La teoría antropológica y los estudios postcoloniales |
Introducción
Si
bien es conocido que los estudios antropológicos han investigado
infatigablemente, por una demarcación disciplinaria, desde hace más de
un siglo, el tema de lo “ominoso” (umheiliche), esa suerte de
proyección que nos identifica con lo “otro” reprimido y su lenguaje
alegórico e “incestuoso”, asunto que quizá permitió descubrir el
misterio del inconsciente primitivo y “oscuro”, investigaciones que en
su versión más radical permitieron el cuestionamiento de la visión
etnocéntrica del observador omnisciente y privilegiado. Además, es
necesario consignar, que ha sido objeto de interés etnográfico y
meta-antropológico, la tribu de etnógrafos que escribe sobre estos temas
exóticos y sobre su propia escritura de la “otredad”. Pero, debemos
reconocer que, este campo de estudios e intereses académicos es
compartido con los “estudios postcoloniales” que se dedican a estudiar
las culturas en conflicto, tanto en el pasado como en el presente
colonial, investigando los restos arqueológicos que descansan en el
“archivo de indias”, tema que excede al esfuerzo de una “antropología
americanista” que curiosamente comparte el mismo objeto de estudio y la
misma actitud hermenéutica de los estudios postcoloniales, aunque con
cierta ingenuidad teórica que no parece aprovechar la contribución de
ilustres antropólogos, B. Malinowski, C. Lévi-Strauss, V. Turner, C.
Geertz, entre otros. Una
explicación meta-etnográfica de este mutuo desconocimiento
(inter)disciplinario debería reconocer que la división académica de
trabajo y la proliferación de áreas de estudios que aparentemente
comparten objetos y metodologías, producen comunidades recíprocamente
desconocidas dentro del campo científico de los estudios del hombre y sus
productos simbólicos. Como
la antropología siempre se ha ocupado del “otro” y cuestionado teóricamente
su propia objetividad en el estudio de comunidades excéntricas, en este
caso y en un ejercicio de reflexión meta-antropológica, nos ocuparemos
de estas comunidades de escribas mencionadas. En una primera parte nos
referimos a los temas clásicos de la observación participante y la
interpretación en antropología, luego, a la discontinuidad de ciertos
temas centrales dentro de la discusión etnográfica, en tercer lugar, nos
ocupamos brevemente del interés que tienen los estudios postcoloniales,
especialmente en lo que refiere al concepto de pensamiento del borde
y su de-colonización planteados en la “diferencia colonial”
según W. Mignolo y finalmente, tratamos otra disciplina que comparte con
la antropología, el campo científico de los estudios del hombre con el
afán de lograr una ansiada explicación total y universal del fenómeno
humano, es decir los estudios metafísicos de la cultura que presentan una
discontinuidad arqueológica con el interesante proyecto de F. W.
Schelling expresado en su Introducción a la Filosofía de la Mitología
de 1825. Quizá resulte obvio, pero conviene expresar que trataremos de un
conflicto de interpretaciones en el campo científico a propósito de cuál
es la disciplina que más herramientas teóricas ha producido para el
estudio crítico de las culturas y la mitología producida por las
diferentes comunidades humanas. l.
Observación e interpretación. Unos
años antes que Michel Foucault lo expresara en su Arqueología del Saber
de 1969, Claude Lévi-Strauss examina en 1962 la relación entre los
conceptos de episteme y de saber a través de su
profundización de lo diferente en las nociones de ingeniero y
bricoleur, tópicos que reaparecen en las controversias actuales entre
la antropología moderna y la antropología posmoderna: "En un
sentido, por lo tanto, la relación entre la diacronía y la sincronía ha
sido invertida: el pensamiento mítico, ese bricoleur, elabora estructuras
disponiendo acontecimientos, en tanto que la ciencia, "en
marcha" por el simple hecho de que se instaura, crea, en forma de
acontecimientos, sus medios y sus resultados, gracias a las estructuras
que fabrica sin tregua y que son sus hipótesis y sus teorías" (Cap.
