La creación |
Desde su propio límite, de pie sobre el asombro de su cuerpo la criatura asoma en una no pensada comunión por la gracia con el ángel. Los árboles se vuelcan hacia un cielo de pájaros abierto; de verdor inocente, aún no tocan sus ramas la densidad aguda del otoño. El aire busca peces y canta con el mar, espuma y nube; la redondez del mundo ejercita sin prisa y descansa en el ala de los pájaros. Todo en el mundo es alto, vertical en sí mismo, agradecido; todo asoma inocencia y en amor su enajena; desde su entrega el mundo se le ofrece. |
La creación
Sebastián Peñasco
Asir N° 19/20
Diciembre - Enero 1950/51
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