Antes de funcionar la fonda del Caballito, ya estaba instalada en Goes, pasando Garibaldi, la del genovés Casella. Comenzó a trabajar, tal vez, hacia 1870.

Si la fonda de Gaetán era famosa por la polenta a la milanesa, la de Casella divulgó, dentro y fuera de fronteras goenses, un plato de caracoles según receta creada por el talento culinario de Tomasito Casella, hijo del fundador de la estirpe de fonderos que se prolonga hasta hoy. José Batlle y Ordóñez y Luis Alberto de Herrera solían dejarse caer por allí para probar esos caracoles.