Selva |
A Selva Casal |
Ella es testigo, víctima elegida de las confesiones del mar, del llanto que queda flotando en el aire cada vez que un animal se muere. Madre de la página huérfana, que solo espera un nacimiento de tres gotas de sangre sobre el papel dormido. Ella llegó con su mirada inédita, con su voz susurrando sobre los candelabros de un palacio vacío. Al pasar, deja huellas de fuego sobre la tempestad de cemento. La llamaron "Selva", un ángel azul duerme en el cáliz de su ombligo. Una reminiscencia de otro siglo me llama, recuerdo haberla visto traspasando la sombra de un molino. Soy aprendiz del tiempo y sus desgarros. Ella se ríe del precipicio de la muerte. Solo soy un boceto de mi misma. Ella es un cuadro, una estampa inmóvil de la belleza del invierno. Los ademanes de la luna habitan mis ojos tristes. Se anuncia nuestro encuentro, tiemblan los versos que jamás serán escritos. |
Alicia
Preza
Sacrilegio
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