Escenario edénico de la poesía Cristina Pizarro |
El tema que nos convoca "Escenarios para la promoción de la lectura" me resultó sumamente sugerente desde el principio. En nuestra tarea utilizamos con frecuencia 'generar espacios para...', crear, propiciar. En realidad, lo que queremos hacer es 'generar escenarios', otorgarle al espacio un vívido contenido de experiencias. Considero que para ello, un sólido punto de partida es poner el escenario desde nuestra existencia, manteniendo una actitud fluyente donde predomine un pensamiento en escenas. Cada acto, cada acontecer, cada suceso está ligado a un devenir. Lo fenoménico está en lo dado, en el puro reflejo de lo vivido, en le puro tejido de vivencias de lo que está aconteciendo. Y el Jardín de los libros podría ser acaso 'naturaleza restaurada en su estado original'. Más allá del cultivo de un jardín como tradicional sentido del jardín de infantes, con las connotaciones múltiples que se despliegan, podemos proponer 'una invitación a restaurar la naturaleza original del ser'. ¿Qué pasos nos trazamos para transitar estos escenarios? Reconocemos nuevos caminos en la enseñanza del lenguaje, de la lectura, de la literatura en una sociedad con nuevos paradigmas teóricos y epistemológicos en el contexto de una cultura de masas. ¿Para qué y por qué nos proponemos alfabetizar en Poesía? ¿Queremos alfabetizar en Poesía sólo para producir consumidores? Cualquiera de nosotros daría un No rotundo a este interrogante. No queremos Alfabetizar en Poesía sólo para producir consumidores. Considero oportuno citar un concepto expresado por Beatriz Sarlo para comenzar a indagar qué es lo que está sucediendo en este aquí y ahora, y que es una de las aspectos nucleares en el campo problemático de la formación docente de grado en el nivel inicial. "La alfabetización encarada como tarea de Estado produjo el público de los diarios y la industria cultural gráfica del siglo XX. Había una alianza implícita entre las necesidades de grandes empresarios o de núcleos de emprendedores intelectuales y las políticas del estado nacional." (Beatriz Sarlo, Entusiasmos culturales y realidad) Desde la práctica cotidiana en la cátedra, asistimos a una gama heterogénea de perspectivas que no siempre miran con acierto la especificidad de lo literario, por causas muy difíciles de analizar en este momento, y que por otro lado, han sido planteadas como aspectos que conforman una crisis en la educación, como asimismo una decadencia en nuestra sociedad. Me aventuro a enunciar lo siguiente, para ir construyendo un paradigma ético y estético, siguiendo a Patricia Moyano en: "Cartografía de una práctica": Propiciar una territorialización de la estética de la existencia, que reconozca a la energía erótica como el motor de la solidaridad y de la cooperación. Crear dispositivos de producción de subjetividad individual o colectiva, y por ende, singularizada. Posibilitar el encuentro en un territorio existencial que abra la puerta a la expresión del mundo interno, a la exploración de la potencia para transformar los objetos. Asumir la existencia incitada a una "dimensión de autonomía del orden estético" Encauzar una práctica autónoma que posibilite vivir al interior de ella el proceso creador, con sus ambigüedades y sus saltos al vacío, una práctica que no unidimencionalice, que no uniformice, es decir, una práctica multidimensional y heterógenea. Indagar la dialogía multiplicadora de voces historizadas que comprenden estéticamente la polifonía existencial. No me referiré en esta comunicación a ninguna obra en particular porque el propósito es reflexionar juntos. Destaco la valiosa producción poética de autoras que participan de estas jornadas: Laura Devetach, María Rosa Mó, Silvia Schujer, María Cristina Ramos. Insisto en los enfoques y destaco la propuesta elaborada siguiendo mi experiencia en la práctica docente a la que denominé: "Enfoque constructivo afectivo expresivo productivo integral (ECAEPI))". En el marco del desarrollo afectivo- emocional, enfatizamos que el objeto libro se constituye en un objeto transicional y que una buena vinculación con el libro estará asociada a los primeros vínculos y las emociones de placer, displacer, temor, angustia, ya que en los contenidos de los textos están representadas las situaciones, experiencias de vida, acciones, sentimientos, que ayudarán a afianzar diferentes modelos de identificación. De la misma manera, ese vínculo también se establece con la sonoridad de las palabras, la voz y el contacto corporal. Para focalizar la charla que comparto con ustedes esta mañana podríamos considerar que los núcleos problemáticos, giran a mi entender alrededor de estos ejes:
