La comunidad judía de México es una de las más numerosas del mundo latino. Su participación
nacional, escasa asimilación, fuerte estructura institucional y clara identificación con las
tradiciones, la señalan como una de las congregaciones diaspóricas más reconocidas del mundo entero.
Los orígenes se ubican con la llegada al continente de los llamados judíos
ocultos. Ya en las embarcaciones expedicionarias que descubrieron el “nuevo mundo” se contaba con un buen numero de
ellos. El año 1519 y la llegada de Hernán Cortes, es para muchos investigadores la fecha de inicio del judaísmo en el territorio
mexicano. Si bien el número fue en aumento, la fuerte presencia del catolicismo y la existencia de un tribunal de
fe desestimularon la instalación mosaica en ciertas regiones del país.
Con la abolición de la Inquisición en el año 1821,se eliminó el monopolio teológico y con el mandato de Benito Juárez, -un abogado de origen indígena zapoteca que gobernó al país por mas de 14 años- en los años 1858 a 1872 se ampliaron las libertades
individuales. La promulgación de la Constitución de 1857, dio protección legal a la practica
religiosa. Sin embargo, esta situación se dilató por algunos años,
debido a las presiones que sostenían los miembros de la iglesia católica.
Como ley complementaria de la Constitución Nacional y en el marco de las denominadas Leyes de la
Reforma, se sanciono un decreto, el dia 4 de Diciembre de 1860,que ordenó la libertad de cultos en el
país. Esta norma fijó un cambio en la actitud nacional, reconociendo el derecho a practicar libremente las creencias religiosas de cada uno y rompiendo definitivamente los lazos de la religión con el Estado.
En 1861,al año de la promulgación del referido Decreto, los judíos que residían en el país –algunas decenas– arrendaron la primer sinagoga para
rezos. En el Templo Masónico de la ciudad de México se llevó a cabo el primer rezo abierto
nacional. Pocos años después llegaron al país representantes de diversas organizaciones judías europeas y norteamericanas para observar de cerca una posible colonización.
Entre 1864 y 1867 el poder estuvo en manos del Emperador Maximiliano I.
Con su ascenso, los judíos procedentes de Holanda, Francia y Alsacia se hicieron presentes en el
país. El médico personal del Emperador, el austriaco Salomón Basch influyó en la tarea de esclarecimiento y colaboró firmemente con la llegada de nuevos inmigrantes.
En 1877, Porfirio Díaz asumió la primer magistratura del país y gobernó hasta entrado el año 1911.En 1886 se sancionó la Ley de Extranjería y
Naturalización, una verdadera innovación legislativa continental que incorporó el derecho de los extranjeros a radicarse en el país y facilitar su
naturalización. En 1908 la llamada Ley de Migración organizó el registro y la llegada de los
inmigrantes, y permitió un mayor control y conocimiento de las personas que deseaban radicarse en estas
latitudes. El encargado del medio de transporte, debía facilitar a los inspectores de migración un listado de los pasajeros que
ingresaban, acompañado de los datos individualizantes de cada uno. Bajo estas circunstancias decenas de familias de Europa Oriental abandonaron sus países en busca de un mejor porvenir en zonas mexicanas.
Díaz era un ferviente partidario del modernismo europeo y en ese concepto ubicaba a los judíos, de quienes afirmaba, contaban con innatas condiciones de laboriosidad y
humanismo. Si bien nunca se concreto un proyecto oficial de colonización,
si se puede afirmar que el número fue en crecimiento progresivo llegando a ser 10.000 los integrantes de la comunidad en el año 1908. El militar ordenó expresamente a sus agentes de inmigración de Europa Oriental –donde se vivía una fuerte persecución– que cursaran invitación en su nombre, a los judíos de esa zona para establecerse en el país.
El espíritu cosmopolita y su afán de progreso, alentaban la inversión
extranjera. Convencido de la importancia de la inmigración profesional o de oficio expresaba que para un trabajador no calificado era mejor radicarse en el norte americano que en el territorio
mexicano. Sin embargo todos aquellos que quisieran trabajar tenían su apoyo en tierras
aztecas. Judíos franceses llegaron al país bajo su mandato. En algunos
casos, años después regresaron al viejo continente.
Durante los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles - 1920 a 1928 - se originó una masiva llegada de Europa
Central, los países balcánicos, Norte de África y del territorio turco.
En 1925 se alcanzó el mayor guarismo de inmigrantes judíos en el pais.
La productividad del campo y la industria eran elementos fundamentales para atraer a las masas empobrecidas de
Europa. La llamada Acta Jonson, que imponía cuotas restrictivas de ingreso a los Estados
Unidos, permitió que muchos de los interesados en el norte llegaran al sur para tentar luego la llegada a su destino
inicial. Plutarco Elías Calles expresaba al periódico nacional “El Universal” que el país
recibiría, en forma calurosa a todos aquellos inmigrantes, que cuenten con propósitos agrícolas o
industriales. En sus viajes al viejo continente insto a las masas judías a que conozcan y residan en el país y en algún caso la historia lo bautizo como “el judío de la revolución mexicana”.
Años después fue derogada la Ley de 1908 y sancionada la nueva Ley Migratoria - Marzo de 1926 - que exigía condiciones
sanitarias, morales y destrezas en oficios o profesiones para ingresar al país.
Se controlaba con mas rigor la entrada de extranjeros y se preveía la deportación y
expulsión. Poco a poco México tomó el camino de la restricción
americana, para finalmente llegar al cierre de fronteras en el año 1934.
Son pocos los judíos que pudieron ingresar desde esa fecha hasta finalizada la segunda gran guerra.
El órgano central comunitario es el Comité Central Israelita de México que fuera fundado en
1938. En 1944 se suma a la institución, la llamada Tribuna Israelita que constituye el brazo de dialogo de la congregación con las instituciones y personalidades nacionales e internacionales.
Hoy unos 45.000 judíos residen en el país, mayoritariamente en su capital México
DF. Un grupo importante de israelíes que trabajan en tareas de asesoramiento en seguridad, ingeniería y telecomunicaciones integran la
comunidad. Otras colectividades menos numerosas se ubican en Monterrey,
Guadalajara, Cancún y Cuernavaca. La red sinagogal existente, abarca todas las tendencias del pensamiento
religioso. Instituciones culturales, educativas, sociales y políticas complementan el panorama
comunitario. Los judíos constituyen un grupo humano de respeto y prestigio destacándose el alto numero de niños
judíos que reciben instrucción en centros educativos de la red (uno de los mas altos de la
Diáspora),su escasa asimilación y el gran numero de practicantes ortodoxos.
El estudio y el respeto por los principios de la Tora auguran la permanencia de una de las comunidades mas importante del orbe.
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