Oníricos minutos |
Apareces con el párpado húmedo. Suspiran los halcones de la lluvia. Una anciana te observa detrás de diarios rotos. La ciudad ingiere un pedazo de ti. Los invisibles columpios albergan niños de otro mundo. Sus cabelleras sonríen despeinadas. El perro más viejo del barrio, vende fósforos con olor a hocico. Nadie lo ve, los animales no negocian. Los hogares son casas de muñecas. Entre las cortinas azules se asoma el recuerdo. Un hombre lleva a su caballo con los ojos vendados. El equino imagina un horizonte de galopes eternos. El silencio de las calles estremece. En un rincón del bar alguien escribe un libro. Se contornean las sombras, lánguidas pasajeras por el espejo de una boutique vacía. Conversan los espíritus antiguos. Las carrozas doradas ya no existen. Hoy, el sueño es el transporte que eligieron. Es una incierta batalla de soldados dementes. Una mujer mira su cofre y llora. El oro no existió, fue una ambiciosa pesadilla. Deambulan los relojes con los números descalzos. Clavando sus agujas en los oníricos minutos de la vida. |
Alicia
Preza
Sacrilegio
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