La cuestión de la autonomía del arte se asocia a la experiencia artística en el momento en que el arte efectúa una transgresión, subvierte, hace entrar en crisis a los demás tipos de discurso. Concebir el arte como una entidad que funda su validez únicamente en sí mismo, a partir de su autonomía, no siempre implica que deje de lado la realización del potencial soberano que radica en la experiencia estética que depende de otro factor, vinculado con una concepción de la ubicación espacial del arte. Si se percibe la experiencia estética como algo localizado, ésta tendrá consecuencias estabilizadoras, aportará compensación, alivio. En cambio, al ser concebida como potencialmente ubicua, la experiencia estética tiene consecuencias desestabilizadoras. Esta posibilidad subversiva del arte, el objeto estético efectúa una desautorización de la percepción normal de la realidad, provocando un nuevo tipo de visión del mundo. En definitiva, es importante adjudicarle a la condición autónoma del arte un poder de provocación o alteración respecto del sistema de producción y del resto de los campos de la actividad social. La autonomía triunfante asigna un papel determinante al devenir histórico como factor de diferenciación progresiva de la experimentación de un todo social y la eliminación de las fronteras en los campos de experiencia como una especie de paraíso perdido. Nos inclinamos a la apreciación de lo artístico, no como un arte cerrado para artistas, que establece un modo correcto y único de apreciar lo artístico, en tanto que esto redundaría en un modo burgués de organizar en el campo de lo simbólico las diferencias entre clases. De este abordaje somero de la cuestión de la autonomía del arte se desprenden, más que definiciones tajantes, algunos puntos que merecerían ser desarrollados en mayor profundidad. Hasta qué punto se delimita la autonomía del arte para que el arte pueda ejercer un poder subversivo sobre los demás discursos sociales, cómo podría escapar el arte a la limitación de semejante potencial y no por parte del campo institucionalizado, de la academia elitista ávida de objetos que satisfagan su consumo snobista, sino de la industria de la cultura, que lo induce a una codificación precisa de cada signo, aún de lo más provocativo, alejándolo del desarrollo inmamente de su propio lenguaje. Retornando a la tarea de la sala, elijo la Poesía como Primera Estación de nuestros escenarios, porque esa instancia de lo fugaz que intenta apresar el poeta con su palabra en el poema se despliega en una temporalidad y espacialidad que corre paralela a nuestra imaginación y construcción de los sentidos de la realidad. Me atrevo a sugerir y a enfatizar la necesidad que tenemos los docentes de reflexionar acerca del valor de la palabra poética por sus resonancias afectivas, el despliegue del mundo imaginario, la construcción de lo real. Una y mil veces es importante que nos interroguemos qué nos pasa interiormente con la poesía, qué pasa en el mundo del niño con la poesía, qué sucede, en general, en nuestro entorno con la aproximación al poema. Consideramos que ese rasgo de síntesis del lenguaje en la poesía nos conduce hacia la multiplicidad de significados y sólo accederemos buceando en el laberinto del texto. Resulta significativo prestar atención a que las experiencias poéticas de muchos autores coinciden con las vivencias de los niños: por su actitud de asombro, el deseo de inquirir en el origen de las cosas, por la necesidad de apropiarse de la palabra, que durante el primer año de vida es, a veces, sólo una caricia que estremece el cuerpo, produce placer y deseos de actuar, jugar, estar con los otros, hasta que, progresivamente, y con lentitud, se constituye en un símbolo, que sólo el pensamiento humano puede interpretar. Lanzamos los primeros textos, con el propósito de hacer despertar a un cuerpo que escucha. La poesía recupera aquello que parece perdido, también es memoria, nos devuelve una ausencia y nos brinda la plenitud para seguir construyendo el devenir, desde esa visión adánica que busca el retorno al origen. La poesía nos puede convertir en un cazador de