Un Chaplin en Wonderland |
Con
barba siempre de tres días, gabardina
sanforizada por la mugre, arrastrando
sus zapatones de falso chaplín, Werner
Adler cruza(ba?) Montevideo
=su Wonderland=, ofreciendo
agendas de propaganda. En
el Despacho del Gerente de Compras (yo
lo ví) sus modales se metamorfoseaban y
desde la mugre emergían elegantes y ágiles y
su español, con ruido germano, alcanzaba
una gracia impar.
Sus ventas eran cuantiosas. Adler
venía al mostrador y me recitaba (yo
lo veía el Sombrerero Loco) el
Canto I de la Odisea; a gusto: en latín o
en griego antiguo (sic). Yo
dejaba de facturar y lo escuchaba. Entonces
venía El Patrón
para quien la
única poesía era el dinero y
en castellano vulgar nos puteaba a los dos. En
una ocasión en que el patrón no estaba y
las facturas podían esperar (para mí las
facturas siempre podían esperar), me
contó de un campo de exterminio, del
miedo, el frío y el hambre sin orillas, de
un número tatuado a fuego en la espalda y,
con silencio, me dijo todo lo que tuvo que hacer para
sobrevivir. (Por
una vez sus ojos no miraron). Sonrió
mecánicamente y dijo: "La vida se
acumula hasta los veinticinco. Después,
sólo se va gastando". Una
pausa (sin mensura) y volvió a sonreír otra
vez con semblante de vendedor y
agregó: "Al exilio sólo traje conmigo mis
cinco idiomas y una agenda de *Schering*" El
viejo judío trajo la agenda al Uruguay -la
agenda como artículo de propaganda- y
mi patrón, más pícaro que perezoso, le robó la idea. Montó
una pequeña empresa unipersonal, después
un tallercito de imprenta y finalmente un tallerazo. Llegó
a tener el monopolio de la agenda en el país. Cuando
El Patrón tecleaba en la calculadora con ojos de halcón, Adler
me guiñaba un ojo y susurraba: "Enemiko
púuubliko númego úuuno" y
su sonrisa era múltiple. ¿Dónde
andará ahora este Chaplín exiliado en Wonderland? ¿Aquél que contestaba "Utis" en su teléfono? ¿El que llamaba "Señog Drin" a Malán? ¿El que escapó del infierno nazi? ¿Ya llegó al otro Wonderland? ¿Se habrá enamorado de la Liebre de Marzo? ¿Le recitará el Canto I de la Odisea al Gato Risón? "La
vida se acumula hasta los veinticinco. Después,
sólo se va gastando". setiembre de 1990 |
Ricardo Scagliola
De "Sobrerraspado" (inédito)
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