El rancho
poema de Fernán Silva Valdés

  Retobado de barro y paja brava; 
insociable, huyendo del camino.
No se eleva, se agacha sobre la loma
como un pájaro grande con las alas caídas.

Gozando de estar solo,
y atado a la tranquera a ras de tierra
por el tiento torcido de un sendero, 
se defiende del viento con el filo del techo. 
Su amigo es el chingolo;
su centinela gaucho el terutero.

Por la boca pequeña de una ventana 
apura el mediodía en un solo bostezo:
de mañana despierta con el canto de un gallo 
y de noche se duerme con el llanto de un niño

Es creyente a la vez que fatalista:
a supersticioso nadie lo iguala:
se persigna al chistido de la lechuza 
o se tapa los ojos por no ver la "luz mala".
Y se encorva de miedo cuando aúllan los perros
-con las cerdas del lomo despeinadas- 
porque pasa la Muerte, chúcara e invisible, 
montada en pelo
en la yegua sin freno de la leyenda.

Es torvo como el gaucho hasta en su mansedumbre;
como aspira tan poco, nunca sale de pobre;
y guarda con orgullo, como único tesoro,
-expuestas en un marco con alardes artísticos- 
la estampa de un caudillo
y una divisa bordada en oro.

Ni altivo, ni bizarro; humilde, nada más;
ignorante a la gracia y al donaire, 
adornan su mal gesto curtido de intemperie 
un nido de hornero y un clavel del aire.

Es viejo ya, sus quinchas han visto tres patriadas; 
agringarse los criollos, acriollarse los gringos; 
si no le salen canas le nacen cicatrices,
y aceptando el destino de concluir en tapera, 
mira pasar los años y crecer los "gurises", 
echado boca abajo y con el lomo al sol.


En los atardeceres en que se pone triste 
revisa sus recuerdos de un vistazo hacia adentro, 
y encuentra cuatro fechas que lo hicieron vibrar;
cuatro fechas que son
los puntos cardinales de su emoción:
Una boda, un velorio, un nacimiento 
y una revolución.

Cuando se quede solo, sin poder contra el viento,
y caiga de rodillas, será tan poca cosa,
su historia tan vulgar: un placer, una cuita,
que cabrá en las seis cuerdas de una guitarra
y en los seis suspiros de una vidalita.

poema de Fernán Silva Valdés
De "Agua del Tiempoe"
Panorama de la Poesía Gauchesca y Nativista del Uruguay
Selección, prólogo y notas de Serafín J. García
Editorial Claridad - Montevideo - 1941

Ver, además,

             Fernán Silva Valdés en Letras Uruguay

Editado por el editor de Letras Uruguay 

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