Lunes, 24 de julio, 2006 - AÑO 7 - Nº2259 La República da lugar al debate educativo Wilson Netto y Carlos Barceló plantean sus visiones sobre la educación media |
LA REPUBLICA comenzó una serie de debates entre las autoridades educativas, en impulso al debate educativo nacional. Con el apoyo de la Comisión Organizadora del Debate Educativo (CODE), iremos presentando distintos debates realizados en el edificio del Multimedio Plural. Convocamos para este primer encuentro a Wilson Netto, director general del Consejo de Educación Técnica Profesional (ex UTU), y Carlos Barceló, integrante de la CODE, y representante de la Federación Nacional de Profesores de Secundaria (Fenapes). Daniela Fassanello / Matías Rótulo -¿Cuáles son las principales carencias que hay hoy en la educación media? - Carlos Barceló: La gran carencia es el sistema nacional de educación en sí. Debemos tener en cuenta la educación no formal y cuando nos encerramos en la órbita de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), nos perdemos todo ese plano, el cual existe y es muy amplio. Debido al mundo neoliberal en el que vivimos, el Estado redujo su participación también en materia educativa, y por ende perdió parte de su participación directa en los temas educativos. Hoy, de cara al debate educativo, deberíamos fijarnos qué papel tiene el Estado dentro del sistema nacional de educación. Todos los subsistemas (secundaria, educación técnica, primaria, terciaria) deben fijarse metas para llegar a todas las franjas poblacionales, y sobre todo a aquellas que carecen de elementos básicos, como la vivienda, alimentos, etc. Entonces tenemos un problema estructural, que no se resuelve solo desde el plano educativo, sino que también con el redireccionamiento de las políticas educativas. Wilson Netto: La infraestructura en general. Si hablamos de la formación técnica, en lo referido a la parte de taller y de cómo conseguir los insumos necesarios, los cuales debemos generar para mantener los cursos. Hoy se está llevando adelante una discusión en torno a costo por alumno, y ese costo es superior al presupuesto con el que contamos. Tenemos que jerarquizar el dinero del que disponemos en la administración pública, en los insumos, u otras características de gestión, administrativa o de cualquier tipo. Tenemos carencias de tipo edilicias, en torno a los recursos humanos. Por ejemplo con una gran falta de personal docente para que cubra las necesidades del estudiantado, y de los requerimientos de los mismos cursos. -¿Tiene que estar contemplado el presupuesto dentro de la nueva Ley de educación? C.B.: Por más que la actual administración de gobierno plantee llegar a destinarle el 4,5 % del Producto Bruto Interno (PBI) a la educación, para el año 2009, no se generará ningún cambio en la enseñanza si no hay una fuerte inyección presupuestal que aumente toda la partida en todos los niveles. Veo a la educación como a una política de Estado y por eso no puedo disociar lo que es una propuesta curricular de una propuesta presupuestal. La nueva ley debe contemplar el aspecto presupuestal, ya que si se pretende generar cursos con 25 alumnos, contar con docentes, y tener herramientas, necesitaremos contar con el presupuesto debido y adecuado a los requerimientos. Uno puede plantear un presupuesto justo, pero acá se necesita, además de justicia, voluntad política. Es decir que en el plano del debate educativo, no solo están involucrados los docentes, los maestros, los sindicatos, sino que la ciudadanía toda y el sistema político, aprovechando que hoy tenemos la posibilidad de construir un sistema nacional de educación. W.N.: El país debe primero que nada generar oportunidades de trabajo. No nos sirve de nada tener una buena escuela técnica, si nuestros egresados no pueden trabajar en las áreas en las cuales están capacitados. Hoy la mayoría de las ofertas de estudio que nosotros tenemos tiene un alto requerimiento en el mercado local, pero nos falta gente. En el año 2005 no había torneros porque nadie se inscribía en los cursos, ya que las políticas de exportación del rubro no generaban el trabajo en Uruguay. Por otra parte, considero que no debe haber ningún uruguayo que no