Que Hoteles los de Montevideo ....

Estimados lectores de Raíces. Los invito a recorrer algunos de los hoteles de Montevideo en que pudieron  hospedarse nuestros abuelos.

Estoy seguro de que se van a sorprender bastante. Y se van a dar cuenta de que, proporcionalmente, antes se vivía tan bien o mejor que ahora. Claro, igual que hoy en día, había que tener dinero suficiente para visitar los tres hoteles que hoy les selecciono. (No se alarmen, que otro día les hablaré de algunos más baratos...)

Vamos a empezar por el HOTEL ESPAÑOL, el que figura en la foto que acompaña este artículo.

Primero que todo, y con sumo orgullo, todos los avisos mostraban el nombre de sus propietarios. Nada de Sociedades Anónimas ni gerentes ni expertos en RRPP., ahí daba la cara el propietario en persona y como tal se hacía responsable del trato a los clientes.

El dueño del hotel se llamaba JUAN ERASUN y era, por supuesto, un español que había llegado como inmigrante y había trabajado duro hasta instalarse en plena Plaza Independencia.

Fíjense que ubicación: nada menos que la esquina de Sarandi y Juncal, es decir donde hoy está ubicado el Edificio Ciudadela.

La propaganda hacia hincapié en la ubicación, especial para comerciantes y para familias. Si, no se rían, antes no había turistas sino que viajaban las familias en equipo. Especialmente apto para las que iban a tomar baños de playa en Pocitos o

Ramírez y también para los que gustaban de concurrir al Hipódromo de Maroñas.

Amigos, si no les gusta el lugar los invito a visitar el HOTEL ROYAL en la calle Piedras, entre Misiones y Zabala. Claro que hoy puede que no les guste el lugar para hospedarse pero en 1905 era excelente, en plena ciudad Vieja, a solo 4 cuadras del puerto. El dueño se llamaba Bautista Bidegain y le encantaba recibir personalmente a los huéspedes. Hombre razonable, ofrecía piezas lujosas y piezas modestas pero recalcaba la existencia de un salón de lectura, al que había dotado de libros, revistas y periódicos. Un cartel rezaba tres detalles del establecimiento: confort, esmerado servicio y precios módicos. Y algunos detalles no menores: un gran comedor para banquetes, restaurante a la carte y bodega de primer orden.

Si os queda alguna duda el dueño les insistía en que tenían a la puerta servicio de mensajeros, teléfono y líneas de tranvías. Para no perdérselo.

Pero bueno, si Uds. resultan exigentes permítanme guiarlos hasta el HOTEL SPLENDID del Sr. Gustavo Severi. La ubicación era inmejorable, frente a la Plazoleta del Teatro Solís. (Hoy no lo encontraréis porque es una plaza baldía pero antes había un hermoso edificio).

El reclame en este caso insistía en las instalaciones modernas e higiénicas. Por supuesto que se recalcaba que los tranvías pasaban a la puerta pero  también era apto para farristas porque los salones quedaban abiertos hasta altas horas de la noche, mientras hubiera gente. Y el salón para banquetes tenía capacidad para 300 comensales.

Qué tiempos aquellos, verdad?

Otro día los llevaré a ver opciones más modestas.

Juan Antonio Varese
Revista Raíces - Los barrios y su gente - Nº 32
Junio 2003

 

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