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Sueño reciproco
Un álamo está ardiendo
como la zarza bíblica.
Pero si allá andaban dioses
en este sueño
caen alas
vuelan hojas
llueven cortezas
hechas ascuas
rojos ojos.
Pero -Dios mío-
esas alas, esas alas
cuyas plumas son hojas
tremolantes y encendidas
¡están vivas!
Me miran. Me llaman.
Me despierto.
Esos ojos inteligentes
me han dado
cierta vida:
si yo los soñé un instante
ellos también me crearon
en recíproco sueño
de segundos. |