En diálogo: lógica de las discusiones y acción comunicativa Primer premio de Ensayo de la Asociación Filosófica del Uruguay Lic. María Gracia Nuñez |
«Toda
verdad es simple.» ¿No
es esto una mentira duplicada? F. Nietzsche. El crepúsculo de los dioses |
1-
Lógica conversacional y
lenguaje en movimiento:
análisis de las estrategias de la acción Lógica
viva (1910) de Carlos Vaz Ferreira describe una
dinámica conversacional a la que hemos denominado lógica
de las discusiones. La misma analiza diversos errores o falacias en
los que caemos, consciente y/o inconscientemente, cuando creemos que
estamos razonando o argumentando en discusiones, debates, etc. Se interesa
por el estudio de las cuestiones normativas,
esto es, cuestiones
de obrar o de hacer, que a diferencia de las cuestiones explicativas, no tienen una única solución y tienen,
paralelamente, consecuencias prácticas. El tema de las “cuestiones
normativas” también han sido tratadas en
pasajes de Un paralogismo de
actualidad, Conocimiento y acción
(1908),
El pragmatismo (1909),
Sobre los problemas sociales (1922)
y Sobre el feminismo (1933). Las
falacias no son sólo errores de razonamiento individual en oposición a
otro, se originan cuando se plantean oposiciones radicales y unilaterales,
falsas precisiones o la consideración incompleta de elementos sin
considerar matices y sin la previsión de cambios en las circunstancias
sociales, políticas e históricas de las instituciones acerca de las
cuales discutimos. (PLD, 1963:159). [1] En
la lógica de las discusiones distinguimos:
la
crítica al uso del lenguaje como esquema que realiza Vaz Ferreira para
desarrollar su crítica a la
concepción formalista, unívoca y abstracta del lenguaje de la lógica como
a los procedimientos del raciocinio y por lo tanto, la
crítica a los procedimientos de la argumentación entendida como arte
normativo encaminado a convencer y tener éxito en las discusiones. Por último,
tratamos de demostrar que en Lógica viva el criterio hiperlógico
y el instinto empírico son
fundamentales para realizar el análisis
gradual de los esquemas verbales y las creencias y evitar caer en las
falacias que describe Vaz Ferreira. La
lógica vazferreiriana se distancia de la teoría
de la acción comunicativa de Habermas, en tanto la primera se vincula
con el análisis concreto de los errores que cometemos al razonar sobre
cuestiones normativas. Por lo tanto, es menos abstracta (seguramente,
menos sociocéntrica) que la de Habermas, quien presenta al lenguaje
alejado del uso que de él hacemos quienes lo usamos, distanciado también
de las implicancias que supone su empleo, su adquisición, el tener
derecho a usar y a abusar de él. Mientras la acción comunicativa se orienta hacia lo abstracto, la lógica
de las discusiones de Vaz Ferreira lo hace hacia lo concreto (Ardao,
2000:24) en tanto la interpretación de las diversas creencias sostenidas
como correctas, en definitiva, son dependientes del contexto de las
discusiones en el que se llevan a cabo. Vaz Ferreira no emplea un marco
formal ni un criterio generalizable sino que la interpretación de cada
caso de significación ambigua depende de las circunstancias, del análisis
de las fórmulas verbales con la “atención concreta a los actos
enunciativos en el marco de contextos efectivos de su enunciación.” (Sasso,
1996:141).
2-
Buscando la comunicación perdida.
¿Comprensión literal o
interpretación delirante? Si
bien podemos afirmar que existiría una coincidencia entre ambos autores
acerca de que la acción
comunicativa se orienta al entendimiento intersubjetivo, en
la acción comunicativa habermasiana los participantes al vincularse,
pueden coordinan sus planes de acción individuales con el compromiso de
lograr un acuerdo comunicativo mediante pretensiones éticas de rectitud y
normatividad que permiten un proceso cooperativo de interpretación. (Habermas,
1989:108, 387 y 1999, I: 124,367). En cambio, la acción
en Vaz Ferreira, en tanto surge de su crítica al pragmatismo de James, es
entendida en un proceso en el cual la verdad
deviene, pero, a diferencia de James, ésta deviene mediante la
argumentación e incluye el análisis gradual e hiperlógico
y el instinto empírico. En
este sentido, nuestra
conclusión será, en parte, coincidente con planteos
contemporáneos como los de M. Andreoli, D. Malvasio y J. Seoane, autores
que entienden que Vaz Ferreira realiza una contribución original a
la teoría de la argumentación en tanto se pregunta por esos fenómenos
que, incidiendo en el proceso comunicativo, hacen que, en la mayoría de
los casos, la comunicación, cabal y literalmente, no se oriente
positivamente. La
verdad es parte de un proceso
histórico y el lenguaje es parte de una praxis dialógica; su análisis
no puede limitarse a la locución –a
lo que se dice–
sino que debe determinar de qué manera se está empleando dicha locución.
