Del Rey Morató |
Los Tiempos y Espacios de
“Vidas y Leyendas En La Costa del Queguay” |
En
el mes de setiembre de 2008 fue editado en Montevideo Vidas
y Leyendas en la Costa del Queguay, el nuevo libro de José María del
Rey Morató.
La
obra prologada y bajo la Cura de Carlos R. Mazullo Mottaniz, nos presenta
a un Del Rey Morató que deja
volar la imaginación y no se detiene ante el absurdo que se le plantea a
un autor cuando intenta estampar en la letra escrita, ciertos relatos
surgidos del imaginario popular. Además, a un minucioso escritor que
vuelca en la narración una serie de datos que describen el paisaje y su
geografía, que a la postre son un aliado del lector en el conocimiento de
los personajes y el entorno que dan verosimilitud a sus historias, por
fantásticas que nos resulten, , características del autor, que ya habíamos
apreciado en la Obra Llevo Cuentos,
Montevideo, Ediciones El Heraldo, abril 2007. El
tiempo y el espacio, juntos, son elementos fundamentales para entender
vivencias, ya que, al relacionarse y justificarse entre sí, dan razón a
muchos hechos que marcan la evolución, en unos, y el comportamiento del
hombre, en otros. Dando globalidad y contenido a la obra, todas las
historias transcurren o refieren a un espacio geográfico determinado que
ubicamos en el departamento de Paysandú (Uruguay) y a un tiempo preciso
marcado por el fin de los enfrentamientos armados de Blancos y Colorados,
principios del siglo xx, con
desenlace en un tiempo no preciso, la memoria del autor. Con esos elementos abordaremos el comentario de la nueva obra de Del Rey Morató. Al referir historias a un espacio determinado y precisar el tiempo en que se desarrollan las mismas, nos permite achicar el riesgo de contaminación cultural, condición fundamental para interpretar, comentar o simplemente transcribir hechos sociales, que es en definitiva lo que intenta Del Rey en su “Vidas y Leyendas en la Costa del Queguay”. |
Pero
al hablar de un espacio determinado y un tiempo preciso, no sólo nos
referimos al espacio y al tiempo exacto, a la geografía y al período en
que pueda medirse convencionalmente el momento histórico en que se sitúan
los hechos, también hablamos del espacio y el tiempo preciso y acaso
necesario que tales relatos estuvieron en la memoria del autor. E
importa referirse a ellos, porque no en vano permanecieron en el recuerdo
sin forma fija, desplazándose e interconectándose unos con otros, en un
espacio y un tiempo recorriendo esa memoria, espacio y tiempo ineludible
para fijar la forma que ahora tienen. Ahora bien, si toda creencia o mito
nace en la cultura popular y se nutre en la propia predisposición popular
que las sigue alimentando de una generación a otra, también sufrieron un
cambio, al haber un tiempo y un espacio entre aquella, éstas y la memoria
del autor, que quizás, nos devuelve tales creencias y mitos, con
omisiones o saltos, extrapolaciones, realimentaciones… antes de quedar
congelados en la letra escrita. Ya no se puede volver atrás, las Vidas y Leyendas en la Costa del Queguay, escritas por Del Rey Morató, fueron ocupando tiempo y espacio, en un recorrido que no les ha resultado gratuito, alimentadas o degradadas en la propia cultura popular que las creó, alimentadas o degradadas en las nuevas circunstancias, que indiscutible e incontrastablemente, rodean a los agentes propagadores de las mismas, por tanto, ahora sólo es preciso y necesario que al llegar a la letra escrita, adopten nueva vida, retrocesos u ocasos, para que en el imaginario popular se conviertan en nuevo insumo que ha de ingresar en otro tiempo y espacio al planteado por José María del Rey Morató. |
Elías Iriarte
EL HERALDO
Salinas
Octubre 2008
Página 11
José
María del Rey Morató
jmdelreym@hotmail.com
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