Nuevo aniversario del nacimiento de Onetti José María del Rey
Morató |
El
jueves 1.º de julio de 2010 se cumple otro año del nacimiento del
escritor latinoamericano Juan Carlos Onetti. Había nacido en Montevideo
en 1909; su padre era funcionario de aduanas y su madre pertenecía a una
familia brasileña. En
1962 Onetti obtuvo el Premio Nacional de Literatura (Uruguay). Recibió el
Premio de la Crítica por dejemos
hablar al viento mejor libro de habla española publicado en 1979.
En 1980 fue galardonado con el Premio Cervantes de
Literatura (España). En 1985 es distinguido por segunda vez con el
Premio Nacional de Literatura (Uruguay). Vivió
exiliado en Madrid desde 1974 y allí murió veinte años más tarde, en
1974. Mario
Vargas Llosa enseña que su cuento el
infierno tan temido (1957) presenta una condensación del relato
que sólo puede compararse con la poesía. Y agrega que «lo que es “La
metamorfosis” para Kafka, lo es “El infierno tan temido” para Onetti».
Vargas Llosa considera, además, que «La vida breve» (1950) es la primer
novela moderna en lengua española. El
literato peruano afirma que el escritor uruguayo es el primero «en
aplicar la revolución formal en la narrativa» y que «fue uno de los
primeros en crear un lenguaje que imita al del hombre de la calle». Hace
más de cuarenta años Onetti declaró a la periodista uruguaya María
Ester Gilio «siempre digo lo que pienso y trato de hacer lo que quiero…
No hablemos del resto» (protagonistas
y sobrevivientes, Montevideo, Arca, 1969). Es probable que esa dura
exigencia haya influido para que no llegara a ser un escritor de masas, a
las que, por otra parte, no trató de complacer ni atraer. También
exige mucho al lector su propia manera –revolucionaria- de narrar. Por
ejemplo en el cuento el infierno tan
temido se generan al lector sensaciones diferentes y contrarias de
las que se espera de la cómoda y apacible lectura de un texto que diga lo
mismo, omitiendo todo lo que pueda provocar o alterar la paz de su
conciencia. Claro que cuando, a la postre y por otros medios, el lector
llega a saber que los hechos contados ocurrieron en Montevideo y la anécdota
le llegó a Onetti de labios de un presidente del Uruguay, la cosa sale de
la letra del texto y aumenta la apuesta. Otro
ejemplo de las dificultades: en la
vida breve crea un personaje –Brausen- que a su vez crea al
protagonista de la novela –el médico Díaz Grey- y pone en movimiento
la trama en un escenario urbano real-irreal, la famosa “Santa María”.
Este pueblo sale también de la imaginación de Onetti-Brausen y es un
lugar que luego vuelve a utilizar para colocar las acciones y los
personajes de otros relatos de otros relatos de otros libros. Le cuesta al lector común seguir estas historias bastante diferentes de los simples y previsibles relatos naturalistas, costumbristas, criollistas o realistas con los cuales estaba familiarizado. Pero hace rato que muchos se acercan y admiran la gran literatura latinoamericana que Juan Carlos Onetti nos dejó. |
José
María del Rey Morató
jmdelreym@hotmail.com
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