Vaz
Ferreira considera que el lenguaje proporciona esquemas discursivos y sub-discursivos,
sentidos literales, figurados, convencionales, lo dicho y lo interpretado,
aspectos lógicos y psicológicos. Asimismo,
los
ejemplos que plantea en Lógica viva, en general, son de interés
social e involucran a más de un individuo, en muchos casos a
instituciones (LV,
1963:108-117) y a “corporaciones oficiales”, se trata de razonamientos
colectivos, dialógicos, que corresponden a profesiones, a discusiones
parlamentarias, sobre los partidos políticos[2],
etc. Es en este contexto que debemos situar el análisis que el filósofo
uruguayo realiza de los problemas filosóficos, sociales, políticos y
educativos mediante partiendo de la crítica de
la supuesta racionalidad de los
esquemas de pensamiento y de las creencias, con el fin de lograr acuerdos
de alcance social con respecto a esos problemas mencionados. Con
la finalidad de intentar dar respuestas a las inquietudes relativas a la distorsión de la comunicación, destacamos cinco ideas directrices
planteadas por Vaz Ferreira: Idea
directriz I Con
el raciocinio no alcanza Si
bien es importante conocer la tradición que heredamos de la Lógica y de
la Retórica, partimos de partimos
de una crítica
a las limitaciones tanto de la Lógica,
en tanto esta considera
al lenguaje como un sistema idealizado y abstraído de su uso “psico-lógico”
y social. Vaz Ferreira realiza una crítica
pragmática a la Lógica
basada en que esta no se adecua a las exigencias de los usos prácticos y
de una crítica ideológica, en
tanto esta disciplina, oculta los procesos
psicológicos, a los que debería atenerse para evaluar relevantemente
las argumentaciones. (Seoane,
2003:4). La
Lógica viva, critica la
concepción formalista, unívoca y abstracta del lenguaje y del raciocinio
de la lógica,
afirmando que según la Lógica “la connotación de cada palabra
es suficientemente precisa, fija, permanente y clara en sus límites” y
que la lógica considera que hay (o que pueden ser creadas) tantas
palabras como para que todos los seres puedan ser nombrados con absoluta
adecuación[3].
(LV, 1963:241). La
lógica hace un uso formal y abstracto del lenguaje que deja de lado el
uso social e histórico (Seoane, 2003) y sólo considera aquellos
enunciados en los que puede establecerse valor de verdad; solo capta dos
valores (verdadero y falso), por lo que, según Vaz
Ferreira, “en
la práctica el raciocinio resulta para los hombres sumamente engañoso y
falaz” (LV, 1963:243), el razonamiento es bueno, pero, por sí solo no
basta, en esta cuestión de casos y de grados
(LV, 1963:249) y que “sería bueno que la lógica no privara a
los hombres de esta forma superior de buen sentido”. (LV, 1963:179).[4]
Mientras
la lógica considera el razonamiento propio de un individuo
aislado, universal e intemporal, Lógica viva comprende razonamientos colectivos que corresponden a
profesiones, discusiones parlamentarias: el problema del divorcio, el
problema de la tierra, los problemas sociales, etc., los Parques
Escolares, el liberalismo, el feminismo, la herencia, el derecho a tierra
de habitación, etc. Idea
directriz II.
Con una/mi verdad no hacemos nada
En tanto, las cuestiones normativas suponen la asunción de que es imposible alcanzar soluciones idealmente perfectas y considerando que “el ideal moral, es la verdad” indagar en la verdad, llegar a averiguar verdades tentativas que nos permitan concertar acuerdos, la lógica de las discusiones presenta un marco normativo-propositivo sobre la construcción de procesos de consenso tendientes a la búsqueda de verdades orientadas al bien común. Así, también partimos de la crítica a la Retórica, entendida ésta como arte de argumentar con la finalidad de convencer y tener éxito en las discusiones. En cuanto a la crítica a los procedimientos de la argumentación entendida como arte normativo encaminado a convencer y tener éxito en las discusiones, Lógica
Viva
no consiste en un manual que enseñe a llegar a la demostración de
razones mediante la presentación de una serie de argumentos ordenados y
sistematizados con la intención de probar una tesis y de refutar otra[5].
