El Ministro, el Profe de Filosofía y la pregunta |
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En ocasiones la vida nos plantea
circunstancias inesperadas y nos encontramos con sorpresas que nos
superan: alguna vez me rodea el fuego y se me incendia el bosque
alrededor de la casa, otro día me enamoro de una colega, en otra ocasión
los compañer@s me eligen congresal suplente ante CTERA y tengo que
viajar de urgencia, sin estar preparado, a participar como único
representante de Chubut en la lucha de todos los docentes del país, que
por primera vez en muchos años, deciden un plan de lucha, con paro a
nivel nacional para defender el salario y condiciones de trabajo dignas
para tod@s . Y otra vez , sin haberlo planificado mucho, la mañana del 8
de marzo del 2012, me encuentro, en la inauguración del Colegio
secundario, en el Paraje Entre Ríos, Municipalidad de Lago Puelo, con un
cartel en la mano que pintamos la noche anterior en la Sede del Gremio ,
con colegas que digirieron mal el cierre de las Paritarias nacionales y
provinciales por lo miserable del aumento, y encima, todavía, les
resonaron peor en los oídos las palabras injustas y desubicadas de la
compañera presidenta , y lo digo con todo respeto a quienes no opinan
igual, que nos cayeron pesadas esas palabritas, las de los tres meses de
vacaciones, las cuatro horas de laburo y tutti quanti. Si se aleja de
los laburantes, señora presidenta de los argentin@s , entra en zona de
turbulencia, esa de las malas compañías, diría mi amigo Juancito. Y uno
nunca sabe cómo terminan esas cosas. O sí, las sabemos .A fuerza de
golpes y machucones lo aprendimos. En la calle, no en las clases de
historia del colegio. |
Todo es sol sobre nosotros y atrás, el verde del bosque. Y es fuerte el sonar de pífanos, trompetas , matracas y suave el vuelo de globos de colores, que entusiasma a la gente del paraje Entre Ríos que se empuja para no perderse la cámara de TV que filma, y esta noche estaremos en Canal 7 de Capital y de Chubut TV , y tod@s quieren sumarse al cortejo del Ministro Nacional y empujan sin miramientos al Gobernador del Chubut , a ministros provinciales, secretarios, subsecretarios, diputados, intendentes y concejales de los municipios comarcales, cada uno en su ropa de domingo y con su propio rango y séquito y están siendo superados los funcionarios de negro, grandes, macizos, amenazantes, algunos de los cuales cuando llegué con mis carteles, tempranito, me rodearon y apretaron para quitármelos (quisieron pero no pudieron) , y en las fotos estarán también los supervisores, directores (as), profes, maestros, estudiantes, que marchan en el cortejo, y están alegres. Y yo me repito: ¿qué carajo hacés, Julio, aquí con tu cartelito? Y esa pregunta se la han hecho seguramente muchos de mis colegas que me saludan desde lejos, molestos por mi imprudencia. Sin acercarse, por miedo al contagio, tal vez: ¿Qué hace Julio con ese maldito cartel? Y ahí recuerdo a Hegel, el bendito Hegel que destinó a los filósofos (y supongo que también a los profes de filosofía entre los que me anoté desde chico), a un lugar secundario: los filósofos deberíamos, según él , contemplar el cortejo de la humanidad que avanza penosamente en la historia, desde el borde del camino, para luego, cuando todo haya terminado, a la hora en que el Buho de Minerva salga de su cueva, en el crepúsculo y en el silencio de la noche que está naciendo , sacar nuestras conclusiones y nuestras pancartas. Pero yo me desvié, creo de la línea trazada por el viejo maestro. Me fui por izquierda, confiándome en su discípulo/detractor, Carlitos Marx, que me dijo algo así, al oído: “no se trata de contemplar la historia, profe, tenemos que cambiarla”.
Y sí, soy imprudente al atravesarme con mi
cartelito en el camino del Ministro Nacional de Educación que avanza
trabajosamente por el camino de ripio, llenándose de polvo. Ahora perdí
de vista a Mabel, mi compañera del Nivel Inicial, que también blande un
cartel ante el Gobernador Buzzi: “¿Zaffaroni: y el aumento a los
maestros jubilados?”. Algo le responde, al pasar, el Sr. Gobernador,
creo que le dice: “¡Suerte!”. ¿Suerte?, y agrega algo más desde lejos.
Pero sus palabras se pierden en la turbulencia del festejo. Ya no a veo
a mi compañera, desapareció con su cartel y el Gobernador, en medio de
la muchedumbre que avanza. Ahora es el Ministro Nacional de Educación,
quien, al llegar a mi altura se detiene, lee el cartel, deja sus
acompañantes, que lo miran con caras alarmadas y me encara con su mejor
sonrisa.
-Podría tener dos cargos, continúa el
Ministro. |
Julio Saquero Lois,
El Pedregoso, 9 de marzo del 2012
El Pedregoso, 21 de febrero de 2012
jslois@gmail.com
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