Palabras recordadas |
—Fijate vos cómo se me ocurren las ideas. Imaginate un colectivo repleto, dos o tres estudiantes charlando entre sí, contándose trivialidades. Uno de ellos dice: «Cuando el sol entibia la mañana». Y esa frase es una más entre tantas. Luego la conversación se encarrila por otros senderos y esa frase queda ahí, sin registro aparente. Pasan diez o veinte años, y uno de esos estudiantes la rememora. ¿Sabrá aquel, quien dijo la frase, que se la recordará tanto tiempo después? El que la escuchó, ¿imaginó que quedaría en su cabeza? ¿Cuántas decenas de miles de frases olvidó ese estudiante desde ese momento hasta ahora? Pero esa quedó. Nadie puede saber cuál fue la magia que la hizo perdurable. Pero si está presente, algo debe contener o, de otra manera, algo debe haber generado. Y hoy esa frase da comienzo a un relato. La frase seguirá vigente, más allá del valor que ella pueda tener en sí misma. Alguien, a pesar de lo pobre que sea ese relato —o por esa misma razón—, la guardará en su memoria para que salte, quizás, veinte años después. Porque se trata de una frase destinada a reencarnarse en sucesivas vidas, |
Julio César Parissi
De "Breves
cuentos porteños"
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