Noticias acerca de la autora Clara Silva (Uruguay)
Solapas de "Las bodas" |
Pero
toda esta primera parte del poemario, en la que la ambigüedad del tono
parece buscar a propósito la escrupulización de los beatos para
detenerlos en el umbral místico, no es sino el combate, como el de Jacob
en su sueño del desierto, porque también las puertas de los cielos
padecen violencia. El versículo de Job abre la segunda parte: "Diré
a Dios: no me condenes. Hazme entender por qué causa contiendes
conmigo." La fe, la predestinación
y el libre albedrío, en su carácter de misterio abisal —más que en el
de fenómeno inexplicable cuyas causas, con todo, puede examinar la
inteligencia— asoman después con su torcedura de enigma o de gracia en
los restantes sonetos. En ellos impera vigorosa, al conjuro de un alma
adulta, la única poesía religiosa que puede surgir en nuestro tiempo y
en sus ámbitos temporales: vuelo de poesía que liga al hombre con lo
eterno, que se tunda en la naturaleza de las cosas y que, por virtud de
amor, anhela volver a unirse con lo que está más allá desconocido e
invisible: condiciones que abruman a la pobre criatura terrestre. Tal búsqueda no sería
verdadera sino cayese, en nuestro tiempo y existencia, en la rebeldía
vital. Y es así que entre los poemas más notables de este libro de
aventura ultraterrena, que bien pudieran compararse con las más
apasionadas páginas de los místicos, están los que titula "Dios de
qué" "Y hasta cuando en el ser". Delirante y rebelde,
este libro resulta así el más insospechado caudal poético que desde el
Plata ingresa a las corrientes existencialistas. — Fryda
Schultz de Mantovani. "Ficción". Buenos Aires. Enero-Febrero,
1957. En "La Cabellera
Oscura" no hay una palabra que no nos llegue de la historia de un
ser; no hay un tema que no signifique una experiencia. La versificación,
libre en todo el poemario, presenta, sin embargo, una vendad sostenida,
evidenciando haber sido sometida al mismo rigor general que impera bajo el
afán de justeza, de limpidez, de adecuaciones exactas. Y esta belleza se
presenta con características audaces, en un intento, en concepto
perfectamente logrado, de establecer la fusión entre lo nuevo y lo
tradicional. —
Francisco Espínola, Conferencia en el Paraninfo de la Universidad
de Montevideo, Octubre 8 de 1945. En 1948, Clara Silva publicó Memoria de la Nada"; en 1954, un volumen de sonetos, bajo el título de "Los Delirios". En una y otra obra el mismo ímpetu, la misma pasión ardiente y ordenada. Es Clara Silva una de las más importantes poetisas en lengua española. Quien se acerque a sus poemas quedará siempre subyugado por el vigor y la perfección que en ellos se manifiestan. "Memoria de la Nada", de acuerdo con su titulo, ofrecía una serie de composiciones en cuyo fondo alentaba una idéntica y terrible angustia metafísica: la que late en toda existencia humana; la muy particular de Clara Silva. El mismo tema fundamental, las mismas preocupaciones, persisten en este otro libro: "Los Delirios''. Aquí, la oscura pasión dominante en "Memoria de la Nada", se clarifica ostensiblemente, pero sin perder ni un adarme de su fuerza. Estamos frente a la mejor Clara Silva. Pocas veces se han visto volúmenes de poesía que unan tan perfectamente la pasión, el fuego, con la clara estructura de los poemas. Y sin que cada uno de los sonetos esté privado de tan penetrante belleza general, sucede a menudo que, aquí o allá, el impetuoso ardor cristaliza en versos inolvidables. "La poesía de Clara Silva", por Ventura Direste, "Ínsula", Madrid. Junio 1955. |
Solapas de "Las bodas"
Ediciones Atenea
Montevideo - setiembre 1960
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