I, La ciencia de lo concreto, 43). Se
trata de una comparación etnocéntrica entre diferentes tipos de
instituciones culturales, una ciencia taxonómica de lo concreto del
hombre primitivo y la ciencia formalizada civilizada que, aún se plantea
el gran tema epistemológico de la demarcación disciplinaria, para
distinguir entre ciencia y no-ciencia. Ambas se vinculan con los estudios
de la antropología actual e implican al menos dos dimensiones. En primer
término, el contexto de la justificación de las teorías, y en
segundo lugar, el contexto de descubrimiento que se encuentra
generalmente relacionado con la observación empírica. Estas dimensiones
han tenido como consecuencia la enunciación de disquisiciones semánticas
provenientes de un tercer contexto invisible: el académico. En
estos contextos se escribe y teoriza sobre conceptos tales como: sujeto,
identidad, comunidad, diálogo, lenguaje, escritura, temporalidad, cultura
e historia; que son núcleos monumentales de los temas míticos que la
comunidad antropológica estudia y reproduce en diversos textos. Podría
afirmarse que estos textos antropológicos devienen restos arqueológicos
del pasado colonial, porque si bien se ha puesto de moda analizar la
escritura de autores ilustres como Sir James Frazer y el Conde Bronislaw
Malinowski, por ejemplo, no se ha trabajado todavía sobre la escritura de
ciertos autores que han tratado los temas arriba mencionados, autores que
no pertenecen estrictamente al campo de la Antropología. Algunos
antropólogos como Rik Pinxten se enfadan cuando actualmente temas tales
como autoría, obra y escritura son discutidos y considerados sustantivos,
dice "No deberíamos "reinventar" lo que podríamos
aprender fácil y provechosamente de nuestros colegas en otras
disciplinas" y allí menciona a los estudios retóricos de Chaïm
Perelman (Reynoso, 262). Esta controversia, tal vez pueda explicarse,
considerando la necesidad de recuperar en los estudios antropológicos las
contribuciones acerca de los géneros narrativos que han sido dejados de
lado en beneficio de consideraciones epistémicas de la forma estructural
abstracta por encima de las descripciones concretas de los estilos de
comunicación. Considerando esto último parece difícil establecer una
demarcación precisa entre Malinowski y Rodó como sujetos de
estudio. En una ilustrativa página de Los argonautas del Pacífico
Occidental donde narra en forma figurada Malinowski: Hasta ahora hemos navegado por mares de un azul
intenso limpio, donde los bajíos de coral, con su variedad de formas y
colores, con su maravillosa vida de plantas acuáticas y peces, son espectáculos
fascinantes; un mar enmarcado por todos los esplendores de la selva
tropical, con volcanes y montañas como telón de fondo, con vivas
corrientes de agua y cascadas, con nubes de vapor que se arrastran entre
los altos valles.
(p. 65) El
contexto de justificación de la teoría funcional materialista del
ilustre antropólogo (Londres) y el contexto de descubrimiento (Islas
Trobriand) se fusionan en la escritura mediante la habilidad del narrador
y la capacidad heurística del científico, planteando las siguientes
interrogantes que no son de pertenencia exclusiva de la Antropología: La
paradoja del observador: 1)
¿Cómo hacer para que en Londres entiendan el léxico kiriwiniano
descontextualizado? (B. Malinowski). La
paradoja de la interpretación: 1.
¿Cómo interpretar la oralidad primaria de un indígena? ¿Existe
realmente la oralidad primaria de W. J. Ong? (J. Derrida: archiescritura). 2.
Discontinuidad arqueológica: episteme & saber
Como
hemos visto, estas cuestiones teóricas acerca de la observación e
interpretación están relacionadas con las perspectivas que presentan las
actuales lecturas académicas que versan sobre el legado de Malinowski.
