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Desde el ocaso |
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I
Soy hijo de un siglo impío Donde se retuerce la mugre y la desidia Camino solo por la avenida Y veo a la grey enloquecida Sus obligaciones la llevan al delirio Y se empujan en el ómnibus Como rebaño de vacas estúpidas El sol es tapado por la bruma De un otoño que llevo adentro Y que no se despeja Ni con brisas ni con viento Los árboles sin hojas ya Muestran su esqueleto Y el río a lo lejos Se encrespa como un gato La miseria y la indigencia Que se aprecia como un cuadro Dan testimonio de una época podrida Yo que amo el arte y la naturaleza Me siento fatigado y deprimido Encuentro, tal vez, en una mujer que pasa Lo maravilloso que se traga el hastío.
II
Descendió un ángel del cielo Y agarrándome de los pelos me dijo: ¡“Vicioso, apiádate de los demás Y de tu alma manchada”! Y sacudiéndome me tiró contra la pared “Yo no estoy obligado a nada”, le respondí, Vete al cielo donde las estrellas se tocan Pero el ángel furioso me volvió a recriminar: “¡Tenías que ser poeta para Contener tanta maldad!” Y se fue dejándome preocupado ¿Qué tendrá que ver la poesía Con mis desafortunados arrebatos?
III
Soy extranjero en mi tierra de cielo gris; He vivido entre la grey infinita de los hombres; Los notaba a todos atrapados por el silencio y la muerte. He deseado sumergirme en el hueco de mis abismos, Y, parado bajo el ojo siniestro del pensamiento, No halló mi corazón el bienestar del reposo; Mi melancolía me hacía volver al mundo; Por debajo de mí la vida huía como un sueño, Y en el cielo estrellado brillaba eterno mi destino, Que no estaba seguro de que fuera mío Y volvía a la melancolía atroz otro día más.
IV
Te llevarán cálices oscuros y amargos te nombrarán con palabras de acero jugarán con tu cordura y tus sueños ellos, los inefables seres sin tiempo buscarán en la bruma tu nombre para hacer que éste se embriague y luchando como titanes saltarán sobre tu sombra querida, sin vacilar … pero a pesar de este sombrío augurio yo te elevaré con mi canto y mis besos a vos, querida princesa de un cuento que escribirá una niña en mil años y estaremos presentes alma con alma más allá de la última sombra que lleva y nos amaremos entre nubes y ríos bajo el tibio sol y la luna llena.
V
Cae la helada en la noche eterna Mientras la luna gira en el cielo Es pasada la medianoche Y los sueños comienzan a surgir Pero a mí me invade el insomnio Es una película en cámara lenta Surgen recuerdos y quimeras El frío lo abarca todo Como una sábana invisible Es la hora de los grafiteros anónimos Es la hora de los muertos De las hechicerías verdes Juegan en los parques los duendes Y algún travesti aburrido Los ve danzar mientras su maquillaje Se perla por las gotas de rocío Un indigente se revuelca En la cama de la pobreza Junto a los duendes los autos paran Árboles oscuros contemplan la escena El travesti se acerca Conversa gesticula y sube al coche.
VI
Luna lunita que espera A la noche con sus estrellas Me acompañas con tu luz De plata y oro Por las calles de mi barrio Luna lunita lunera Que descuelgas por el aire quimeras Me proteges de los espíritus malos Y de los malandras que tajean Luna de hechicerías nocturnas De amores inspiradora Es tu halo un círculo mágico Mientras te cuelgas del cielo como una fruta Guías como un faro solitario En los roquedales de las nubes Luna lunita lunera Por más que halla gente que te temiera Yo te alabo desde la tierra.
VII
De Babilonia recibí el talismán Y crucé siglos cuidándolo Más que a mi corazón Hoy olvidé su significado El polvo del tiempo me erosionó Creí en los dogmas y en Baco Tricornio Sangré teología edifiqué fibras etéreas Y heme aquí tan lejano del principio Que el vértigo lo descubrí en un chevette.
