y el segundo con aguafuertes. Este artista, discípulo de Maurice Denis, el simbolista que tanto interés despertó con sus análisis sobre las teorías de la pintura, lo fue también de Bonnard y Serusier en la Academia Ranson. Posee  obras en Museos Europeos habiendo ilustrado también libros sobre todo clásicos. "Desnudo al sol" y Éxodo se cuentan en las obras expuestas. Luego Marzelle con sus litografías plenas de sugestión, entre las que se destaca "Hombre y Mujer", donde la luz y la sombra juegan papeles con  elocuente intimismo del problema plástico. Como una nota donde se vislumbra el culto a la forma, esta la litografía de Mailloil, "Mujer vista de espaldas”, y como contrastando la, maderas y litografías de André Lhote, donde es interesante observar lo distintos estados de estos trabajos. La trágica semblanza de las piezas de Rouault, asoma en los caracteres de sus litografías y grabados en cobre, donde las "obras entresacadas de la guerra y la miseria", dicen su palabra generalmente en la figura de la mujer. "Los grandes árboles" de Jacquemin, artista que expuso a partir de 1926, nos muestra al dominador de la naturaleza y al técnico que sabe imprimir a sus trabajos todo el efecto pictórico, sin caer en lo vano, sino en forma que destaque la fortaleza, tanto en el buril y punta seca, como en las aguafuertes.

Wehrlin, luego de cursar estudios de Derecho a partir de 1925 en que fue a Paris, se dedicó enteramente a grabar, y sus obras grabando escenas de niños, logran con su sencillez de concepto, una intensidad manifiesta. Laboureur, nacido en 1877, fue un grabador alumno de Lepere y Toulouse Lautrec. Grabó cantidad grande de planchas, así como maderas y litografías. También ilustró famosas ediciones de libros importantes, exponiendo, en esta. aguafuertes entre las que se destaca "Pueblo de la Briere”, por la fineza de que hace gala. En los grabados a color anotamos las piezas de Lang, Bonfis y Cochet. Y Pierre Bonnard, el gran pintor y grabador, nacido en 1867 y fallecido en este año. Vuillard y Serubier fueron condiscípulos suyos en la Academia Julián, habiendo comenzado como grabador a realizar carteles, donde descolló en las litografías en colores. "La carta", "El baño" y “Paisaje de mediodía en Francia”, nos muestran todo el acopio de su saber. Braque, en la "Composición" nos da el agua fuerte, con su carácter de artista moderno. Siendo uno de los creadores del cubismo, al igual que Picasso, su obra bastamente conocida no necesita presentación. La fortaleza del grabado a buril tiene en Cournault y Courtin, exponentes de categoría, y Chagall, artista ruso de azarosa existencia, parte de la cual la pasa en París, y luego en América, donde reside. Su obra es la interpretación sugestiva de las cosas irreales de las fantasías traídas a la realidad, por sus elementos que no se apartan de ella. Las fábulas se prestan maravillosamente para la cuerda de Chagall.

Después, David, Decaris, Desnoyer, alumno de Bourdelle, uno de los que ha adquirido mayor maestría, sobre todo en las litografías de color. Detthow con "desnudos" y Deville con un grupo de grabados modernos, así como el discípulo de Matisse, Dubreuil, que lleva grabadas doscientas planchas, y que con “Las odaliscas", “Peces del mar" y otras obra, al buril, se destaca. El profundo conocimiento de la forma y del movimiento, condujo a Dufy al grabado, y son muchas las piezas de valor que ha creado; entre ellas las que aquí se exhiben, sobre todo “Caballo y las bañistas". Uno de los grabadores que se formó solo, y que atendiendo consejos de J.Villon, logró triunfos decisivos es A. Fougeron. Su “Muchacha del Espejo" y “El Baño" acusan en la técnica del color un conocimiento adquirido y resuelto en su faz artística. Debemos contar a Frelaut, Goerg, Gromaire, hasta llegar a A. Gross, el artista ingles, tan vigoroso. A Pierre Gustalla, Hayter, con ilustraciones, mejor este último en su serie para "El Apocalipsis”. Luego a Hecht, el que imprime en las piezas dedicadas a ''Pantera”, “La última llaga”, y "Negros", su personalidad. Uno de los más jóvenes, Houplain, nacido en 1924, habiendo sido laureado de la Maison Descartes, consigue en las alegorías y grabados de anímales, un fuerte contenido. El pintor y grabador Lang con calles y flores, Lespinasse, que cuenta con maderas en las que vierte motivos marineros, Lotiron con la litografía “Los castaños”, y Lurcat y Marchand, este ultimo con las litografías de “artesianas", para pasar a La Patelliere. Savin, con paisajes y vendimias, Singier con obras interpretativas, como “La siesta de un fauno”, "Danzarinas", etc. Soulas, Tal-Coat con fuentes y escenas de corridas y caballos, heridos. a Veillard en “La Ola”, y a Jaque-Villon. pintor y grabador, alumno del taller de Cormon, y que en sus 400 planchas deja sentada cátedra, sobre todo en las agua fuertes y punta seca, en la que descuella “La Abuela". Walch, Waroquier, Wehrlin, etc., para hallarnos de nuevo a Picasso, representante auténtico de la pintura contemporánea, y que ha logrado en todas las técnicas que ha tratado, así como en el grabado, donde en esta muestra se exhiben dos, “El pintor cogiendo su pincel", y “Gallo", dominio no falto también de ciertos caprichos, en los que no siempre se halla a su altura. Dada la evolución rapidísima en que se embarca tal pintor, es imposible sujetarle en determinada escuela. sino que su personalidad fluye y se disuelve en infinidad de temas y formas de expresarlos, lo que hace de Picasso un artista variado, que capta con la fuerza de su temperamento, el cambiante vivir de nuestra época. La Comisión de Bellas Artes ha logrado con la presente exposición, dar a nuestro público una sensación completa de la evolución del grabado en Francia. Desde el naturalismo, pasando por todas las tendencias, pero dejando sellado el paso personalisimo del “cachet” francés. Sirva por lo tanto tal muestra (aún con sus escuelas que en determinados aspectos no alcanzan un nivel comparativamente parejo a otras que lograron cimentar la técnica del grabado) como ejemplo del valor y la laboriosidad de estos artistas, buscando ceñidamente con sus conceptos, la perfección en la interpretación.

Ir a índice de crónica

Ir a índice de Eduardo Vernazza

Ir a página inicio

Ir a índice de autores