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Llegó la murga: una tradición carnavalesca ensayo de Héctor Sommaruga |
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Aspecto de "Gente común", cuadro de Agarrate Catalina (2011). Fotografía digital: Astrid Carmona |
Coro de Agarrate Catalina (2011). Fotografía digital: Astrid Carmona |
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Resumen: Se analiza el fenómeno cultural de la murga, género musical cuyo origen se remonta a la chirigota española y que evolucionó hasta conformar una las tradiciones más ricas del carnaval de Montevideo, en Uruguay. Instrumentos típicos, intervenciones dramáticas y letras de canciones en las que permea la crítica política y social constituyen la esencia de esta fiesta que se realiza cada año entre los meses de febrero y marzo y que durante cuarenta días alegra las calles y barrios de una de las ciudades más pequeñas del planeta. Palabras clave: música vocal; compositores; músicos; artistas escénicos; Montevideo The murga has come: a carnival tradition from Uruguay Abstract: This paper analyzes the murga's cultural phenomenon which is a musical genre dating back to the Spanish chirigota and which evolved to become one of the richest traditions of Montevideo's Carnival, in Uruguay. Traditional instruments, drama plays and songs' lyrics permeated by social and political criticism, constitute the essence of this festivity celebrated year by year between February and March, livening up the streets and neighborhoods of one of the smallest cities on the planet. Key words: vocal music; composers; musicians; performers; Montevideo El invierno va pasando lento, apuñalando una y otra vez los retoños primaverales con ráfagas de un frío tajante, salpicado de tormentas. Y en los huecos de sol caliente en ese típico cielo azul que muestra con orgullo la bandera, el ánimo se entibia, más bien a tropezones. Aquí y allá, por los barrios de Montevideo, que son muchos aunque la ciudad es chica, empiezan a oírse los primeros coros aún desarticulados al son de bombos, platillo y redoblante. Y entre alguna grapa miel y el infaltable tinto, las voces poco a poco afinan y crecen, asaltando la noche desde los más pintorescos galpones y salones comunales. El carnaval anda medio lejano, pero la murga, que aligera la corriente sanguínea de los uruguayos, ya empieza a echarle aceite a los pistones para su próxima marcha. somos todos obreros concientizados en la lucha del pueblo. La murga habla, la murga canta, la murga dice cosas que por ahí otros sinvergüenzas no se animan a decir (Luna, 1989: s/n). El inicio de las murgas parece tan viejo como el tango. A principios del siglo XX llegó de Cádiz, España, una agrupación conocida como chirigota. Resulta que sus integrantes, pasadas las actuaciones de compromiso, se quedaron sin dinero para el regreso, así que comenzaron a llevar su espectáculo a las calles bajo el nombre de 'La gaditana que se va', con el fin de juntar capital para los boletos. Tras el cómico episodio en una ciudad pequeña como Montevideo, algunos uruguayos empezaron a practicar un espectáculo similar, muy adecuado para la época del carnaval. Y así, sarcásticamente, surgieron las primeras murgas. Desde hace mucho, las murgas en Uruguay, junto a los desfiles, no sólo son parte medular del carnaval, sino que por décadas se han 'institucionalizado' hasta el punto en que deben cumplir una serie de requisitos primordiales para presentarse ante el público y, especialmente, al concurso anual que se desarrolla en un teatro al aire libre en los meses veraniegos de febrero y marzo, y al que, hoy por hoy, asisten miles de personas. Según cálculos, el público de estas fiestas es mucho mayor que el que concurre a los estadios a ver partidos de fútbol, lo que es decir bastante en un país con la tradición futbolística de Uruguay. Así, una murga es una especie de ópera popular en donde hay música, letras llenas de humor y protesta, coros, escenografía, vestuario y maquillaje. Todo es color, alegría, humor negro que delata situaciones sociales y políticas que siempre golpean sin pudor a los uruguayos. No es casualidad que, en los aciagos años de la dictadura, muchas murgas y sus integrantes fueran prohibidos, encarcelados o exiliados. Las reglas dicen que una murga debe estar compuesta por diecisiete integrantes en escena: un director, trece cantantes y tres músicos más en la batería. El director se encarga de pasar las diferentes tonalidades de las canciones, a veces guitarra en mano, dirige y lleva el ritmo del espectáculo. En cuanto a lo que llamamos 'batería', se trata de los instrumentos que conforman la parte musical: platillos (tipo Char-leston de 13" o 14", redoblante y bombo. Pero los cantantes de hoy, si bien son gente de pueblo y, en general, no se dedican a la música profesionalmente, deben tener ciertas cualidades, por lo cual la mayoría de las agrupaciones pasan por ciertos procesos de selección. Las voces de una murga (bajos, segundos, primos, sobreprimos y tercia) arman un coro muy especial que consiste en muchas alternancias de voces, siendo en general la de los solistas de un tono agudo y nasal muy particular. El largo carnaval uruguayo dura más de cuarenta días, entre febrero y marzo de cada año. Durante el siglo XX era común que, poco antes del