VIII
Los Románticos denominaban Melancolía Al estado de Depresión, enfermedad Que es un cáncer para el alma. Ese estado mórbido los llevó a componer Obras de arte, estimulados por alguna sustancia tóxica O alucinatoria que los transportaba Hacia regiones del espíritu vedadas al hombre cuerdo y sano. Los Románticos eran unos sujetos enfermos: Por la época, por el clima, por sus amores, por la realidad La Melancolía los arrastraba hacia su limbo Y los instaba a componer con un desmayado espíritu Y una lucidez febril que los hombres comunes carecían. Sus pálidas almas encontraban en el arte La alquimia de sus verbos íntimos y personales Podían desahogarse tocando el piano Pintando o escribiendo mientras la Melancolía Los acariciaba como una amante triste.
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IX
¡Otoño, príncipe ocre!, tiene un antojo: hacer florecer sus rosas tan hermosas como dos primaveras juntas. Otoño confidente de amores de parque donde las parejas se unen en abrazos y caricias. Eres una nueva primavera que hace florecer los rosales.
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X
Una variación del poema “Las vocales” de A. Rimbaud.
A azul, E amarilla, I, roja, O verde, U negra, vocales, sus orígenes escapan a los sentidos humanos; A, azul mar que lame las orillas blancas con su espuma y del cielo su color más antiguo que la humanidad. E, amarillo sol que despunta en el horizonte reluciente donde van los pájaros a embriagarse de luz y calor. I, roja como la sangre inquieta de los enamorados durante la primavera, crepúsculo vespertino bermejo que toma de la mano a la noche para que se instale sobre los seres y las cosas con sus estrellas y lunas. O, verdes campos y colinas de mi país al sur del hemisferio, ojos glaucos de mujer que seduce a hombres y mujeres, verdes plantas de jardines emotivos donde florecen jazmines. U, negra noche colmada de hastío, con la soledad pegada como una negra mancha en la espalda, negra sombra de peligros nocturnos donde las rameras conversan con los asesinos; U de viento ululando por las ruinas de oscuros terrenos uliginosos. Todas ellas se unen en una correspondencia vedada al hombre.
XI
Qué te diré de mi oscura existencia excomulgado del Cielo y de los hombres como un insecto dañino voy volando por los días de un eterno calendario Siento a veces la presencia de entidades malvadas que me susurran al oído venenosas palabras puede que sean invenciones mías, alucinaciones de tanto estar solo con mi sombra ya cansada Qué te diré de mi origen: quizás sea un sueño de algún ángel protervo que se extasía alegremente con hacerme sufrir, con condenarme al esplín ¡Pido, por favor, al Cielo!, que me arranque de esta desventura que voy llevando como una cruz pesada y santa como la de Aquel que también sufrió.
XII
Los poetas buscan las palabras no sólo para expresarse sino para descubrir nuevas regiones del alma, o del fugitivo sueño y así componer sus poemas son los que conservan el acervo de la lengua: ellos bucean en el lenguaje para rescatar del olvido las palabras que en ocasiones poseen el don de crear nuevas realidades ya que ésta es tan mezquina que los atormentan noche y día Los poetas están condenados a sísifo labrar los poemas usando su mente y su corazón para exorcisarse de la vida cotidiana.
XIII
Me pesa sobre el cuerpo una tristeza tan pesada como el granito de una lápida. Y no sé qué hacer para que se me vaya el dolor que me cansa hasta la espalda. Muero, de a poco muero en este sucio días gris que al despertarme ya presentía la desgracia. No consigo consuelo ni abrigo para tal fatiga de existir, mi alma pareciera que estuviera obligada a dar tumbos por esta primavera enferma a la cual cortaría si pudiera con una espada. Se me ha muerto un pedazo de mi vida y ya no encuentro ni en las flores alegría, ni una caricia al alma poseo para consuelo sólo una tristeza infinita que me aprieta el cuello.
XIV
Aquel que sostenga que tanto el olor como el sonido poseen el espacio por naturaleza, se deberá convencer de su equívoco pues con sólo buscar el lado izquierdo o derecho de un sonido (tal vez el canto de un pájaro furtivo), o imaginarse un perfume al revés como un jazmín dado vuelta, caerá en el abismo metafísico que del filósofo es un infierno.
