Salmo

poema de Alberto Paganini Buquet

Yo iba viendo

tras tu carne

tanto abril.
Y tú,
como un río manso,

como un pájaro
que sabe su muerte en la estación,
cada vez más cerca,
fluida
alcanzabas las copas.

Oh mira
que la carne es en el aire.
Y en el seco remolino

de los cuerpos,
tú y yo, ni una gota de aire.

Yo miraba
en la estéril ventana de tu edad

aquel anciano que guarda el viento blanco,

ese luengo campo que multiplica nuestras casas

y nos trae la ración del cielo.

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