Confrontación del extremista

poema de Milton Schinca

Padre afín o contrario,

maestro cuantioso en soles militantes:

canto tu radical paisaje en pie donde te yergues
con tu ariete notorio tendido en urgida tempestad,

a voces tu resuelto universo inequívoco,

armada tu postura concluyente

que rebate el sistema indeciso del mundo.

Así te homenajeo: sustancial, sin fisuras,

coherente como el día. Amo la precisión

con que, intergiversable,

fundas las coordenadas de tus metas.

Apruebo tus palabras enroladas

porque con decisiva propiedad doblegan

al curso indócil de la acción.
Respeto a tus manos partidarias

donde se perfeccionan artillados caminos,

y absuelvo en fin la calculada

sumisión de tu inteligencia

cuando abandona a la voluntad

una soberanía sin miramientos.
Así te exalto, torre invulnerada,

puño donde se blinda la salud del relámpago.
Rudo el amor cabalga en ti

con furor puro,
y la muerte se estrella ¡ah pecho definido!

contra la irrefutable condición de tu fuerza

que alza a murada patria tu empresa convencida.

(Qué indefendidas,
qué insolventes declinan mis verdades

—temperadas en trámites de hondura—

cuando tú, desplegado, gobiernas al día

con razones de entraña fundadamente en armas
y por ley tus consignas de incendio írrenunciable!).

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