XV
Estamos rodeados de signos que a veces nos hablan, la Naturaleza toda por suerte nos ampara. Un ángel protervo vuela desde el cielo sombrío, y le pone nombre a las cosas como Adán en el Paraíso. Quiere confundir al hombre con símbolos, mitos e íconos, se oculta en una iglesia gótica y lee en el frontispicio un epigrama en latín y sube al Cielo sin ganas. Estamos rodeados de signos como una estrella con sus planetas, confunden igual que en Babilonia al hombre y sus sentidos.
XVI
No tengo las respuestas para esta noche tan larga, apenas me dan las ganas de escribir algo que se parezca a un poema. Hoy corté jazmines para mi hija y para vos, perfuman el living con violencia mientras la noche se va cerrando. No me siento amargado porque cuento contigo, con tu corazón de fruta y tus besos, tu mirada con los cuales me consuelo mi querida amada.
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XVII
a Camila Olmedo
Soy un poeta pobre mas no un pobre poeta la miseria me destila los días sin embargo en mi alma se explayan flores METÁLICAS ¡qué cansado estoy a veces! escribo porque es mi condena escribo porque es mi absurdo pacto CON LA OSCURIDAD no tengo ni una moneda no tengo ni una palabra que me aliente, excepto LA TUYA, AMOR la tuya que con su claridad ilumina el habla como cuando se abre el alba tiñendo con su luz CADA RINCÓN.
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XVIII
Tozaré flores para vos esas que te transportarán con su aroma y color; serán gladiolos y jazmines mientras el cielo se cubre y la tormenta amenaza. Será durante la primavera cuando el jacarandá deja llover sus flores lilas; Trozaré flores para vos porque con ellas te diré te quiero, te amo, mi vida, ya que sos mi consuelo para mi sangre herida. Tus ojos brillarán como estrellas de la noche, y en ésta encontraré el silencio de tu voz apagada. Trozaré flores para vos: rosas, margaritas, glicinas, porque sos mi princesa y la mejor flor divina del jardín de mis días del jardín de la vida, siempre buscaré flores para obsequiarte, mi niña, y si me tengo que ir más allá de los jardines, no te olvides que te entregué flores coloreadas y perfumadas, todo porque me has inspirado y me has ayudado a salir del lado oscuro de la vida por tu gracia y tu alma tan profunda como el cielo tan hermosa como el vuelo de un pájaro bermejo. Trozaré flores para vos porque así yo lo quiero por puro instinto y deseo.
XIX
La llovizna diagonal desdibuja la bahía de Montevideo, y pienso, “te quiero” aun en el cadáver gris del día. Los árboles y las plantas absorben con avidez el agua que del cielo encapotado cae como cristalinas ráfagas. Hay un ensueño en la Ciudad todo parece monótono. Es que la tarde se ha puesto a llorar quizás por algún corazón roto. El río plomizo en calma recibe aun más agua, y su calma parece ser la plenitud que sentiría un alma.
XX
Sertralina, amiga mía, confesora De instantes deprimentes, me das la fuerza El sostén para andar en estos días rotos. Sertralina, te quiero como a una amante Como el cuerpo de una mujer desnuda Que viene hacia mí cuando estoy postrado. Sertralina, tu nombre es de ninfa antigua Coronada con flores eléctricas que Hacen que mi serotonina funcione Y pueda encarar el mundo con rostro de limbo. Sertralina, te injiero de mañana Es lo primero que hago antes de ir al baño Y tus químicos me hacen efecto Y así encaro la realidad, Sertralina, mi amor.
