Bosque de abedules |
Sostenida en la espera de un espacio desolado, recorrí la tierra quemada, atravesé un puerto de alhelíes. En un bosque de abedules nos encontramos con los dioses. Nada más. Infancia. Un himno quieto en la estación de la orfandad. Palabras de agua se guarecieron en la trinchera. Noviembre descubrió un camino insurrecto. Se oía una plegaria en el pueblo florecido. Pero la anciana gruñe sobre los escombros nocturnos. Sin la sonrisa del primer rostro, la mujer azul entierra los murmullos bajo la hierba enmudecida. Extraños pájaros copulan. Las gotas de rocío se funden en la nada. La palabra verdadera se extasía en nuestra sangre. |
Cristina
Pizarro - 2004
De Confesiones de Gertrudis Glauben
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