El hada del crepúsculo poema de Carlos Sabat Ercasty
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Los colores se funden. Ya no se ven de hondos. Sólo el oro se alarga como una gran mirada sin fin, maravillosa, que se inclina hacia el sol. Se hace dorado el fondo verde de las pupilas y hasta las manos anchas de fortaleza joven resplandecen con oros inmóviles y lisos.
Va desmayando el tono del crepúsculo
su primera dureza de heroísmo y
metal. y hay enormes zafiros de quietud en los lagos y serenas turquesas de emoción en las fuentes. Se desdobla mi alma en color y perfume como el capullo verde donde está envuelto el lirio. La tarde tiembla en rosas y en ensueños ante la gran fatiga que hay en mi voluntad.
Yo me llené los ojos de esa lenta agonía, de esa hora intermedia, indecisa, inclinada,
sin precisión, sin ritmo..... sin color, sin perfil.... de esa hora sin sangre con las venas abiertas, cuyos instantes lentos y profundos de calma funden en su penumbra la tarde con la noche!
(Haré la confidencia del encanto intangible con esa voz en sombra de decir los secretos).
Crepúsculo inclinado sobre mi extraña vida! Pasas como las sombras viajeras de las nubes
y rozas y despiertas esa mujer de flores como la noche azul se levanta en la tarde
hasta llenar los grandes caminos de la luz.
los colores agudos. cómo vierte en mi vida arcanas suavidades, cómo viste mi frente de grandes flores muertas, cómo embriaga mis ojos de colores vencidos!
Todas las tardes mi emoción te aguarda, crepúsculo de olvido, de agonía y silencio
para sentir todo el milagro tuyo. se me acuesta en mi ser como adentro de un sueño. Ella te aguarda a ti,
crepúsculo inclinado
como ella.
Cuando ella fluye en mí, cierro los ojos casi,
se apagarán, lejanas, en el tiempo.
Oh, crepúsculo!
Mírame! tengo las pupilas del espíritu sobre los ojos ciegos de la carne.
No la ves ya?
como la felpa suave de la
fruta. y su cuerpo intangible se desborda del mío como un sonido puro que no cabe en el hueco de una flauta.
No la ves ya? Es un temblor no más, es un sentir más hondo
y más tenue que el mío. que se confunde con la luz dormida
atenuando mi brusca rudeza varonil.
por mis violentos nervios.
bien a mi corazón fatal y trágico.
Y ella sí! Y ella sí! Es el espejo de ópalo
donde tú te reflejas como su cuerpo y como sus ojos!
Y ella sí! Y ella sí! Es el ágata de oro entre cuyos matices de lentitud y calma
mezclas tu agua dormida y tu nube sonámbula
y a esta savia de
inmensas primaveras de fuego! de sensibilidades de matiz y perfume, de los puentes de música que unen mi fuerza trágica a las inclinaciones serenas y pacíficas
de tus colores muertos. a esas dos manos místicas de la renunciación y la piedad!
Ella es la que te siente para mí....
sobre sus largos ojos de
piedad y paciencia!
y toca sin contacto material sus
mejillas!
Sensación de agua.... como a la orilla del ensueño, y de ella viene a mi como a la orilla del deseo!
Hada del crepúsculo!
Apacigua mis bosques con tus
adormideras.
con el inmenso frío de tu castidad. y húndeme en la embriaguez de los crepúsculos, hasta que venga a herirme la gran noche del cielo con todas sus estrellas sedientas como espadas!
Oh, crepúsculo!
y ese hombre sonámbulo
que hará hablar a los astros, haz mi carne de lirio como la de una hermana, filtra en mi corazón una sangre sin guerra,
y ablándame
estas manos, de piedad y de música.
sé para mí, oh crepúsculo, |
Carlos Sabat Ercasty Año 1918
Del libro "El vuelo de la Noche"
Maximino García, editor
talleres Gráficos de la Escuela Industrial (hoy U.T.U)
Montevideo, 1925
Ver, además:
Carlos Sabat
Ercasty en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay
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