Las palabras se sostienen en lo que no está dicho todavía, en lo que está dicho a medias y en lo que no se puede decir.
Respeto el silencio a que está obligado el significado. Esa templanza que debe conquistar junto con una vida más larga, siempre, que la circunstancia en que nació. Es la capacidad de esperar pero sobre todo la de ver morir la circunstancia en la que adquirió él mismo forma y vida, y negarse a morir con ella; la de animarse a romper los lazos de la fraternidad con su origen sólo para demostrar en el único terreno posible - que es el de la contemporaneidad con la muerte y el de la convivencia con el desgaste- cuánto valía algo propio. Algo que él, por añadidura, tenía.
Me identifico con ese destino de lo que quiere vivir en tierra firme aunque le haya tocado una existencia lacustre. Ese destino exige aprender a morir las veces que sea para ahorrar fuerzas y volver a gastarlas pagando el derecho a la vida cuantas veces haya que hacerlo. En esa lucha por la vida el más frágil de los significados se vuelve fuerte. A fuerza de lucha. Productivo, a fuerza de economía. Combustible, a fuerza de sobrevivir en los pantanos. |