Algunos trabajos critican -anacrónicamente- en forma repetida su endeble
teoría empirista y funcionalista, en tanto otras redecubren su
competencia como escritor de temas exóticos para la época y su admiración
por el novelista Conrad. Pero ambas lecturas no reparan en «El problema
del significado en las lenguas primitivas» (1923), un artículo
recopilado por C. K. Ogden y I. A. Richards en el Significado del
significado ni en el hecho que Malinowski realizara observaciones
pioneras respecto a la clasificación de los géneros narrativos y estilos
de comunicación a partir de la observación y recopilación de leyendas y
mitos, tal como lo hace, por ejemplo, en Los argonautas del Pacífico
Occidental. Estos estudios lo aproximan a V. Propp y a M. Bajtín,
especialmente los aportes de este último respecto al estudio de los tipos
y géneros discursivos como documentos de transmisión de la cultura. Pero
esta línea de trabajo de "etnología hermenéutica" se olvida
cuando Lévi-Strauss toma una posición determinante a favor del modelo
estructural ginebrino. Según Voloshinov (1992), se trata de una forma de objetivismo
abstracto basada en el modelo lingüístico de Troubetzkoi y de
Saussure. El estudio crítico y negativo de la teoría actancial es
desarrollado por Lévi-Strauss en «La structure et la forme. Réflexions
sur un ouvrage de Vladimir Propp» (1960), allí explica las razones por
las cuales rechaza el modelo narrativo (¿formalista?) basado en el
estudio y recopilación del cuento oral ruso elaborado por V. Propp. Sin
embargo debemos ser justos con un "giro", no siempre reconocido
que realiza Lévi-Strauss cuando expresa: "La historia es un conjunto
discontinuo formado de dominios de historia, cada uno de los cuales
es definido por una frecuencia propia, y por una codificación diferencial
del antes y del después" (1962, 376, cursivas nuestras).
Naturalmente que su argumentación ronda siempre el tema de la oralidad y
la escritura sin que esta reflexión llegue a permitirle relacionar la estructura
inmanente e in absentia del modelo lingüístico con relatos míticos
cuya forma concreta de expresión social y registro, nunca interesó al
ilustre antropólogo francés. Es como si los mitos fueran puramente
universales inconscientes (paradigma) y nunca fueran expresados (sintagma)
por un bricoleur, y por lo tanto, escuchados, transcriptos y
analizados por un ingeniero. La
discusión a propósito del modelo estructuralista relacionado con las
diversas disciplinas cobró tal auge y, especialmente en Francia,
contribuyó a desviar la atención que se había puesto en el estudio de
los soportes materiales y los estilos de los géneros narrativos. En este
sentido, la prometedora línea de investigación sobre estos géneros
iniciada por Malinowski no se ha conectado todavía con las contribuciones
de Propp, con la excepción del antropólogo belga Jan Vansina que al
estudiar la tradición oral en África analiza los géneros literarios así
como los diversos tipos de testimonios en una cultura no occidental. Estos
estudios de Vansina pueden parecer demasiado empíricos para los espíritus
teoréticos, pero en realidad son útiles para comprender las complejas
estrategias de comunicación y el análisis de las fuentes que produce el
"pensamiento salvaje" del indígena. Esta
reflexión está directamente relacionada con las interesantes aporías teóricas
y metodológicas de los antropólogos posmodernos que ahora se involucran
en el proceso transcultural de relacionar la observación (descripción) y
la interpretación (hermenéutica) del saber subalterno de los márgenes. Este
problema se relaciona con la tradición metafísica de la presencia en la
escritura y el mito de la racionalidad en occidente. Una lección de
lectura muy interesante es la que propone Kuhn en The structure of
Scientific Revolutions (1962), en el capítulo XI, llamado "The
invisibility of Revolutions", explica la reproducción escolar del
científico de acuerdo a la interpretación del archivo disciplinario,
es decir al modo de leer y escribir en forma sincrónica y acumulativa a
una ciencia sin historia social. Lamentablemente las discusiones acerca de
la obra de Kuhn se fijaron en la lectura y el comentario literal de la historia
interna y la historia externa de la ciencia. Las comunidades de
lectura domesticada reproducen un habitus "demarcado" por una
tradición cuyas tecnologías invisibles tiene básicamente un
fundamento curricular disimulado por cuestiones teológicas
“trascendentales”. Esta demarcación es superada en el área de los Cultural
Studies dedicados, aunque no exclusivamente, al análisis de la
cultura contemporánea, se interesan entre otras cosas, por el análisis
de las mitologías y las leyendas del folklore mediático, figuras del
cine, la televisión y la cultura híbrida producida en las relaciones
entre formas culturales diferentes. Se ha publicado una interesante
discusión acerca de la coherencia teórica de los Cultural Studies
realizada por el antropólogo argentino Carlos Reynoso, un conflicto en el
campo como diría Bourdieu, porque como lo reconoce el crítico
mencionado, los estudios culturales, a pesar de su hibridez teórica, se
apropian de temas actuales de la cultura que la Antropología ha dejado de
lado debido primero a una antigua división del trabajo: la sociología
debía estudiar y teorizar los comportamientos urbanos occidentales y la
antropología estudiaría culturas exóticas en el margen de la colonización.
