Museo Nacional de Artes Plásticas El mundo expresivo de Augusto Rodin por Eduardo Vernazza Especial para EL DIA
Suplemento dominical
Huecograbado del Diario El Día
Adán y Eva expulsados del Paraíso
Auguste Rodin |
"El Arte es la más sublime misión del hombre puesto que es el ejercido del pensamiento que busca comprender el mundo y hacerlo comprender". Augusto RODIN
El Museo Nacional de Artes Plásticas
exhibe una de las exposiciones más importantes que hayan llegado al
Uruguay. Los genios no sólo crean para su época. Dejan en sus obras una estela de horizontes tan amplia, que de ella buscan la ruta estética las épocas venideras. Augusto Rodin fue uno de los que mejor y más conscientemente vio la evolución del artes plásticas Admirador de Fidias y de la escultura griega a la que observara en sus variantes de forma como un ansioso que desea hallar el secreto de lo intangible, la gigantesca obra de Miguel Angel le cerraba el otro conducto hacia la inmortalidad. Había de quedar en el centro y surgir con fuerza nueva. |
¿Quién que estuviera en su lugar ante esos dos muros podría aventurarse a buscar algo más que definiera otra cosa que aquello que parecía ya terminado, insuperable? Tenia que serlo distinto. Que llevar otras ideas, oíros conceptos y teorías. Rodín poseía la fuerza Infernal y el sensualismo pánico’' que necesitaba su obra. La que despertaría a la nueva vida moderna con la tremenda vitalidad de una verdad que liega a nuestros días, presintiendo toda la ¡nieva generación en su desnuda tendencia de intransferible y directa sensación expresionista. Rodin, con su modelado vibrante, agudo, interpretando a través de los músculos y el movimiento, la eterna figura del Hombre, creó a su vez, una obra que alcanzó nuestro siglo y se puso a la par de sus días, dejando abierta una puerta que como la suya del Infierno, plasmara seres en el sumum de la integridad desesperante. De su escultura surgen las criaturas humanas en ia efervescencia expresionista. Pero todavía están integradas con las dotes de dibujo y modelado. No concibió quizás hasta su Balzac, que la forma podía supeditarse a una manifestación más altamente simbólica. Que podían abstraerse los espejos vivientes de los ojos, y dejar las cavernas como sensación más clara y dramática. Que la bata suplía con ventaja expresiva a la vestimenta natural y común del hombre. Y que todavía, la actitud que pareció en aquellos tiempos increíblemente audaz, pudiera surgir como la de un búho en las sombras. Rodían hahia comenzado la abstracción. Dejando de lado objetivos menos atrayentes para su creación, y atender otros que cubrieran en el alma y e! espíritu, el verdadero vuelo del carácter. No otra cosa era su denodada lucha por la captación¡ del movimiento y del gesto. Supo que podían quebrarse las estables vigencias conocidas hasta entonces. Que si los griegos eran perfectos, y Miguel Angel había creado su raza de gigantes, él tal vez, fuera la concreción vibrante a flor de piel, expresando "desde adentro hacia afuera”, el sentimiento de la humanidad y el carácter del hombre. |
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Poseía el conocimiento hondo, profundo del cuerpo humano, del movimiento de sus músculos, de la nueva visión dinámica, alejada de la pose estática y convencional... Por ello sus modelos caminaban continuamente en su taller, ensayando movimientos y actitudes, a ¡a espera del suspenso del maestro. “Obedezco a la Naturaleza. Yo veo toda la verdad y no solamente la de la superficie. Acentúo las líneas que mejor expresen el estado espiritual que interpreto". Liga de tal manera la naturaleza, los medios que ésta le reporta con su interpretación. Y la expresión que desea aplicar fluye de su arte con la misteriosa vivencia de lo más alejado de su tiempo que de lo más bello de la objetividad. La potencia de su modelado trasunta toda esa vida interior, toda la expresión latiente que desfila en el variado conjunto figurativo creado dentro de las formas humanas. |
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Existe en sus esculturas una tuerza espontánea que parece guiar la profunda conmoción interna, detenida en la sublimación del dolor, la angustia, el pensamiento, la desesperación, la huida, el amor, la belleza, y la vejez que se insulta en su horror, la tierra. Venus, el símbolo. Todo lo aprisionan sus manos llenas del barro que desmenuza y con raro poder crea ese mundo de criaturas que estiran curiosas sus nervios hacia la libre expresión del arte. Como en la danza, ei cuerpo todo debe ser expresión Por algo gustó Rodín de plasmar bailarinas, y en sus dibujos y acuarelas, así como en sus esculturas. encuentran una aliviada y ágil armonía, que escapa como alada del centro terreno. El modelado atraviesa las superficies. Las figuras que sus manos amasan con la vida misma parecen fundidas en sus visiones sensuales y sensibles, elevando la verdad del arte por sobre la verdad de la Naturaleza. Desde la perfección de "La Edad de Bronce" hasta el Balzac, toda su escultura se encadena en esa verdad que no tiene tiempo. La miseria y la grandeza, la fealdad y la belleza, se transformaron por el rito de su escultura en la belleza del arte. El movimiento no adquiere como en Miguel Angel ese ángulo exaltado y visible en el dramatismo angustioso de un más allá que impera en el sitial casi de «n dios. En Rodín se verifica por una concreción íntima de su ser, trasladada a la arcilla en un anhelo infinito de la expresión humana, aún cuando ésta se eleve en poema eterno. De Fidias quizás sintió e! estatismo clásico. Supo Rodín sostener, dentro de la fuerza rugiente de ese mar, que le agitaba, ¡a sobria meditación hacia una estética que en su verás vigencia, no destruía e! símbolo. |
Augusto Rodín nació el 12 de noviembre de 1840 en Paría. Presento su obra “La Edad de Bronce” en eí Salón de 1877. Trabajó muchos años como simple obrero, ayudante en los talleres de Carriere-Belleuse y de Chapu. Fue un admirador profundo de Fídías y Miguel Angel. Sus obras provocaron no pocos escándalos en su época, y el reconocimiento de su talento y su genio llegó, incluso en vida del artista, para premiar la grandeza de su arte. Es en 1900 que se !e consagra oficialmente. En un edificio cerca de la Exposición Universal, que se llevara entonces en París, fueron expuestas casi todas sus obras. En el mes de noviembre de 1917 muere, dejando en su escultura un verdadero testamento que tendrá que ver más adelante con las raíces misma de la evolución moderna. Citas del libro "El Arte. A. Rodin" por Paul Gsel, traducción y prólogo de José Egaña. Ver: La lección de Rodin, por Eduardo Vernazza - Diario El Día (Montevideo) enero de 1962 c/videos Rodin A 50 años de su muerte - por Eduardo Vernazza - Suplemento Huecograbado del diario "El Día" - Montevideo nov 1967 c/video |
#ElSoumayaEnCasa | "La Edad de Bronce" de Auguste Rodin
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por
Eduardo Vernazza
Especial para EL DIA
Suplemento dominical Huecograbado del Diario El
Día
Montevideo, 6 de junio de 1971
Ver, además:
Eduardo Vernazza en Letras Uruguay
Dennis David Doty en Letras Uruguay
Catálogo pinturas y dibujos del artista de Uruguay Eduardo Vernazza por el cineasta Dennis Doty (Irlanda/Estados Unidos)
Editado por el editor de Letras Uruguay
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