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Acuchillan los cielos mi ventana
reflejando el ayer cual comedidos.
Todo en mi derredor es oro seco
que viene desde el fondo plañidero.
Ayer me fuiste - corazón partido -
que como en juego fui recomponiendo.
¡A fuerza de coraje ! fui ensañándome
con tu toro salvaje entre las lágrimas
y a puro corazón, tú sin saberlo
fuiste perdiendo la febril batalla.
No obstante dejé en ti todas las llagas,
los insondables rumores de tu alba
y mis cadenas sordas al olvido.
Olvido que está en el fuego ardido
mas con llaves de hierro, resguardadas.
Fue aquel toro-dolor una historia sagrada
que se funde ante ti cual yunke eterno.
Basta sentir noche de plenilunio o benteveo
cruz de amor azogada o cráter en silencio revelado.
Todo está aquí en la fiebre silente de tu risa
o en la mesa de luz colmada de otros ayes.
Todo está fresco y muerto a la vez,
mi extraño ser amado
lacerando latidos... azotándoles.
De frente al viento austral cada mañana
me repongo y al hombro también cargo
¡el toro de ese amor embravecido!
16.7.07 inédito |