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XXI
Tengo la certeza de que hay un mundo mágico que nos rodea el sueño y el inconsciente son dos instrumentos que penetran en él pero la vida cotidiana nos patea despertándonos de esos dulces momentos. Un atardecer, despliega sus colores por el cielo tan delicadamente y perfecto como un perfume que nos traslada a regiones olvidadas. Un parque, allí si tuviéramos los ojos limpios de tanta decadencia, veríamos hadas o elfos jugando entre los troncos, pero estamos contaminados de tanta cotidianeidad que no se nos revelan. El mar, profundo e inquieto besa la orilla igual que un tritón a una sirena, y todas estas imágenes que nacen de raptos de poesía se incrustan en nuestras almas que están separadas de la Naturaleza. Son el sueño y el inconsciente quienes nos consuelan con sus mágicas virtudes: el inconsciente se manifiesta en el sueño para acariciarnos y consolarnos, para susurrarnos imágenes y palabras como en una visión profética; y nos arrulla sin pedirnos nada, a diferencia de la cruel Realidad Histórica que nos lacera con sus mil iniquidades.
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XXII
Te amaré hasta el próximo milenio Cuando las naves surquen el espacio infinito, Veremos las lunas de Saturno Y a Titán con su lago venenoso. Te amaré con la placidez de las órbitas Y navegaremos entre los asteroides; Veremos al Sol tan cerca Que iluminará nuestras ilusiones.
XXIII
Yo soy la oscuridad, el desterrado, el antiguo, El montevideano en un edificio abandonado. Mi signo ha muerto en la oscura noche De mi melancolía, se ha apagado.
En la consoladora noche vos me has arrullado Con tu tibieza de mujer bondadosa, Y una flor crece dentro de mi pecho Es una rosa que en la enredadera reposa.
¿Soy tu amor, soy tu dios, o un poeta? El beso de Atenea en mi frente poseo; Yo deambulé en los rincones de la magia… Y he navegado con Flegias sobre la laguna Estigia, Recitando a intervalos versos mientras las almas se quejan, Pero callan cuando un mortal su pena lleva.
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XXIV
Como una tormenta llego, y me instalo en los rincones de los pensamientos de los que están presentes, son poetas y poetisas que leen sus textos y charlan bebiendo algo; fuman porro y ríen. Los observo: todos tienen carpetas con hojas de poemas que luego recitarán en la noche larga. Escucho a una poetisa leer un poema sobre Caín y Abel, y lo que me resultó sentir fue que era que estaba leyendo la Biblia, pues hasta versículos de la misma leía. Realmente un bodrio, fue aplaudida, ¡qué costumbre de aplaudir lo malo! Al rato leyó un afeminado que hacía una apología al falo y al erotismo entre los varones. ¡Basura! La gente seguía bebiendo y charlando, eran pocos los que prestaban atención a las lecturas; la luz era tenue. Y así pasaron cinco poetas a los cuales no les entendí nada, no sé si eran neobarrocos o calambres llanamente. Hasta que llegó un joven de unos treinta y pocos y leyó un poema sobre la oscuridad y la decadencia, sobre el amor frustrado y sobre la noche. Creo que era un poema gótico, muy bien elaborado, con buenas imágenes y excelente vocabulario. Fue lo mejor de la noche. Entonces tomé mi saco y me lo puse, miré alrededor y observé la cantidad de poetas que hay y la poca poesía que existe. Me fui.
XXV
Dicen que en la niebla los hombres se pierden y que ni los dioses los pueden encontrar, pero yo te encontraría por tu canto y por la belleza que irradia tu belleza de mujer.
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XXVI
El muchacho pobre y de barba Toma un paquete de comida Que una monja le da Por la ventana de la iglesia, Qué fiera tristeza ver a un hombre hambriento Cubierto de ropa rota Y con las manos extendidas Como un santo hacia el Cielo.