esté a favor de contar con más presupuesto para la educación pública. Pero paralelamente a eso hay que ver cómo gestionarlo, de qué manera se llega a la mayor eficiencia del dinero con que la educación pública cuenta. -¿Hay qué priorizar la capacitación laboral, por encima de la capacitación preuniversitaria? C.B.: Yo me imagino una nueva ley de educación de larga duración, y por lo tanto debemos apostar a una educación permanente a lo largo de toda la vida. Debemos terminar con el encasillamiento de que si alguien hace secundaria, es un alumno tipo "a" y sí hace la técnica profesional sos un egresado tipo "b". La educación técnica profesional ha sido la cenicienta del sistema educativo y es un tema a solucionar. Tenemos que asociar la educación media como una etapa más en la obligatoriedad, trascendiendo el ciclo básico, y que genere una salida para el estudiante. W.N.: La UTU en el siglo XIX era una especie de reformatorio, mientras se estaba por llevar adelante la reforma "vareliana". Y de ahí surgió la discriminación de la que habló Neto. Hoy la formación técnica debe ser replanteada por una formación integral. La Escuela Técnica atiende la realidad de los jóvenes, y se va adaptando a las estructuras laborales que el país dispone. Pero no es contradictorio tener una formación para el mundo laboral y para la preparación a largo plazo. Hoy tenemos elementos que se están ofreciendo en la Escuela Técnica para potenciar educativamente a un alumno, y acercarlo, a la misma vez, a la función productiva. Esa idea de que "termino la carrera y comienzo a buscar trabajo" es lo que la formación técnica intenta eliminar. Nosotros creamos pasantías de trabajo y eso nos permite tener una deserción cero en los alumnos pasantes. Debe haber un equilibrio entre la formación para tener la capacidad de seguir aprendiendo y dominar las técnicas que le permitan ingresar a los circuitos laborales, no es sencilla, pero la tratamos de reforzar y a eso debemos apostar. -¿Cuál es la situación de la formación docente? C.B.: Es un pilar fundamental para todo el sistema educativo. El Uruguay sin embargo quedó solo en el profesorado o en el magisterio. Se vació con el correr de los años la profesionalización, porque a la vez se vació en oportunidades para los profesores de aula. El Estado no generó políticas de perfeccionamiento y profesionalización docente continuas, y se dio el fenómeno de la privatización de ese espacio. Hoy, para hacer un curso de posgrado, hay que hacerlo en un instituto privado ya que no existe esa oportunidad en el ámbito público. En la década del 90, el perfeccionamiento se daba para aquellos que trabajaban en la reforma educativa que se proyectaba por aquellos años. Ya en pleno siglo XXI, se discute el redireccionamiento del sistema nacional de educación docente. Además hay que rediseñar la descentralización del profesorado, teniendo como matriz el Instituto de Profesores Artigas (IPA) en Montevideo, pero generando más oportunidades para los profesores del interior. La carrera docente debe ser de cuatro años y generar profesores egresados, pero que eso no implique la rebaja de los contenidos. W.N.: Hay una gran falta de investigación en la educación media, que sí la posee el plano universitario. Debemos destacar la falta de recursos humanos para ejercer la docencia y que la Escuela Técnica lo sufre de gran forma. En la parte tecnológica de la educación media se debe entender que la formación no se recoge sólo dentro del aula. Un docente debe tener en cuenta el conocimiento de las áreas técnicas y prácticas de lo que enseña. Esto es porque deben conocer una fábrica por dentro, el funcionamiento de una planta de industrialización. La tendencia que predomina es la capacitación de maestros y profesores, pero no la de profesores volcados a las áreas técnicas. Debemos fomentar el abastecimiento en recursos humanos para, así, abastecer las necesidades de la población. Tenemos un desafío que es el de generar un espacio que gestione y articule la formación técnica y productiva, con una formación en torno a la ciencia de la educación. |
Daniela Fassanello
/ Matías Rótulo
La República
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