Casi seguramente, fue la Fuente de Canarias. A aquella primera surgente, le siguieron los llamados Pozos del Rey. Por ello el paraje, naturalmente tuvo por identificación, el nombre de La Aguada. Ello ocurría alrededor de 1750. Es decir, cuando Montevideo, Plaza Fuerte, tenía un cuarto de siglo escaso de edad... Y el nombre de La Aguada, se perpetuó, llegando hasta nuestros días, experimentando grandes mutaciones, importantes cambios y, también altibajos. Porque aquella zona de La Aguada, que competía de igual a igual con la del lindero Cordón, llegó, con el andar del tiempo - en los años finiseculares - a mostrar un progreso galopante. La Aguada tuvo su crecimiento, sus perfiles propios metamorfoseándose de zona semirrural a barrio activo, con pronunciados sesgos comerciales. Llegó un momento, hace ochenta o noventa años, que aquello tan en boga: "Compadrito de La Aguada; compadrito del Cordón", hubo de invertirse...
Claro que, la erección del monumental Palacio Legislativo, y de un templo muy mayor; la construcción de un verdadero Centro Universitario (Facultades de Medicina, la de Odontología, la de Química y Farmacia, estas dos últimas trasladadas más tarde) el palacete de una tienda de primer nivel ahora desaparecida (Casa Soler) que empataba casi al también ahora recordado "London-París" hace años cerrado. Una particularidad, esos dos Grandes Almacenes como dirían los franceses, los más importantes antaño de nuestro país, murieron comercialmente, pero misterio incomprensible, los dos típicos edificios, vacío totalmente uno y casi igual el otro, allí están como testimonio un poco inexplicable de un tiempo que fue...
El hermoso Palacio de las Leyes y subsiguientemente, la Av. Libertador Brig. Gral. Lavalleja, dieron esplendores magníficos a la zona. Pero a causa de un entorno de carácter totalmente antagónico, fue haciendo que La Aguada de la Real Marina, como decimos con gusto, como barrio, se fue esfumando. "Cuchilleros aparte" - esto va por lo del pintoresquismo de la época de los guapos - El Cordón tomó la delantera. Hoy, después de Pocitos, es la zona más importante de la Capital. La Aguada antañera, era una playa. Los médanos, subían desde la costa. Por donde hoy luce el gran Anexo del Palacio Legislativo, estaban Los Cuadrados.
¿Quién recuerda ese aspecto de La Aguada? Eran cuadriláteros hechos con paredes de piedra. No sabemos sus orígenes y menos la finalidad. Pero sí sabemos - las versiones de nuestros buenos abuelos - que los vecinos se bañaban en aquellas "piscinas" bastante singulares. Un sendero que nacía no tan lejos del agua, comenzaba en la Plaza Flores. Donde en los últimos años del pasado siglo, existía una hermosa fuente. De niños, la conocimos, allí donde estaban los andamios del Palacio en proceso de construcción. La Municipalidad había encargado a París, varias copias de un tipo de fuente famosa. De ellas queda solamente una, al menos que nosotros sepamos. Adorna uno de los canteros de la Plaza Zabala, cerca de donde nace la calle de San Diego. Perdón: llamésmole como corresponde, Washington. Ese camino se bifurcaba enseguida. Hacia el Oeste, era el que llevaba al Cerro, aunque pronto se le denominó De la Agraciada. El que enfilaba al Norte, tuvo un nombre singular, homenaje a los hermanos Goes, que nos trajeron nuestra futura riqueza, el ganado. Y el tradicional Camino Goes, también llamado Juan de Toledo, cambiaba de nombre por donde nacía el de la Cuchilla Grande. Y ahora es la Av. Gral. Flores y el otro Av. José Belloni.