XXVII
Pétalos de una sonrisa lejana Caen hasta el fondo del recuerdo Desvanecidos sin retorno La voz que te sugería instancias de amor Cuando el cielo estrellado relampaguea El mar, llegaste a Finisterre, Fue tragado por la tormenta de estío Que ni Vivaldi se imaginó En vano las constelaciones te amparan Cada centímetro del cuerpo Años luz: Diorema encantado Vísceras de pescado Huellas en la arena Promesas promesas promesas Aún cayéndote a pedazos no resignás Tu condición de molestia, Viga en el ojo ajeno Roseta en el pie descalzo Te sorprendieron al obsequiarte Tu infravida El espejo te adula Reitera hasta el caos los signos Y el temor te devora Vértigo náusea cósmica Lo intuís No razonás Tu cerebro no puede Porque porque …
XXVIII
Las estrellas frías lejanas Indiferentes al paso del hombre Tus arcanos callados, silencio nocturno Aquella voz indomable que recrea El huracán de mil sueños Abiertos como horizontes al crepúsculo Como venas abiertas del suicida Sangró la tarde Por las venas de las nubes Sangró tu mano Al contacto de la espina Las estrellas cabalgaron el cielo Conformaron episodios Algunas están muertas Como tu fe Como tu sistema nervioso Apenas llega el reflejo Que en las aguas tranquilas se aquieta Por amores lloran Tu alma es una carretera donde Los puentes se han quebrado En la insanía insistes Verte adornado con fetiches y abalorios Escribiendo en una gruta Ciertos signos Desnudo en penumbras Al ritmo del agua subterránea: Las estrellas escupen tu destino.
XXIX
Lluvia azul desde el cielo Mares encrespados Tormenta eléctrica Yo desnudo en el bosque Qué hago me pregunto Pero no sé quién soy Camino entre charcos Y una cortina de agua Me moja el cerebro Nada veo Un relámpago lila Una luz a lo lejos Se estrella contra la oscuridad El mar está cerca Y te añoro, amada mía Y desnudo voy No tengo vergüenza Mis manos tocan los árboles Se resbalan Caigo de rodillas Y me asomo al sueño.
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XXX
Voy a cortarme el pelo para pegarme un tiro en la cabeza.
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XXXI
Escucho a los Redondos y me dan vuelta la cabeza, dijo ella y luego vomitó.
XXXII
Siento mi alma perdida Como un animal en un bosque La luna ilumina Mi desasosiego Y camino lento por las calles Como un perro sin dueño La Melancolía, arpía joven, Me sigue de atrás lento Y yo apuro el paso a más no dar Para que no toque mi sombra Son los fríos días de agosto, pienso El invierno está pegado al día Y camino por la bahía Buscando algo, buscando nada El corazón me late despacio Similar a las olas de la playa El lucero por occidente se asoma Ya viene la noche, se estremece mi alma.
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XXXIII
Escucho a los Redondos mientras leo poemas de Julio Inverso. Se me mezclan las letras y mi cabeza orbita. La guitarra de Sky Belinson mueve las flores de titanio con su melodía, en tanto, la voz del Indio Solari exhala poemas herméticos. Julio Inverso se pone a bailar fumando, y recita “OTROS PECES DE EXISTENCIAS ARÁCNIDAS”. Afuera el sol se va poniendo; vendrá la noche y escribiré mis poemas para exorcizarme.
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XXXIV
No sabremos hasta que abramos las puerta de nuestras desnaturalizadas vidas.
XXXV
Siento en el alma un oscuro pájaro que me canta sin bríos y que me aletea las venas Ese pájaro vino de la noche como lo afirma un poeta y se arraiga con sus garras a mis huesos sacándome las ganas de vivir, de amar, de comer, sin embargo te tengo a vos, querida mía, que me consuelas con tus caricias y tu amor incondicional. Siento en el alma un pájaro oscuro que incuba sus huevos malditos en mi espíritu, en mi voluntad. Sólo sé que lo mataría con tus besos y miradas que me alimentan por dentro como una ambrosía imaginaria. ¡No me dejes, amor mío!, eres lo único que tengo para seguir adelante con ganas y no caer en un pozo de lágrimas.
