El centinela de la Osa Mayor |
Arthur, el
“centinela
de la Osa Mayor” dejó
una selva -París- por
otra selva –Bisédimo- a
cuatro horas de Harar. Quiso
dejar de ser poeta para
ser comerciante. “Traficante”,
dirían sus detractores en
París: los verdaderos traficantes de
la jungla paradigmática. “No
me hable más de los artistas bastante
he conocido a esos pájaros”, le
dijo una noche al
doctor Beaudier... Rimbaud querido
y respetado por los indígenas los
salvajes y los negros de
Abisinia y Aden (Aden,
la antípoda de Edén!), veranos
calcinantes infierno
en la tierra para
su vocación de aventura y aporías en
caminos andados
y desandados. Arthur
Rimbaud el
de los ojos de azul miosota mirando
con horror solamente
su pasado. Aquel
diez de noviembre habrá
satisfecho plenamente a
su Moira. Había
últimamente andado con
un cinturón alforjado repleto
de oro -tangible, real- con
el que transmutaba sus duros trabajos. Pero
el oro alquímico se
lo estaba transmutando
a él y
se lo llevaba -las
velas de luz desplegadas- en su “Barco Ebrio”. |
Victor
H. Silveira
De "El centinela de la Osa Mayor"
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