Cerámica de Sargadelos

(Lugo, Galicia, España)

por Eduardo Vernazza

Suplemento Huecograbado del diario "El Día"

Montevideo, 20 de setiembre de 1970

Figuras populares - Imagen escaneada, como el texto, del Suplemento del diario El Día

SARGADELOS es un pueblecito de la Provincia de Lugo en Galicia. El renacimiento de la cerámica en este lugar que en 1808 se levantaba contra Napoleón, después ce casi siglo y medio, Luis Seoane y Díaz Pardo, reconstruyen la “fábrica de Sargadelos”, e inician, una nueva etapa. Hasta el día de hoy se mantiene en vigencia, y de sus piezas se acaba de realizar en París una exitosa muestra que nos alcanzó en Montevideo hace un tiempo, mediante el honor de albergar como segundo país la exposición en el Subte Municipal.

Pero aparte de la cerámica como factor industrial y de artesanía fina, se encuentran en esta selección las más originales piezas en su carácter de homenaje a hombres claves de la historia cultural de España.

Así se exhibieron la “Jarra Unamuno” y la Castelao, que constituyen “un reconocimiento obligado a un pasado inmediato que entendió desde distintos ángulos, los valores formales de Galicia, que no pueden ser ignorados cuando se pretende ser auténtico.

La decoración típicamente auténtica, la que los ojos del pueblo observan cotidianamente como una representación de su ciudad o pueblo, es la recogida en muchas piezas de la muestra. Se reflejan por lo tanto decoraciones antiquísimas y ricas en su contenido estético, el que es tomado para ser adaptado a las piezas de cerámica. Un ejemplo lo dan platos y fuentes decoradas con guardas tomadas de los balcones de Galicia. “Por toda Galicia tenemos balcones en casas populares que son más que una manifestación, una explosión de conciencia que el pueblo tiene del arte”.

De tal manera abundan dichos decorados, que se extienden a signos y a composiciones diédricas, bonabalico, monferico, y culmina en obras de una libre como combinada ubicación de signos, de los que se extrae una moderna sensación que se explaya en obras utilitarias, como cafeteras, teteras y tazas, que cobran también formas “paxarica con decorado monferico”.

En cuanto a jarras y floreros, se verifican estilos decorativos ya descriptos. Estos cobran otras formaciones de acuerdo a la imagen del artesano, y hasta la figuración con rostros, tiene asidero en algún florero bea - rei. Otros elementos como animales, cuadros y círculos alados, encuentran fácil destino en manos de los expertos de la cerámica. Una graciosa cantidad de figurillas, otra de profetas y patriarcas, extienden aún más los motivos y la temática que sirve a la nueva versión de la cerámica de Sargadelos, en el laboratorio de su quinta etapa.

La muestra, de importancia en la artesanía, tuvo su realización de acuerdo a los actos que el Patronato de Cultura Gallega organizó en el Uruguay en sus XV Jomadas

En un pequeño libro de Bello Piñeiro, se encabeza sus páginas con este prólogo: “Sargadelos, la empresa industrial que más aliento y prestigio del pasado de Galicia va a resucitar por el amor y la fe que un puñado de gallegos radicados en Buenos Aires, tiene en los destinos de su tierra”. “Se trata principalmente de proteger el nombre de Sargadelos de una utilización comercial sin respeto a su pasado... La vieja industria renacerá justamente al lado de sus propias ruinas y, además de su nombre, el único vínculo estético que tendrá lo nuevo con lo viejo estará en conservar su espíritu artesanal, aristocracia de lo popular que tuvieron las cosas de Sargadelos”. “La nueva manufactura estará perfectamente encajada en las ideas de nuestro tiempo. El grupo de artistas de la Galicia ultramarina que impulsa esta idea dará cabida en ella a cuanto pueda contribuir a la creación de una genuina cerámica gallega”.

En esta nueva etapa de la cerámica de Sargadelos, se ha buscado eliminar el contacto puramente comercial en el sentido frío de la palabra y del hecho. Se ha tenido en cuenta en primer plano la artesanía y su función, con el estilo y la decoración amada por el pueblo. Además, el sentido estético y su continuación original, con la autenticidad de los elementos artísticos españoles y especialmente gallegos. La artesanía cobra de tal manera, por el talento del artífice otras proyecciones que las meramente visuales y utilitarias. Es parte de la vida y se integra a las gentes en su vivir, y en el momento de la admiración enraizada en los sueños del pueblecito, que en España puede resurgir ante los ojos y el alma de los españoles eme en todas las tierras y especialmente en las de América viven.

Don Antonio Raymundo Ibáñez fue el que creó esta industria en Sargadelos, tras no pocas vicisitudes que tuvo que vencer a las fuerzas que en aquel entonces se oponían a su empresa.

Sería largo enumerar todas las épocas que la historia comenta de la industria y la vida de Sargadelos, pero es menester recalcar que esta de la cerámica, le lleva a conciliar el amor de los artesanos por su trabajo, y ei impulso avasallante de un industrial que encabezó una artesanía con la fuerza de un conquistador.

Existe en los trabajos, cierta relevancia en el motivo imaginero español. Un primitivo sentido de la función decorativa, que organizada por el arte de sus ejecutores, maneja una vivida como variante realidad moderna. Aspectos ricos de color, material extraordinario de tonalidades cambiantes y composiciones aún de formas enlazadas, que determinan una original faceta creativa. Cierto tinte que recuerda a la manufactura de la mayólica, no deja de percibirse, pero la realidad manifiesta es que la cerámica adquiere independencia. Dentro de sus materiales están sintetizados poco menos que los personajes y las decorativas riquezas de su estética popular.

Acompañó la exposición otra de dibujos y grabados de la estampa popular gallega. Es totalmente distinto él concepto que priva en tales dibujos y grabados, ya que formalmente se adentran en la visión auténticamente moderna aún conservando sus motivos y temas variados.

Desde el retrato de Alberto Datas <sin título) tratado en trazos firmes e irregulares, buscando ante todo la expresión de un rostro fuerte, hasta el juego sutil de líneas rectas en negros y grises de Rosendo Díaz, encontramos los medios actuales de expresión y oficio. En la xilografía de Escalada, el corte se verifica por impulsos severos en controlar los blancos. Las líneas dinámicas envuelven en círculos y curvas la acción del tiempo y el personaje campesino. Alfonso Gallego nos muestra un dibujo ágil, también con el motivo campesino. Es una figura en trazos rectos compuesta con una intención definida en cuanto a la economía de líneas. Y ya casi en el simbolismo algo expresionista, se conceden vigor a los grabados de Sevillano, Rey Patino, y a la dramática estampa de Alonso, “O mar de travesía”.

(Anotaciones de "Cerámica de Sargadelos" de Bello Pineiro)

CERAMICA DE FABRICA DE SARGADELOS ANTIGUO . LUGO

Sargadelos - Tierras Gallegas elaboradas con ideas de nuestro tiempo.

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