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ANTENOCHE, JUGLARES SOMBRÍOS para Andrea Blanqué
antenoche, los juglares oscuros cantaron derramaron sus cálices amargos de poesía maldijeron el tiempo en que estamos tras una cortina de humo bajo luces de neón antenoche, las eléctricas guitarras gritaron, inflamaron los pechos lloraron rencor satisfaciendo las demandas del público y del alcohol. los monjes en sus sayos elevaban las manos al cielo y los juglares malditos rieron de contento mientras tu foto yo quemaba y el bajo sonaba en el cieno mientras tus versos rogaban que fueran prendidos fuego. antenoche, sí, creo que fue antenoche, cuando la noche mordió mis piernas y no pude correr (juglarescas carcajadas) porque fugit irreparabile tempos y lo quise alcanzar para llevártelo en un estuche donde quiera que estés. hoy estoy herido como un perro con sarna e intenté atravesar el espejo, fue en vano sólo lo logré en el sueño.
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XXXVII
EL SÚCUBO (o la Lujuria infernal)
“Amado mío, déjame que sea tu carnicero, puedo hacerte sentir un dolor profundo como un fierro en la carne entrando o garfios prendidos en tu cuerpo mordiendo tu carne y tirar de ellos”. Un súcubo frente a mí me lo sugiere, ¡y estoy tan solo y desdichado!, ninguna mujer se apiada de mis horas, ni quiere mis caricias ni mis risas, ¿por qué no probarlo? “Amado mío, seré sensual como una serpiente y enrollaré en ti mi cuerpo liso y perfumado, te ofreceré mis senos para que bebas sangre que es la leche de los demonios, te daré largos besos, profundos como el Averno hasta desmayarte de un placer elegido”. Ella me sigue sugiriendo placer o amor, deseo o dolor, y estoy tan solo hoy que no puedo más que rendirme a sus cartilaginosas manos y a sus ojos de insecto, pero con unos labios que devorarían los míos de placer. “Amado mío, serás mi rey y yo tu reina en nuestro infierno personal, si quieres no le haremos daño a nadie pero sí a nosotros mismos comiendo de nuestras carnes hasta el amanecer.” Tengo tantos deseos de saber cómo es, hermosura del Infierno, súcubo de verde cabellos, tu figura es la de una diosa griega hundida en el mar por envidia de los serafines. “Ven, entonces, amado mío, sumerjámonos en la laguna quieta, fría y milenaria abrazados los dos y masticando nuestras carnes mientras fornicamos, ven, querido, te sacaré de el museo llamado vida”. Y yo, solo, como tantas veces, indiferente al mundo que me rodea, sin un posible cariño pleno de mujer, renuncio a mi condición humana y me consagro a un ser superior del que seré presa o semidiós.
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XXXVIII
Estropajo, cadáver perdido mugre y papeles nylon vereda sin limpiar paro, paro, paro reivindicaciones cocaína y Miami hambre mal entendida niños locos y violentos pordioseros tirados hyundais flotantes mujeres alteradas hombrea borrachos sol playa ozono ultravioleta recuerdos del último adulterio sonrisas aplausos mañana a sufrir ¡y no te hagas el pendejo!
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XL
Federico Rivero Scarani seduce a las mujeres con la nueva línea de perfumes y fragancias Andrea Blanqué.
XLI
“Bella soy, oh mortales, como una pétrea flor”. Charles Baudelaire
La Belleza es una esfinge que guarda secretos vedados al hombre, igual que la Divinidad. Cuando le plantea un enigma, como al pobre Edipo, el hombre frunce el ceño y le tiemblan las manos. La Belleza es hermosamente monstruosa, digna de los dioses que la invitan a la mesa para disfrutar de la ambrosía que el hermoso Ganímedes sirve en sus copas. La leyenda cuenta que un hombre que vino del norte adivinó un acertijo de la Belleza, y ésta como premio le ofreció una mujer hermosa como una perla. Con el tiempo el hombre y la mujer tuvieron un hijo que cuando creció se hizo poeta; en su poesía la Belleza estaba instalada, y nunca se le presentó a plantearle ningún acertijo. Por lo contrario, lo inspiró hasta convertirlo en el vate más famoso del Imperio.