A partir de esa temprana división del trabajo intelectual, se ha creado
un campo entre ambas disciplinas que ahora ocupan los Cultural Studies,
ellos se ocupan, entre otros, de los temas de la vieja sociología
funcionalista de Paul Lazarsfeld y la sociología de la comunicación,
entre otros, y también estudian las configuraciones del Otro subalterno. 3.
La diferencia colonial: "los mitemas de la palabra ajena". Como
muy bien lo expresa el joven crítico marxista Orlando Bentancor es
posible afirmar que "el libro Orientalism de Edward Said,
publicado en 1978, inaugura una nueva área de estudios dentro de la
academia norteamericana, que ha sido denominada análisis del discurso
colonial, o más comúnmente, teoría postcolonial. Orientalism analiza
aquellos textos coloniales en los cuales Europa se representa a sí misma
y a sus Otros haciendo uso de una combinación del pensamiento
postestructuralista foucaultiano y el marxista gramsciano. El resultado de
la investigación de Said es la célebre y popularizada tesis según la
cual el Otro colonizado no es sino una proyección de los miedos y deseos
de Europa emboscados tras una aparente descripción objetiva y científica.
El análisis de las tensiones entre saberes locales y cultura imperial fue
emprendido con éxito por los sucesores de Said desde perspectivas teóricas
diferentes, algunas de las cuales son el psicoanálisis de Homi Bhabha, la
deconstrucción de Gayatri Chakravorty Spivak, el feminismo de Chandra
Mohanty, y el marxismo de Aijaz Ahmad". A
partir de ciertas consideraciones del antropólogo Walter Mignolo (2000)
es posible extraer algunas conclusiones. En primer lugar, el concepto de
"geohistorical location" a propósito del proceso de decolonization
le permite realizar propuestas sobre el re-conocimiento del pensamiento
del borde (border thinking) o pensamiento "gnóstico". En
segundo término, este análisis le habilita a afirmar que estratégicamente
la de-construcción europea no es un concepto suficientemente comprometido
con la realidad del Tercer Mundo. De acuerdo a esto, Mignolo considera
necesario introducir la idea de diferencia colonial, para con ella
comprender la interacción del logos europeo con las comunidades del Nuevo
Mundo, lo cual comporta el conjunto del archivo colonial así como la
combinación de descripciones de las formaciones culturales y sociales de
la conquista hasta el presente. Este razonamiento posee aspectos
sustantivos relativos a hacer explícita una segunda estrategia de
de-construcción a propósito de los temas coloniales que tiene como
consecuencia el reconocimiento de un/nuestro "pensamiento del
borde". Todas estas consideraciones se refieren tanto al objeto
de estudio, como al contexto de descubrimiento y al contexto de
justificación con respecto al reconocimiento de la escritura del
otro. Así estamos completamente de acuerdo con el O. Bentacor cuando
afirma: "Según Mignolo y parte de la crítica latinoamericanista la
exigencia de descolonización del pensamiento obliga al crítico
postcolonial a tomar distancia de formas de pensamiento modernas y eurocéntricas.
El carácter singular de la diferencia colonial hace de ésta una materia
sutil que no se deja apresar por las mallas de la diferencia sexual,
racial o económica. El pensador postcolonial no puede aplicar
irreflexivamente la noción de diferencia heredada de la deconstrucción
en particular o del postestructuralismo en general cuando intenta
aproximarse a la idea de diferencia colonial. La razón de esto se
encuentra en que la diferencia colonial no es un caso particular de una
generalidad mayor que sería la diferencia postestructuralista sino
consecuencia de contextos de dominación colonial". Si
bien nos parece acertada la observación que realiza Bentancor a la
argumentación de Mignolo. Es necesario distinguir entre descripción (análisis
puro o Erklären) y adscripción (teoría crítica y Verstehen).
