En este nuevo milenio, las relaciones de pareja están tan confusas que ya nada se da por seguro y cierto. El rol de la mujer y del hombre fue cambiando tanto que, transitando el nuevo siglo, nadie sabe en realidad quién es el que manda en la casa.
Nuestros abuelos, criados en una cultura machista, asignaban el rol de jefe de familia al hombre, y la mujer y los hijos eran los que obedecían. Hoy la mujer, debido a su independencia económica y su mayor grado de preparación para el trabajo, le disputa tanto ese rol al hombre que ya no es raro ver al hombre salir al laburo con el segundo auto y a la mujer con una poderosa 4 por 4. Y a la hora de hacer publicidad comparada de polvos de lavar, el encuestador golpee a la puerta, y en lugar de dos remeras pida dos calzoncillos para hacer la prueba de la blancura.
El hombre siempre basaba el mando en su casa aduciendo que era él quien traía el dinero. Con los índices de desocupación este asunto ya no es relevante: en algunos hogares no hay nadie que traiga guita.
Ya el hombre perdió el control de la casa, como unas décadas había perdido el control de los hijos. A lo sumo hoy le queda en su poder el control remoto del televisor, y eso será si a la mujer, con tanta liberación y cambio de hábitos, no se le dé por el fútbol.
Hay que ser realista y saber que en una casa mandan las mujeres. Salvos las suegras, que mandan en dos casas.
También se nota la avanzada femenina en el mando de la casa cuando se trata del único auto. ¿Quién tiene derecho de usarlo? Antes era el hombre, exclusivamente. Hoy es mitad y mitad. Pero, el agravante es que la mitad que le corresponde a la mujer es cuando el auto está en la calle y la mitad del hombre cuando está en el garage.
Lo grave es que la evolución del matrimonio va paralela a la evolución política del mundo. Antes el hombre era el rey absoluto del hogar. En cambio hoy, a pesar de que sigue siendo el rey, por lo menos en los papeles, su monarquía es constitucional. ¿Qué quiere decir? Que reina, pero no gobierna, como pasa en España, Inglaterra u Holanda. Los que realmente gobiernan son su mujer y el gabinete de cuñados que le impuso su suegra.
Usted dirá: ¿no hay ninguna posibilidad de que el hombre mande en su casa? Por supuesto que la hay, no todo está perdido, hombre. El hombre mandará en su casa todo el tiempo que se le antoje.
Por lo menos, hasta que forma pareja. |