Para que la poesía

poema de Milton Schinca

 

La tapadera mía. El arma

del soslayo. Yo .
con sorda tendencia amorfa, yo

hijo y párroco de disolverme, yo

a punto de desoldárseme

el armazón pulsátil de vivir

y quedarme de bruces

frente al mundo él en cueros

quién le aguanta sin pantallas

el pegote, quién chapotea de lleno

en su melaza,
y él demente con su motor fijo:

dale que dale a qué que dale a qué

y entonces quién no delicuescente —

 entonces vértigo negro —

la espiral del delirio

mordiéndose la cola

hasta acabar en pozo—

en sumidero por donde todo

se escurrirá

hasta yo mismo.

 

De cómo defenderme:
una malla sensata de palabras
formando una galaxia de entrecasa
donde nosotros solos
dictamos la sumisa coordenada,
nosotros le aplicamos la manija
tan familiar que nos responde
segura como un gendarme — qué gusto
sentirse módico cabecilla
de un minúsculo cosmos bien sujeto
por sus debidas guampas.

 

Palabras: pre
suntuosos remedos de haber orden —

a quién engañan con sus velos

y telitas fónicas;
lentejuelas verbales que dicen
aquí estoy como planetitas
de evidente morondanga
qué son al fin
aire desbaratado mentando
descarnadamente a un mundo pre
sumido pero sólo arman
vacuas apenas formulaciones
a propósito de menos que la espuma
de menos que' burbujas
porque sólo lo pavoroso hueco
hierve detrás del lenguaje
nada que ataña a esto
que tú y yo somos —
esto que goteando acaece en cada cual
qué nombre darle, cómo aludirlo
con sustantivo y triunfo
a ver si. así le encontramos
el flanco claro, la vértebra
o la llave al fin — el asa
de sartép qué esclareciera
y que nosotros no y
lo alto quién sabe.

 

No obstante, él habla, aliada

mente, nos guarda espaldas.
La .poesía: cerco barbudo

de palabras. Afuera asedia

el mundo sin un eje; fluye

debajo el magma original

con su hambre de atrapar locos.

Resguárdenme, palabras concertadas,

geometría melódica. Funcione

el simulacro inteligible,

mi tapadera, digo.

 

Sólo por la palabra repararnos.
Ninguna ilusión literata. Ningún

noviazgo con ella, la poesía.
Me salva: es todo.
Me saca a flote de los pelos:
gracias. Ay
del día herrumbroso
— ése drenando cánceres —
si se me desconforman las palabras.


poema de Milton Schinca
 

Publicado, originalmente, en: Maldoror Revista de la Ciudad de Montevideo Nº 2 Primer trimestre 1968

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación

Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

 

Ver, además:

 

           Milton Schinca en Letras Uruguay

 

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