evento, en muchas de las esquinas montevideanas se armaran tablados. Postes y tablones, luces que bajaban corriente de las columnas cercanas, sillas prestadas por el municipio, todo debía ser arreglado para que llegara la mayor cantidad de gente y abarrotara la calle. Hoy en día, son pocos los tablados callejeros. Clubes sociales, canchas barriales y espacios semice-rrados hacen negocio en carnaval. Pero la fiesta del dios Momo corre por las venas de todos, así que difícilmente no hay celebración, a no ser que una de las abruptas y furiosas tormentas de verano la pospongan para otra noche. Cierto que no sólo van murgas a los tablados. Hay una buena cantidad de variantes en el carnaval: sociedades de negros y lubolos (las llamadas comparsas), revistas, parodistas, humoristas, y por ahí hasta se contrata algún folclorista o grupo de rock de gran popularidad que incluya candombe o murga en sus canciones, como el caso de Jaime Roos, La vela puerca, o No Te Va Gustar, entre tantos otros. Pero, por lo general y salvo ejemplos mencionados, la noche de tablado termina ya en la madrugada con el show de una murga. Y la gente se amontona y entusiasma; aunque siendo uruguayos no les falta a muchos el 'ojo frío y calculador' de la crítica. En el fondo, todos se divierten y por un rato dejan de lado los conflictos que agobian a una sociedad en donde las quejas y las críticas están tan arraigadas que si llegaran a desaparecer los problemas, entonces se haría un paro general y hasta una revolución para que volvieran. El torrente sanguíneo se acelera. Desde atrás del tablado, la batería comienza a sonar con su clásico ritmo. Y por ambos lados van apareciendo los integrantes de la murga, entonando la canción del saludo. Justamente, una de estas canciones, creada por la murga La reina de La Teja, ha perdurado en el tiempo y es un clásico del repertorio: Malvín, vieja barriada sin fin, junto al Buceo sientan el latir viejo Palermo, Barrio Sur gentil esperen siempre nuestra voz del Pantanoso con amor. Cordón, Cerrito Lindo, hermosa Comercial, Reducto Franco y la Villa Muñoz, entrelacemos el cantar, Punta Carretas se unirá. En Carrasco será, tal vez Nuevo París de que unamos el canto adquirido. Goes, Brazo Oriental, Capurrense feliz, llegaremos al Sayago amigo. Y en el Paso Molino hemos de recordar su verde prado que nos vio pasar, algún domingo que faltó la chiquilina del lugar. Llegar a nuestro hermoso grande Belvedere, la misma brisa impulsa al Cerro fiel, Villa Española y Peñarol, Aduana hermosa que acunó en su pecho el soñar de aquél que al emigrar no esperaba ser tan bienvenido. Y a Maroñas triunfal, con la Aguada total nuestros lazos ya están compartidos. Borro, Piria y La Unión, Aires Puros, Colón, Piedras Blancas sentirá el latido por ser del carnaval... Es un saludo que apareció hace décadas, escrito por José Morgade. ¡Y claro que es un clásico! Si menciona a una buena parte de los barrios de Montevideo. Y si algo tiene esta pequeña ciudad portuaria franqueada por las aguas café-verdosas del Río de la Plata es el orgullo a flor de piel. Así, la murga ya tiene a la gente en el bolsillo. Los disfraces y maquillajes multicolores, muchas veces diseñados de acuerdo a los contenidos del carnaval, recrean y definen un tema de interés. Tras la entrada, apenas empieza la función, porque seguro abordan el asunto central (político, social...) con una canción de crítica. Tal vez luego introduzcan un canto de homenaje a alguien o algo en particular, para luego ir preparando el final con una glosa y la no menos popular canción de retirada. Y otra vez, luego de casi una hora de espectáculo, la batería resuena en la madrugada mientras los integrantes de la murga van bajando del tablado, hasta que por último, ya desde atrás del escenario, la música se apaga poco a poco al tiempo que los músicos abordan el vehículo que seguramente los llevará a continuar el show en otro lugar. Y todo esto con sólo unos platillos, redoblante, bombo y un pequeño coro. Es el espíritu del carnaval más largo del mundo, que nace y muere cada verano en una de las ciudades más pequeñas del planeta. “Se va. se va la murga.”. Referencia: Luna, Canario (1989), "Murgas uruguayas, la voz del pueblo", en El Clarín, 4 de mayo de 1986, Buenos Aires. El Autor: Héctor Sommaruga A. Músico egresado de la Facultad de Humanidades y Ciencias de Uruguay. Estudió guionismo en el Instituto Superior de Arte de La Habana, Cuba. Ha sido profesor de música en el Centro de Actividades Culturales de la Universidad Autónoma del Estado de México, concertista, editor y escritor. Fundó y dirigió la revista político-cultural ZonAlta. Entre otros libros, ha publicado la novela Tormenta en el páramo (UAEM/IMC, 1997) y el ensayo Mozart en las aulas (UAEM, 2000), además de varias plaquetas de cuento y poesía. Ha sido antologado en Roda mundo roda gigante (Sao Paulo, 2005) y Letras del desamor (Montevideo, 2006), entre otros. |
ensayo de Héctor Sommaruga
Publicado, originalmente, en:
La Colmena, Nº 84 • octubre-diciembre de 2014 • pp. 69-72 •
ISSN 1405 6313
La Colmena, revista de la Universidad Autónoma del Estado de México - Instituto Literario
Link del texto: https://lacolmena.uaemex.mx/article/view/5339
Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce
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