En este sentido -francfurtiano- debe señalarse en el nuevo contexto
globalizado, por un lado, la diferencia política que existe entre la enajenación
(Entäusserung) en el mundo reificado por la razón instrumental y los
problemas de la justicia distributiva marxiana -la sublimación represiva
marcusiana- y por otro, el extrañamiento (Entfremdung) que ahora
refiere al reconocimiento del Otro, tal y como lo plantea N. Fraser. Un
prefacio a Marx debería explicitar a propósito del "conflicto faústico
de las facultades", que la academia es una oficina weberiana que
reproduce una forma de producción, que tiene sus modos y sus
relaciones de producción de la escritura y sus fuerzas
productivas: dominantes y dominados. Este campo en el cual las fuerza
productivas se rigen por la racionalidad instrumental exige una nueva lección
de escritura (Lévi-Strauss/Derrida/Mignolo), especialmente dirigida
para analíticos socráticos, literales "cerebros en una
cubeta". En este sentido resulta auspicioso que la diferencia
colonial de Mignolo proponga una diferencia "específica"
que muestra y borra (Aufhebung) mediante un pliegue, la diferencia, por
ejemplo, en lo que hemos dado en llamar modos de producción de la
escritura, inspirados en Derrida y Foucault. Aún y cotidianamente la
metrópoli exporta bienes primarios de consumo, esto es, libros, que
algunas colonias leen en forma tardíamente prolija, parsimoniosa y
caritativa para finalmente producir un prolijo "informe para la
academia" en spanglish ya no en la configuración del antiguo
orden colonial, sino como agentes dominados por una dependencia
imaginaria. Aunque
el nuevo evangelio (gospel) gnóstico de Mignolo presenta una forma
eufemizada y políticamente correcta de exorcizar los ritos de posesión y
la identidad del antropólogo colonizado, ilumina a quien escribe, cuyo
genoma o estructura elemental de parentesco, indicaría en una descripción
densa, una mezcla genética de italianos, españoles, judíos y
magiares, y que con respecto a hablar en lenguas posee un habitus
cuya competencia es casi carismática. Identidad ambigua del sujeto
trascendental que se analiza mediante categorías polimórficas y que
lamentablemente no se excluyen: ¿ingeniero o bricoleur? Creemos que el término
gnosis plantea una superación de esta dialéctica de la alienación
de las fuerzas productivas (escribas) a propósito del espacio geopolítico
post-colonial. Para
concluir, con respecto a la praxis o acción estratégica que
involucra al investigador enfrentado a una elección: la teoría crítica
de la reificación de la vieja escuela de Francfurt o el análisis metafísico
y cognitivista de la normativa gramatical de una sub-variedad estándar.
Desde el punto de vista teórico nativo, es críticamente necesario no
reproducir una sub-variedad lingüística vernácula, -pidgin o spanglish
jargon- producida por un deseo de trascendencia racional marginal,
pensamiento que parece creer implícitamente que el relativismo cognitivo
expresado por el discurso del hipercorrecto Boom of Indigenous
Development es trivial y no plantea problemas teóricos. Una
decisión geopolítica para interpretar el archivo rizomático y la
maquiladora, demanda una iluminación argumentada y descolonizada como lo
sugiere Verdesio, y creo interpretar que el gnóstico de la nueva koiné,
según Bentancor, no debería olvidar los Manuscritos marxianos de 1844. A
propósito de rizomas, con el mismo entusiasmo de Bentancor creemos que
resulta muy eficaz la nueva forma de interpretar la clásica relación
binaria procesual que expresa la "dialéctica negativa" mediante
la noción de des-, re-, ex, pliegue, una interesante forma de
articulación barroca de términos que han popularizado Deleuze y Guattari
para ex-plicar o etimológicamente "des-plegar" por ejemplo las
"im-plicaciones" en la constitución de L'homme machine
de La Mettrie ( Leyden 1748). Escribiendo desde confines provinciales y en nuestra "historia local", estamos ante el advenimiento de una "buena nueva" término que refiere a evangelio (eu-angelion), buena nueva que re-pliega la crítica de la razón verbal pura de los ingenieros monológicos en la hermenéutica dialógica de los bricoleurs: un mensaje de esperanza para los condenados de la tierra en la nueva koiné globalizada en la cual el emperador Bush junior expresa la actitud proposicional de una gran tribu: “La guerra es la paz”. Ave César. |
Ruben Tani Dpto. de Antropología Social y Cultural, Universidad de la República. Uruguay.
Antropólogos Iberoamericanos en red Nº32
Octubre, 2003
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