Nocturno del tiempo y de la eternidad

poema de Ernesto Pinto

 

¡Canta un gallo!
En la hora tercera de la noche, bajo la Cruz del Sur.
Y otros cantos le siguen cruzando la ciudad dormida.
En medio del tupido bosque de las sombras heladas,
Traen el secreto de la cruz o gozo de las almas.

 

¡Canta un gallo!
El miedo ahuyenta de los ojos las palomas del sueño

Clavando el diente frío en la frente y en los huesos.
A mí llegan los clamores de los que ríen o lloran,
Apurando en la breve llama, la inmensidad del tiempo.

 

¡Canta un gallo!
Se mueve el cañaveral de la pasión alta o pequeña.

Alguien no puede dormir y mide cien veces la alcoba,

Mareado por el licor cruel y lento de los recuerdos;
Y otro, honesto, apaga los espejos de la blanda frente,

Perdido gozosamente en el túnel lirial del sueño,
En el momento en que canta un gallo.

 

¡Canta un gallo!
Un joven agoniza, sin resignarse a los adioses
Y el niño salta llorando a la cuna recién abierta,
Muy cerca, en la misma casa, se cruzan dos destinos

En el momento en que canta un gallo.

 

¡Canta un gallo!
El puñal asoma, en las esquinas, su perfil de dramas;

La prostituta se entrega entre el vino de los violines;
Y dos manos se cruzan bajo la luz de los sagrarios,
En el momento en que canta un gallo.

 

¡Canta un gallo!
La madre enciende la lámpara para atender al hijo;

No descansa el enriquecido con la miseria ajena,

Sofocado por la hiedra negra de los remordimientos,

En el momento en que canta un gallo.

 

¡Canta un gallo!
Y siento el galope horrible y lento de todas las muertes.

La muerte simple de todos los días, que no lloramos:
De la copa rota, del plato vacío, de la cáscara,
De la migaja del pan, del agua caída en la mesa,
De la manzana que se pudre sin boca que la coma,
De la rama del aire bebido, como suave licor,
En el momento en que canta un gallo.

 

¡Canta un gallo!
Y siento el drama renovado de la naturaleza;
Las tormentas jugando con el barquito de la tierra;

El huracán, los rayos, el fuego y las rugientes aguas

Corriendo despavoridas sobre ruinas y lamentos,
En el momento en que canta un gallo.

 

¡Canta un gallo!
Y siento el golpe repetido de la hoz sobre las flores:

Jardines pisados, bosques talados, cunas trizadas,

Hombres sin cesar cayendo y levantándose! en la tierra,

En el momento en que canta un gallo.

 

¡Canta un gallo!
El suicida, el ladrón, el asesino o el santo nacen,
En un leve movimiento de las agujas del reloj.
Con Pedro puedes negar y salvarte en una mirada,

Pues la estrella se desploma o el ángel sube del barro
Y todas las horas caben y la eternidad se conquista,

En el momento en que canta un gallo.


poema de Ernesto Pinto

 

Publicado, originalmente, en: Marginalia Cuaderno de Arte y Literatura Nº 4 Montevideo Mayo de 1949

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación

Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

Link del texto: https://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/6041

 

Ver, además:

 

             Ernesto Pinto en Letras Uruguay

 

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