Miguel de Unamuno

poema de Emilio Oribe

del libro "El castillo interior"

La recia envergadura de este vasco estupendo

del fondo más remoto de nuestra estirpe arranca.

Tiene un ritmo salvaje y un resplandor tremendo

en su prosa robusta, paradojal y franca.

En la Universidad que dejó floreciendo,

detrás de él va Fray Luis como una sombra blanca.
Y murmuran los siglos : mientras siga escribiendo,

será siempre Unamuno, Rector de Salamanca.

Desde Montevideo, ciudad cosmopolita,

he seguido la hipérbole de su prosa inaudita.
Como escribo poesías, me es simpático el mote

de agorero que tiene. Y a veces lo imagino

rudamente forjado con el barro divino

de aquel otro Miguel, hijo de Don Quijote.

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