Guarda un libro de páginas en blanco
donde anotar los gastos
del pan y del vino
los mandamientos postergados
por la sal del orgullo
la gran separación de su boca y el cielo
royendo represalias.

Quisiera estar al día en sus plegarias

y entrar las manos limpias

o sucias las manos

en la pastoral de la obediencia

sobre el balance de su vida

a través de la carne

y su descanso

Aunque entreabrió su noche a los delirios

y en habitaciones cerradas

se desposó en la felicidad de lo caído

y su nombre aparece en los diarios

desafiando los argumentos de sus jueces

aunque cantó las lenguas de la sangre
cantándose a sí misma

entre el altar y el precio

Sabía que eso no iba con lo eterno

ni con la realidad de la promesa

Ya había comido el plato de lentejas

a cambio de cenizas

en el desnudo infierno.