Los poetas que tontos son |
Cuando corrí, a aquel bar llovía y pedí un café. Ubicado y esperando la infusión vi que un poco, me empapé. Todo el entorno era habitual, lo mismo de todo los días. Refugio que era como ritual, del que pelea causas pérdidas. Pedí un coñac, como motivo de combatir frío y tiempo. Como no vi ningún amigo, quise disfrutar del encanto. Quedé, olfateando olores con humo despertando mí vena de verseador. No todo es como presumo cuándo bosquejo motivos de autor. ¡Qué fácil resulta la rima!, cuándo la ayuda el alcohol. Trazos que en papel deriva con carácter de idioma español. Los ruidos de fondo percibo y doy causa a la letra; casi sin darme cuenta escribo mis sandeces sobre una carpeta. En estos ambientes, ¡cuánta historia!, cuánto amor se ha llorado. También sé nutrió mi paranoia, de presentes que son pasado. Con premura, apuré mi copa y del verso hice un bollo. Me fui, dejando la culpa de hacer todo aquel embrollo. Las cosas que allí escriben, los mal llamados poetas tontos; de vez en cuando reciben risas de su propio canto. |
Juan
Ramón Pombo Clavijo
Del Libro “Mi verbena”
17 de mayo de 2006
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