Presentación de Garúa |
Fuerza vital, ternura, sagacidad psicológica para la creación de personajes, acertada captación de los escenarios que dan apoyo a seres de genuina carnadura, y un estilo llano y vivaz que no elude, por momentos, el hallazgo metafórico, son atributos que enriquecen este nuevo conjunto de cuentos que nos entrega Ada Vega, cuya obra ha obtenido ya múltiples distinciones. La indudable cercanía de la autora con su entorno, su mirada penetrante para captar lo real en sus matices más sutiles, nos permite acceder al drama de lo cotidiano de las zonas pobres, desnudas, oscuras, o a la evocación de la niñez recuperada con emoción y nostalgia. Ada posee un pulso certero para trazar los perfiles de nuestra realidad a través de sus pobladores, de sus peripecias de vida, así se trate de “el último taita”,”laburante”, “buen tomador de vino”, “ganador de mujeres” y —por supuesto— “guapo” (aunque sepa perder) o de esa Edelmira Dos Santos, “mulata clara, nacida por la frontera”, astuta y bondadosa mujer de pueblo que logra, con gracia y habilidad, resolver engorrosas situaciones. O de las variadas figuras campesinas que llevan a cabo su oficio de vivir en las campiñas de nuestra tierra o, con artilugio de maravilla, se remontan desde ella (en clara proyección fantástica), como el risueño personaje femenino protagonista del cuento “Volando bajo”. Ada elabora en “Garúa” un universo ficcional propio donde la amenidad es virtud permanente y se une a la fluidez del decir tanto como al certero manejo de la anécdota y al buen registro descriptivo. Libro que sentimos muy próximo, cuya lectura cala hondo en nuestra sensibilidad, tal vez porque lo reconocemos también un testimonio vivo de un momento histórico crucial que
accede con felicidad al nivel del arte. Sylvia Lago - escritora |
Ada
Vega
De "Garúa"
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