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Honduras. La reconstrucción de su libro sagrado
por José Luis Piczenik

Cuando la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) de Honduras, declaró “alerta roja” en cuatro departamentos, a raíz de los vientos y lluvias provocadas por el huracán Richard, muchos pobladores recordaron la catástrofe que vivió el país doce años atrás con el ciclón tropical Mitch. La pequeña colectividad judía del país no olvidará jamás lo sucedido en esas jornadas. El centro comunitario de Tegucigalpa - que había sido inaugurado un año antes –  donde se asentaba la sinagoga de la ciudad, fue arrasado por el fenómeno climático y sus construcciones destruidas. El río Choluteca, que cruza la ciudad en dirección norte sur, recibió en 5 días precipitaciones promedio de 212 días. El templo situado a escasos 150 metros del río sufrió el derrumbe de sus edificaciones quedando totalmente inutilizados, el mobiliario existente y los libros de rezos.

 

Uno de los dos rollos de la torá existentes fue ubicado tras horas de excavaciones en el lodo que invadió el lugar. La reparación parecía inimaginable. Sin embargo tras contactos mantenidos con el Rabino Emmanuel Viñas de Nueva York - escriba y experto en el tema - un grupo de 35 colaboradores de la Jewish Comunity Center de Hudson, Tarrytown, Nueva York, a su mando iniciaron la tarea. Miles de horas de trabajo a lo largo de meses lograron su cometido. La torá databa de más de 150 años, había sido escrita y confeccionada en Hungría y traída al país en los años de la Segunda Guerra escapando del nazismo. Los rollos habían superado el odio humano y en esta instancia los fenómenos naturales. La reinauguración de la sinagoga se produjo el 24 de Agosto del año 2003 y fue posible gracias al esfuerzo de la comunidad local y las contribuciones de otras comunidades americanas y europeas. La misma adoptó el nombre de “Shevet Ajim” (Tribu de hermanos) en honor a la tarea realizada por pares de todo el planeta.

 

Ciertas teorías afirman que los primeros judíos del país fueron de origen sefaradí y se instalaron en el siglo dieciocho en la municipalidad de Trinidad, Departamento de Santa Bárbara en la región noroeste del país. Otras investigaciones afirman que la familia del presidente Juan Lindo – hijo del judío español Joaquín Fernándes Lindo - quien ejerció la primer magistratura entre 1847 y 1852 fue una de las pioneras en el país. Jacobo Baiz, Cónsul en Nueva York fue hombre de confianza en el gobierno de Marco Aurelio Soto durante los años de su presidencia desde 1876 a 1883.

 

Sobre finales del siglo diecinueve e inicios del veinte, la llegada de inmigrantes judíos se hizo notoria. La mayoría de ellos procedían de Europa Oriental (Rusia, Polonia, Alemania y Rumania) escapados de las persecuciones imperantes en el viejo continente. También se sumaron un grupo de sefardíes, que arribaron al continente desde Grecia, Turquía y el norte africano. Se instalaron en la capital Tegucigalpa y en San Pedro de Sula, donde ejercieron el comercio, destacándose en la exportación de telas y en la producción de plátanos. Algunas familias se ubicaron en el puerto caribeño de La Ceiba donde también desarrollaron actividades vinculadas a la exportación manufacturera. En esos años Honduras, abría sus puertas a la inmigración y las masas europeas  veían en sus condiciones climáticas y económicas elementos alentadores para su radicación definitiva. Medios de prensa europeos promocionaban estas condicionantes en aquellas latitudes.

 

En el inicio del siglo veinte compañías estadounidenses de producción bananera como la Cuyamel Fruit Company - propiedad de Samuel Zemurray, un inmigrante de Kishinev que llegó a América en 1891 - y la United Fruit Company permitieron a nuevos grupos de trabajadores radicarse en el país. El 2 de Abril de 1929 durante el gobierno de Vicente Mejía se  promulgó la ley de inmigración que protegió la llegada de hombres de raza blanca logrando ventajas comparativas con miembros de otras culturas. En la década del 30 el arribo de grupos procedentes de Alemania alcanzó su punto más alto.

 

En 1939 la posibilidad de ingreso al país se vio limitada. Tiburcio Carias Andino,  prohibió la entrega de visados a inmigrantes europeos y las posibilidades de acceder a ellos se restringió, a permisos especiales otorgados a jóvenes o parejas recién casadas que tuvieran familia en el país y llegaran vía Suiza u Holanda. Datos de la Jewish Relief Comitee of Honduras estimaba en 129 los judíos que vivían en Honduras en 1947, 85 de ellos en Tegucigalpa y los 34 restantes en San Pedro de Sula, Tela, Ceiba y Puerto Cortes. Los primeros signos de comunidad fueron llevados adelante por el empresario Boris Goldstein quien actuó como jefe espiritual comunitario en San Pedro de Sula y donó la tierra donde se construiría el cementerio inaugurado en el año 1951 y la sinagoga que data de 1954.

 

Un proyecto frustrado del hijo del Presidente Carias, pretendía durante los años de la Segunda Guerra recibir a más de diez mil familias judías europeas que aportarían diez mil dólares por jefe de familia y servirían para financiar al Banco Central de Honduras. El proyecto tras algunas consultas, no se llevó a la práctica.

 

En los años 70 la llegada de israelíes especializados en las áreas de ingeniería, manejo de cultivos agrícolas y seguridad, amplió el número de integrantes comunitarios. Las representaciones diplomáticas entre ambos países se formalizaron en los años 1986 y 1987.En la actualidad, la comunidad cuenta con unas sesenta familias que se asientan en Tegucigalpa y en San Pedro de Sula, ambas con sinagogas propias (Shevet Ajim y Maguen David) donde se desarrollan los kabalat shabat y estudios de tradición judía. Se mantienen los servicios de Chevra Kedusha y el cementerio.

 

El país contó con un segundo presidente – el primero fue Juan Lindo - de origen mosaico. Ricardo Maduro ejerció el máximo cargo del país desde el año 2002 hasta entrado el 2006. Este ingeniero nacido en Panamá desciende de una familia judía holandesa que cruzó el océano siglos atrás. Su antecesor en el gobierno Carlos Flores Facusse es un profesor universitario de descendencia palestina que ejerció el mandato representando al partido liberal hondureño. La colonia árabe en el país es numéricamente la más importante del mundo latino tras la chilena con más de ciento cincuenta mil integrantes.

 

Recientemente el gobierno de José María Zelaya generó temor en la comunidad judía local. Sus ideas afines a las políticas de Chávez, Castro y Ahmedinejad preveían dificultades para la colectividad. La radio local Globo - afín a Zelaya - y su ex canciller Patricia Rodas tuvieron expresiones judeo fóbicas y el propio Zelaya afirmó que mercenarios israelíes habían instalado cerca de la embajada de Brasil – donde se refugió – aparatos electrónicos que emitían radiaciones de alta frecuencia. Sin embargo el propio ex presidente, en carta abierta fechada en Setiembre de 2009 se encargó de deslindar responsabilidades por los hechos acaecidos afirmando su respeto por los intereses comunitarios en el país y llamó públicamente a los hondureños a abstenerse de hacer comentarios antisemitas y de cualquier discriminación a fin de restaurar la democracia. 

 

Un país que nació y creció como crisol de culturas y que hace gala de ello en la actualidad. 

José Luis Piczenik
piczenik@adinet.com.uy
Semanario Hebreo 

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