nuestras propias escenas. La poesía es metamorfosis. Afirmamos, con total convicción, que favorece el ejercicio de la libertad, a través de numerosas alternativas en sus procedimientos semánticos, en la elección sincera, responsable y comprometida con las estructuras del lenguaje. Revalorizamos su cualidad para provocar la transformación del hombre, intentando que logre ser "él mismo", después de que la poesía haya penetrado en la intimidad de su ser. Nos proponemos recuperar los derechos de todas las formas de imaginación. La poesía constituye un factor de vida y equilibrio. La poesía recorre los límites de las lenguas, las culturas, los pueblos, los pensamientos. Atraviesa todas las fronteras con la peculiaridad de manifestarse en un aquí y ahora. En esta conjunción de poesía y tercer milenio se sustraen tanto las visiones apocalípticas y milenaristas como las visiones apologéticas y mesiánicas del devenir histórico. Estamos ante la presencia de un conjunto de mutaciones. El poeta va mirando las múltiples significaciones de los hechos históricos y así, por medio de tantas ligaduras penetra en las cosas y da cuenta de ellas con su pensamiento, con su palabra. El universo del poeta en la expresión de sus textos fragmentarios, constituye el orden totalizador e invisible que representa la vida y la condición humana. El poeta da nombre a las cosas, cumple en el mundo una función rememorante. La poesía es nominación, la palabra se detiene en cada cosa. El poeta escucha la voz que proviene del ser y la deja manifestarse indemne como lenguaje. Las imágenes de los poemas dicen lo "no dicho", los poemas profundizan el instante. El lenguaje poético nos da a leer, a vivir, a imaginar otra cosa que lo que dice, pero asimismo, todo lo que dice. La poesía lleva de lo conocido a lo desconocido. Es oportuno considerar algunas ideas tomadas del valioso texto de Graciela Pellizari, que hace referencia, entre otras cosas a lo siguiente: un poema es una "realidad lingüística"; está constituido por elementos visibles y elementos audibles. Podemos ver las palabras dispuestas gráficamente de manera distinta que la prosa. Esa topografía del texto mantiene un atractivo especial en los niños; de allí que resulte importante mostrar los textos poéticos no sólo en libros sino también en carteleras, posters, afiches. Podemos oír la musicalidad a través del ritmo de las palabras y de cada verso y estrofa. La intensidad, el tono, la inflexión de la voz nos señala que la poesía nació para ser dicha en voz alta. El plano sonoro produce significados que están ligados a la emoción y al mundo de los afectos. El ritmo silábico, la rima, las repeticiones de fonemas, de palabras, de estructuras, de ideas asociadas hacen un recorrido de ida y vuelta en el circuito poético de la creación en paralelismos y también simetrías. El juego tiene un lugar preponderante en el lenguaje poético a través de su presencia en el poema de dos maneras:
Podemos observar que en la poesía infantil hay juego en varios aspectos:
El sentido poético se descubre no sólo por la vía conceptual sino muy especialmente por la captación intuitiva. La intuición, esa facultad tan poco valorada por la corriente racional y especulativa que nos envuelve, es la que capta el sentido poético, porque no discurre, ni argumenta sino que toma contacto con la realidad, con el poema en este caso. El sentido poético no nos informa nada sino que nos provoca otras vivencias que son de naturaleza distinta de nuestra percepción práctica, cotidiana, científica. El sentido poético es inherente al lenguaje. El niño- ajeno a la disquisición racional- intuye e "inaugura" los objetos de su conocimiento con esa "visión adánica" que caracteriza al poeta. Lo poético provoca la "ruptura" de nuestra forma usual de conocer, percibir y vivenciar. Graciela Pellizari nos ofrece una definición precisa y ajustada sobre la poesía para niños: La poesía para niños es ritmo, rima, juego de palabras con sentido poético. |
Cristina
Pizarro
15ª. Jornadas para Docentes, Bibliotecarios y profesionales del Área de la Salud "Escenarios para la promoción de la lectura"
21,22, 23 y 24 de julio, en el marco de la 15ª. Feria del Libro Infantil Juvenil, en el Centro de Exposiciones de la Ciudad de Buenos Aires(Avdas. Figueroa Alcorta y Pueyrredón).
Mesa redonda: El jardín de los libros
Miércoles 21 - 07 - 04
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