Los "cuadrados", la Plaza Flores, todo fue borrado por los terrenos que necesitó el magnífico Palacio y por exigencia de la Diagonal Lavalleja. Volvamos al nombre original. Con el agua de aljibes y manantiales, éstos de agua por lo general no muy potable, no alcanzaba. Y así surgieron los aguaceros, que a caballo, traían el agua en dos árganas. Y el aprovisionamiento "al por mayor" estaba a cargo del enorme tonel sostenido por dos ruedas enormes. La venta era puerta a puerta. Las fuentes en La Aguada, eran preponderantemente utilizadas por los barcos. Los "piperos" iban hasta la playa de Capurro, donde los hermanos de ese apellido, disponían de lo que llamaba la gente "las fuentes de Capurro". Zona semirrural era el paraje al que nos estamos refiriendo, cuando la Asamblea General Constituyente y Legislativa, que había comenzado a funcionar en la Florida y luego de su actuación allí se trasladó a San José, de allí a la Villa de Guadalupe, hoy ciudad de Canelones, estacionándose un tiempo en La Aguada. Leyes importantes y los últimos artículos de la Constitución, la Primera, "la del 30", se redactaron en medio de las chacras de La Aguada.
Hechos importantes para una ciudad que aumentaba su población, no tanto por el lado vegetativo pero si por la llegada de importantes grupos migratorios, lo constituyó la decisión de abrir los Pozos del Rey, dejando las fuentes costeras casi exclusivamente para aprovisionar a los barcos. Los Pozos del Rey, según lsidoro De María, cuando los ingleses pusieron sitio a Montevideo en enero de 1807, en La Aguada estaban entre lbicuy, Cuareim, Cerro Largo, y Galicia (nombres actuales) y llegaban al cuadrilátero de Yaguarón, Yi, Pozos del Rey, Asunción. Estaba por allí una finca con amplísimas sementeras, que surtían a buena parte de Montevideo. Se llamaba "Quinta de las Albahacas". En La Aguada existió desde lejanos tiempos un Mercado, existiendo aún el heredero, el conocido Mercado Agrícola, levantado en la primera década de este siglo. Fue el mayor de Montevideo. Pero a La Aguada, en la Administración Pereira (1856) el Mercado que funcionaba en la Plaza de Cagancha, fue trasladado a La Aguada. Se llamaba Plaza de Carretas y Mercado de Frutos. Imaginemos las enormes carretas y la cantidad de bueyes en la Plaza de Cagancha.
El tema del Mercado y Plaza de Carretas, desencadenó otro de los conflictos que jalonaron las relaciones entre "aguateros" y "cordonenses". Aquel Decreto del 13 de Julio de 1856, trajo la tormenta. Los del Cordón querían Mercado y Carretas; los vecinos de La Aguada, reclamaban lo mismo. La Aguada obtuvo su objetivo y allí se instalaron aquellos comercios. Asignado el terreno para levantar la Facultad de Medicina - inaugurada en la primera década de este siglo que ahora agoniza - la Plaza de Carretas fue alejada razonablemente de la ciudad. Y funcionó en los confines de la Villa de La Unión. Uno de los establecimientos más importantes de La Aguada, lo fue el Molino y panadería y chacra anexa. Era una gran fracción de tierra, limitada por Yaguarón, Lima, Asunción, cuyo dueño, D. Mateo Magariños, tuvo en 1806 como prominente comprador al catalán Batlle Carreó. Recién 25 años más tarde, se hizo la venta. Hallamos los detalles en fichas de los investigadores Dr. Luis Bonavita y Sras. Di Genio de Carlomagno y Duarte de Bogadjian. El adquirente, que fuera el abuelo de D. José Batlle y Ordóñez, hizo importantes construcciones y un enorme sector residencial. Allí nació el general D. Lorenzo y sus descendientes, entre ellos Batlle y Ordóñez, que vivió mientras duró su soltería.
Aquel Molino y quinta, fue en la época, una de las mayores construcciones de La Aguada. En la Aguada se levanta el mayor edificio de la Nación. Sede del Poder Legislativo, fue inaugurado el 25 de agosto de 1925. |