En el estreno de El desayuno durante la noche |
El eterno juego de las apariencias |
Muchas
veces me he preguntado qué es lo que sucede detrás de los muros de
determinada residencia, sin importarme, ni conocer a los que la habitan.
Sobre todo cuando se trata de viejas casonas, en las que supongo han
pasado las vidas de varias generaciones. Anoche, tuve la oportunidad
de acercarme a lo que puede suceder en esos interiores, gracias a la obra
de Ricardo Prieto, El desayuno durante la noche o juego de las
apariencias, bajo la dirección de Nelson Cepeda Borba, escenificada
en la residencia Chateau Margaux, en Itzimná. Una puesta en escena que
enriquece el panorama teatral de la ciudad por su profesionalismo y
calidad. El concepto ubica al público
como figuras invisibles que invaden el hogar de una familia, sin
especificar el lugar —que puede ser una metrópoli, o una pequeña
ciudad enclavada en algún país latinoamericano—, para encontrarse con
algo más que los juegos de una simulación donde cinco personajes se
reinventan para continuar con la vida. Pocas
veces se logra integrar un cuerpo de actores tan parejo y compenetrado,
Nelson Cepeda logró equilibrar correctamente los temperamentos y definir
personalidades, a lo que contribuye grandemente el texto cargado de un
humor ácido y gran fuerza. En la obra intervienen: Mónica
Cataño, joven actriz que sorprende por su caracterización de Beatriz, la
más joven, tímida y mesurada integrante de la familia. Cuenta con el
profesionalismo suficiente para encarnar a un personaje con la
naturalidad y ternura que exige el autor. Pedro Juan de la Portilla
es un experimentado actor, director y dramaturgo. Esas cualidades le
permiten dibujar el personaje del profesor, visitante asiduo de la
residencia. Su trabajo actoral es discreto y atinado. Toda una revelación es la
participación de Ariadna Medina, a quien habíamos visto en anteriores
trabajos y ahora demuestra que posee mucho más talento y cualidades
interpretativas. A través de su personaje nos va guiando a un mundo de
amargura, insatisfacción, incomprensión y obsesión; cosas bastante difíciles
de actuar con verdad. En apenas cuatro años,
Miguel Flota se ha convertido en un experimentado actor, con gran
disciplina y una capacidad interpretativa que va del galán al actor de
carácter le permitió interpretar a Leopoldo —el nieto atormentado y
amargado de la casa— con la fuerza y veracidad que requiere el
personaje. Elena Larrea Peón siempre
le ha apostado a los directores propositivos. Recordamos sus actuaciones
bajo la dirección de Rubén Martínez, María Alicia Martínez Medrano,
Francisco Marín, Enrique Castante, etcétera. Ahora encontramos a una
Elena Larrea que encontró un personaje desde el cual puede hacer surgir
toda la experiencia que ha adquirido en la escena. Aunque el autor procura
equilibrar a sus personajes, la abuela interpretada por Elena se eleva e
instala como el personaje dominante de la pieza, sin dejar de atender los
detalles: cambios de vestuario, utilería, intensidades; toda en su
precisa dimensión para construir la complicada relación familiar.
Excelente trabajo. Otra vez nos vuelve a sorprender
el trabajo escenográfico de Jesús Hernández. Aproximándose más al
trabajo de instalación, lo cual habla de su contemporaneidad, logra ambientar
la obra y darle ese toque misterioso y mágico que se requiere. Con un equipo de estas características
era muy poco probable que la obra resultara aburrida o densa. Todo lo
contrario. A pesar del formato (de espacio alternativo) y de tener
divisiones o intermedios, la obra transcurre manteniendo totalmente
cautivo al espectador. La dirección de Nelson
Cepeda Borba es de trazos lógicos, más enfocada a dejar salir las
tonalidades de cada personaje, cuidando cada momento y enfatizando poéticamente
algunas de las cualidades señaladas anteriormente en los personajes. El desayuno durante la noche es una obra recomendable que estará en escena todos los sábados y domingos de octubre, en la residencia Chateau Margaux de Itzimná. El cupo es limitado a 40 personas, por lo cual le sugerimos haga sus reservaciones al teléfono 9 22 45 31. |
Gildo González Ángulo
Por esto!
Mérida – Yucatán –
2 de octubre de 2004
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