XLII
Visitando a la amada II
Esta vez iré a tu casa en la noche con un ramo de flores de baquelita; te diré mi amor en cuatro idiomas mientras un pájaro nocturno canta su melodía de ensueño. Te besaré en el zaguán y charlaremos sobre amores frustrados y primaveras. Nos acariciaremos los rostros, esos que en la vida cotidiana mostramos. Te traje de regalo un perfume oscuro y floral que perteneció a mi abuela andaluza. Tus encantos femeninos son tan bellos como un crepúsculo de enero. Tus manos perfumadas como jazmines y pequeñas iguales a las tórtolas. Tu alegría supera todas las tormentas, brillas en las tinieblas, reís similar a un arroyo desbocado de su cause y que desemboca en el mar, amantes de milenarias existencias. Soñamos juntos con golondrinas que vendrán y serán las mismas que nos vieron amar en la habitación de tules azules. Te acerco a mí y te tomo de la cintura; tu aliento de cedrón me agita el corazón. Los labios se rozan, se juntan, se abren y flotamos en el zaguán, levitamos como por gracia divina. Y pienso que algún dios nos está inspirando y al mismo tiempo escribe en su tabla de arcilla un poema sobre nosotros que luego leerá en los festines olímpicos. Es hora de despedirme; te acaricio el cabello y me rozás la mano con tu mejilla. Debo irme porque quiero llegar a casa para escribir, igual que el dios, un poema nuestro donde yo te adoro y vos me alegrás la existencia con tu presencia de princesa celta.
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XLIII
El vértigo azul de un cometa expulsado los ojos de Betty Davis con escalofríos las flores de uranio en mi jardín emotivo tus pasos callados en la habitación los hombres y mujeres podridos de ir al trabajo que agobia el cielo de marte azul rojizo los peces cuyas bocas los matan las lágrimas de la mujer golpeada un sueño pegajoso embrionario mutilado la escarcha de invierno en los pastizales la voz del amigo que te aconseja la luna lunera que cuelga del cielo como de cromo una bandera el silencio de los amantes las olas rugientes rompiendo contra las rocas pájaros que cantan a toda hora poema caído desde el cerebro espíritus de seres queridos que nos visitan callados en la noche asesinos y ladrones bebiendo cerveza tatuajes en el alma podrida pordioseros enfermos de la cabeza sin alimento y con pegada miseria burgueses embrutecidos por el confort yupis que se creen seductores cuando en realidad son cadáveres insepultos chicas que seducen con sus ropas están condenadas por la vanidad intelectuales pudriéndose en sus bibliotecas elite de columnistas que escriben en los diarios y están condenados a servirle al sistema sistema que es un entramado de sistemas desocupados comidos por el hastío sin esperanza en este infierno terrenal capitalismo que devora vidas y naturaleza los indiferentes con lentes oscuros consumismo que hasta las venas sangra grafitis en los muros que no dicen nada insultos de cuadros de fútbol pegados en las paredes vandalismo de fin de semana, alcohol, drogas y alienación sueldos miserables para los trabajadores los miserables guardosos de los supermercados que explotan a sus empleados todo el año es carnaval en Uruguay.
XLIV
“Trouxé flores mortas para ti quero rasgar-te e ver o sangue manchar toda pureza que vem do teu olhar eu nao sei mai sentir”
Renato Russo
A difícil ternura de fazer mal Acorrentada doença de negar O amor a esperança a vida Nao ha forma de se afastar De praceres que adoecem Como cheiros nojentos cores gastois Sangrar olhares puros Diáfanos e voltar a enganar É demasiado fácil face-lo Porém deixar de sentir resulte O fim de algo, ate o propio sentir Desintegra-se cuando a maldade Está como bouquet de flores Que alguém entrega mortas Em atitude de oferenda Magoando a pureza virgem Seu mentir é un relembrar Sim despedaçar ferir Esse é seu pedágio.
XLV
“Abre pronto mi ventana, quiero sentirme aterrado”HOLOCAUSTO, Julio Herrera y Reissig.
Abrindo janelas que apavoram Escuros rincoes em espaços longos Profundos no tempo que anda Corredores vacíos quadros tortos Ate habitaçoes entardecidas Janelas, suspiros de porradas Flutuando no cheiro violeta, É a hora mais implacavel que conhece Quem eu sou, outra vez a procurar A escada de caracol, chuva, O relámpago fala palavras lilases Subindo tentou voltar Teu possível perfil para a tempestade E encontrei a você, e me olhas Com teu último olhar no instante Em que o vento nos engole.
