La noche en la ciudad |
Ciega y blanca, efímera, precisa. La noche es una máscara sin ojos. Lleva en sus manos secretos de enemigos. Acaricia las piernas de la mujer del mostrador. Brinca sedienta en busca de mis versos, yo extiendo mis páginas vacías. Nos encontramos en la cita de los sueños, a medianoche se alborotan las cortinas. Cantan las luces de estos ecos mundanos, la brillantez nocturna prevalece. Los edificios pálidos contornean sus piezas y los balcones tímidos renacen en las sombras. En el parque los muchachos se presentan ante dios, fumando marihuana creen detener el tiempo. La siesta de la calle hace abanicos con los árboles. Yo vago por las horas con estrellas de lata. Busco entre mis recuerdos las huellas de la arena. Los bares ciudadanos se persignan, los hombres fuman cigarrillos importados. Por los rincones deambulan calaveras, vestigios de esta tierra que emanaba la paz. En la iglesia se aquieta el infortunio, la esperanza hecha sebo en una vela azul. Los perros vagabundos añoran compañía, detrás de tres borrachos que lloran abrazados. La luna se viste de percal fina y traviesa, en un cielo abrumado por las nubes. |
Alicia Preza
Sacrilegio
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