En los espejos del alba
la Cruz del Sur suelta amarras.
¡Ay, su vestido de plata
y sus collares con algas!
En San Felipe y Santiago
su beso se hace esmeralda
y en la calle del Pilar
se trepa por las murallas.
¡Ay, lengua de cuatro puntas
enamorada y bizarra!
En la moneda del río
el Cerro también se baña
y su farola es la luna
y sus cañones guitarras.
De la Matriz las campanas
son mariposas gallardas
y en la gran Plaza Mayor
requiebra galana España.
El Cabildo se levanta
con su raza tutelaria
y centellea la gloria
desde el Fuerte y sus hazañas.
La Ciudadela es lucero
por mi ciudad legendaria.
¡Ay, plenilunio que escoge
la luz sin par de mi patria!
Los siglos pusieron pulsos
a tus candelas cual brasas
y en las pestañas del tiempo
un farolero te danza.
"Las once han dado y serenooo...
Las once y sin novedaaad..."
¿Qué magia habita tu casa
Montevideo-esperanza
para vivir tu rumor
en caracolas de gracia?
Zabala te imaginó
entre magnolia y naranja,
por eso el jilguero es sol
y el mar en tu brazo es arpa.
Montevideo, la luna,
te borda palomas blancas
y en el Portón de San Pedro
tu bandera se hizo lanza.
Dame tu ronda de estrellas
y tu mirada de malva,
Montevideo que quiero,
tu Cruz del Sur en el alba.
Poema premiado en el concurso organizado por CADE en el 250º aniversario del proceso fundacional de Montevideo, 1976. |