XLVI
En lo profundo de la noche Te hallé, oí tu voz entre relámpagos Y deshice telarañas manoteando corredores en penumbras En lo profundo de la noche El metal hacía su señorío, las sombras Anfitriones de malas horas, pero te encontré, sí, Quizás la estrella que ampara fulgó A petición de las almas enamoradas; O quizás sea un sueño profundo Del cual no queremos despertar jamás; Aun así cuando la esperanza sea breve La noche nos devolverá lo que nos pertenece: La suprema ilusión que tiene cada rosa en octubre El color del jacarandá contra el cielo gris, La noche es tan benigna como una bruja ebria Y contenta por adularla, Que no haya llanto ni ojos de arena Que los labios sean cielos que se abren Para contener nuestros deseos de nube, Sólo eso, besos que sean cielos.
XLVII
Caminaste con pasos de ondina Por los templos del cielo que es eterno Hallaste amuletos, epigramas y bosques, Oteaste el firmamento buscándome Buscando la nave fantasma que te llevará Por los inconclusos espacios del deseo Fuiste astronauta del destino incierto Y con los brazos abiertos pediste A la lluvia a la tierra y su océano Un arcoiris de instantes, un libro abierto Que cuando lo leyeras fuera desapareciendo, Y el amor te trajo a las orillas del asteroide Mientras digitabas el nombre, la clave Del hilo de Ariadna para que te sacara De este laberinto; caminaste por el cielo Y lo seguirás haciendo porque tu mirada Va teniendo el color de la eternidad.
XLVIII
Te seguerei até os templos do futuro escalarei degraus de onix ou de cemento algo em mim començou a me asustar sao os ventos da última tormenta mas igual te seguerei porque você é minha fada andarei tenteando pelas latitudes do sul serei uma engranagem bem azeitada tal vez igual te seguerei até você me dizer chega afasta-te da minha vida do meu ar e do meu sonho ou acaso ofereças teus días para meu consolo no oasis da vida te seguerei princesa.
XLIX
Los dioses te crearon Te enseñaron Alguno se enamoró de ti Otros te envidiaron Y lanzaron pestes y terremotos Los dioses no olvidan Juegan, a veces, contigo hasta marearte Cambian de forma Y te seducen En ocasiones bestialmente Los dioses te necesitan Para poder existir En este universo con lunas.
L
Los amantes se miran a los ojos con la plenitud de un atardecer, caminan como si flotaran sobre lagos de agua congelada y se abrazan con la fuerza de una enredadera, son admirados por los pájaros y los perros callejeros que se les acercan, no titubean en besarse bajo la luna o bajo el venenoso sol del estío, los amantes comunican con caricias sus deseos y secretos, y siguen doblando a la derecha de un ciprés eternamente guarecidos de la lluvia hablando vaya a saber qué silencios, qué confesiones, qué misterios, los amantes buscan en la sombra el refugio para sus besos de caramelo y aun durante el día no esconden sus caricias ni sus promesas de que todo sea cierto, a veces la gente cuando los ve pasar se callan observándolos maravillados como si fulgiera una luz sobrenatural desde sus cuerpos amarrados, y sus fuerzas se extienden sobre el camino y no piensan cuánto falta de muerte que como sombra va quedando atrás.
LI
En este mundo que es un prisma
LII
Te sostuve en el infinito y hasta en
el invierno cruel
LIII
Feliz de aquél que no ha saboreado en su existencia el sabor del mal, porque cuando los dioses sacuden una casa no hay cólera que no persiga ni alcance hasta el último de sus descendientes. Similar al oleaje del mar embravecido o como los huracanes que todo lo destrozan, las tinieblas desde los abismos marinos gimen y hacen girar los torbellinos que están ansiosos por devorar a los vanidosos.
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Federico Rivero Scarani
fscarani24@yahoo.com
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