Capitán de mis sombras
poema de Fernán Silva Valdés

  Yo, mi caballo y el campo. 
Chicotear del lazo en las ancas del pingo;
saludable olor al sudor del montado; 
mellizo flamear de la golilla sobre mis hombros;
festivo pereré de un petizo a media rienda; 
dolor perfumado del pasto machucado por los cascos;
horizonte caliente y luminoso que abre cancha a mi audacia 
verde culebra del monte estirada
a lo largo del río.
Yo, mi caballo y el campo,
y atrás, galopando sin ruido, 
el pelotón de los míos.
Todos los criollos que llevo en la sangre 
se corporizan, fantásticos, a mi espalda,
y se oscurecen y se aclaran
en la nube de polvo que levanta mi flete. 
Yo, mi caballo, el campo,
y tapando mi trillo el tropel de los míos.
Borrosos en sus barbas y en sus melenas 
los voy reconociendo:
Aquel es don Francisco Solano Antuña, 
servidor de la patria:
Ese otro Juan Venancio Valdés.
guerrillero de Oribe;
y Calixto Muñoz, con su escuadrón de locos;
Y José Maria Silva.
defensor de la plaza civil de la Florida:
y Dámaso, su hermano, que murió fusilado;
y subiendo en la hebra del mismo apelativo,
don Antonio Teodoro. padre de los mentados,
que peleó en Sarandi, sin salir de sus campos;
y mi padre, mi padre en su caballa overo,
mismo como el del "Fausto'.
overo en cuyos lomos aprendí a ser abrojo.
Y al galopar por los campos sonoros,
dorados de soslayo por el último sol,
el pelotón me sigue fantástico y heroico,
embanderado de ponchos y golillas...
Y sus miradas duras acampan en mis ojos;
y sus bocas barbudas quieren decirme algo;
y sus manos levantan, hábiles, los fletes silenciosos
-cancheros del aire- 
y sofrenan a un tiempo si yo sujeto el mío;
y yo que sin quererlo, voy en la punta,
insisto en comer cola.
respetuoso, asombrado, 
deseo dejarlos pasar adelante, 
hasta que uno me grita desde su cerrazón, 
parado en los estribos:
"Hacé punta muchacho, no te achiquen las barbas; 
si el más sabio, el más viejo, el más toro sos vos. 
Sos la suma de todos, 
florecés y te alzás de nosotros 
como el árbol se alza de sus raíces. 
Nosotros, desde abajo, te nutrimos 
de criollismo;
sos la punta florida de cuatro apelativos; 
cierto que estamos ciegos, 
cierto que estamos mudos, 
mas cuando vos cantás
nos sentimos cantores en las sombras
porque vos sos nosotros, cantando por tu boca,
y el ansia de cantar que en vida mantuvimos, 
en tu boca, muchacho, se hace voz; 
no te achiquen las barbas y hacé punta,
que para eso sos el payador".

Y al galopón por los campos sonoros, 
llevado por el viento y el polvo que ellos soplan,
punteo sin quererlo -capitán de mis sombras-, 
cuarteador de la Muerte, 
luminoso, embrujado, 
envainando mi cuerpo en la noche al bracear del caballo.

poema de Fernán Silva Valdés

De "Intemperie"
Panorama de la Poesía Gauchesca y Nativista del Uruguay
Selección, prólogo y notas de Serafín J. García
Editorial Claridad - Montevideo - 1941

Ver, además,

             Fernán Silva Valdés en Letras Uruguay

Editado por el editor de Letras Uruguay 

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