Ah, qué fue de ellos
cómo reconocerlos
deshabitados del milagro
los pobres amantes
tan venidos a menos
Donde fueron las torres de su sangre
hoy
la fidelidad de las costumbres

Dónde está el esplendor

dónde el tigre
que salta en el temblor de las caderas

sus heridas

y ellos dos

hechizados
presos entre la dureza de los dientes

y sus sombras crecidas del instinto.

Qué hermosos eran
ella como la noche
noche paloma noche pantera en celo
un signo él
entre el tumulto de los hombres
arcángel despojado
en la tristeza del destierro.

Dos para tanta historia

sobre el barro de la calle

dos
una cama abierta

la oscuridad del encuentro

a ruegos como aullidos de sus venas

viviendo la ciencia infusa de la carne

y la otra vida

allá
detrás de los cerrojos

de la nada.

La gente los vio pasar

y el escándalo barría las hojas

en la levitación de su fuego.

Ya no eran hombre ni mujer
sólo un monstruo profundo
nacido de un misterio
perdidos en la alta mar de las paredes
sus pelos confundidos
y sus lenguas
en la cámara lenta de la noche.

No tuvieron tiempo para pensar

en muchas cosas
ni para arreglar su alojamiento en el cielo

su amor
era tan terrible y veloz como las horas.

Ahora bajan de las alturas de su vértigo
se sientan a la mesa cada día.
en la duración de su viaje
y se rezan el uno por el otro
lavando cada paso
en la transparencia del invierno

Bajo la sombra de la lámpara
no son las sombras
dans le vieux pare solitaire et glacée
viven los compromisos de la tierra
y le escriben a Dios sus mensajes de auxilio
para la salvación
de los amantes.