Parábola del bebedor sublime

por Carlos Sabat Ercasty

Suplemento dominical del Diario El Día

Año XXXIX Nº 1999 (Montevideo, 31 de octubre de 1971)

Cuando el supremo Hacedor hubo terminado su obra, la entregó al hombre, diciéndole: Todo lo que necesitas ya está hecho, pero también tú puedes crear, pues he modelado tu frente con mis manos creadoras, y en consecuencia, todos los gérmenes habitan en la cavidad de tu frente.

De inmediato el hombre entró a vivir. Al llegar el invierno, sintió frío. Observó, pensó, y tomando dos ramas las frotó vigorosamente. Y un breve sol saltó de entre sus manos.

¿No estaban, acaso, en la cavidad de su cráneo, los gérmenes de las estrellas? ¿El, no lo había creado todo?

A veces los días estaban vacíos y tristes. La naturaleza misma, al llegar el crepúsculo, enternecía de gemidos su grave silencio. El espíritu helaba las soledad es. Hombre con hombre sumaban dolor con dolor y hastío con hastío.

Pero entonces el hombre se encaminó hasta las viñas, cogió los racimos dorados a luz o tintos a fuego, les exprimió el zumo, y ese mismo zumo, fermentado, calentó el tonel, y con su aroma atrajo los dioses hasta el mosto.

El hombre bebió, y ese vino de oro y fuego, ya con su virtud divina, humilló al imperioso dolor y al melancólico y desolado hastío.

Y fue así que tuvo el hombre el segundo fuego de los dioses, el fuego vital, una sangre que emulaba a la de los inmortales.

Y en la misma hora, siempre deseoso, bebió segunda vez y, ascendiendo el zumo, se le vertió en las simientes del cráneo, en lo más íntimo de la frente, y fue la alta ebriedad, y nació, de pronto, el poema.

Y el que fue creado, fue también creador.

Y el que estaba pegado por su propio peso a la Tierra, voló.

Y el que habla orado ante las estrellas, engarzaba sus propias estrellas en sus palabras.

Y si hubo una altísima noche donde moraba el Creador, había una hondísima noche en el fondo del hombre, donde también moraba el Creador.

De la copa que ostentaba en las manos, podían surgir todas las sendas. La sólo de la Tierra, la sólo del Universo, la sólo de las ideas, la sólo del Creador y los éxtasis.

Pero si la sed es infinita, todas las sendas pueden ser elegidas. En la Unidad, comienza y termina la copa del bebedor sublime!

 

por Carlos Sabat Ercasty

Suplemento dominical del Diario El Día

Año XXXIX Nº 1999 (Montevideo, 31 de octubre de 1971)

 

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación

Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

 

Ver, además:

 

                     Carlos Sabat Ercasty en Letras Uruguay

                    

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

Email: echinope@gmail.com

Twitter: https://twitter.com/echinope

facebook: https://www.facebook.com/carlos.echinopearce

instagram: https://www.instagram.com/cechinope/

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-echinope-arce-1a628a35/ 

 

Métodos para apoyar la labor cultural de Letras-Uruguay

 

Ir a índice de narrativa

Ir a índice de Carlos Sabat Ercasty

Ir a página inicio

Ir a índice de autores