En las teorías
de la argumentación convencionales,
refutar equivale a una fórmula privilegiada de solución y elección
que iría en desmedro de otras alternativas porque la argumentación
es una operación que se apoya sobre un enunciado asegurado (aceptado) -el
argumento- para llegar a un enunciado menos asegurado (menos aceptable)
-la conclusión. (Toulmin en
Plantin, 2002:39). Argumentar implica dirigir a un interlocutor un
argumento, es decir, una buena razón para hacerle admitir una conclusión
e incitarlo a adoptar los comportamientos adecuados. En
general, se
discute para imponer una razón o
"persuadir"[6].
Por el contrario, Lógica viva
propone llegar a la verdad como ideal moral y como meta de la discusión,
encontrar la verdad como acuerdo y como elección posible mediante la
convicción que implica (respecto al receptor) un proceso activo,
razonable y reflexivo. Así,
considera las formas dialógicas de razonar en las discusiones y afirma en
Lógica Viva que “Debe
discutirse para averiguar la verdad y no con la finalidad de imponer
un único punto de vista y de triunfar en lo inmediato” (LV,
1957:221). (Cursivas nuestras). Sin
embargo, Vaz Ferreira reconoce que existe una organización discursiva canónica
(orden y distribución) y un uso convencional de los términos que
conviene respetar y no
alterar injustificadamente. Mientras
los tratados de Retórica tradicionales se refieren a las habilidades que
el orador debe tener en cuenta[7],
Vaz Ferreira considera estas convenciones como necesarias de conocer para
estar advertidos sobre su uso. Sin embargo, estas convenciones no son suficientes para garantizar la
demostración de la “verdad”
de
una opinión porque, en general, las opiniones se basan en creencias difíciles
o imposibles de refutar, categorías, clasificaciones, conceptos sub-discursivos,
que no son totalmente racionales o conscientes. (LV, 1963:237).
La
concepción de la verdad de Vaz Ferreira, lejos de ser absoluta y
universal, es concreta y compartida.
En tanto no estamos ante el estudio habermasiano de “tipos
puros” de discurso, sino ante las preguntas sobre las dificultades
que presenta la resolución de problemas sociales e institucionales
nos preguntamos si tal reconocimiento nos permitiría avanzar
respecto al logro de acuerdos interpersonales y a ponernos de acuerdo
sobre grados de verdades-parciales
consensuadas
“correctas”, “válidas” y “buenas”.
Paralelamente,
nos preguntamos cuáles
serían los marcos
que nos permitan guiarnos a la hora de establecer criterios de verdad
en el universo de las cuestiones normativas.
Idea
directriz III Lógica de las
discusiones= Lógica + Psico-lógica Lógica
viva como complemento a la “lógica formal” trata de raciocinios
formulados e interpretados en circunstancias de uso público, plantea
conceptos acerca del criterio de “verdad” aplicable a tesis
opuestas que
las personas
suponen verdaderas a priori, según “estados psíquicos complejos” o “sistemas
innominados” (LV, 1957:157) y a “actitudes mentales” que fijan
la creencia: la “ilusión de la experiencia” (falacias de observación)
y “estar antes del problema”. Mientras
la lógica hace un uso unívoco del lenguaje, en el que éste carece de
ambigüedad y de vaguedad, Vaz Ferreira distingue entre el sentido literal
y del sentido interpretativo de los enunciados.
Mientras la lógica considera
al lenguaje como un sistema abstraído de su uso “psico-lógico” (Seoane,
2003) Lógica viva integra los planos no-racionales (psicológicos,
no conscientes) a los racionales en su análisis
conversacional. Los aspectos psicológicos que aparecen integrados al análisis
lógico son: los modos de presentación
de las cuestiones, los planos
mentales disímiles y coexistentes, que pueden intercambiarse en el
devenir del debate y las etapas
en el planteo y desarrollo de las discusiones con el fin de evaluar el
intercambio de argumentos y de lograr acuerdos sobre cuestiones normativas
(Núñez, 2007:241-244). En
Lógica viva, Vaz Ferreira
emplea el análisis gradual de los significados “lógicos” y “psicológicos”
de expresiones que no tienen un
significado unívoco, propone interpretar enunciados teniendo en cuenta el significado literal, el figurado y
el convencional (LV, 1957:170), con el fin de evitar caer en falacias, y
con esto, aborda al mismo tiempo, los aspectos psicológicos referidos a
los efectos que causan la presentación de las cuestiones y los planos
mentales de individuos que defienden diferentes creencias[8].
En
el proceso de discutir y razonar, distingue entre el alcance lógico de lo
que se dice y el efecto psicológico que produce con lo que Vaz Ferreira
considera que el “raciocinio perfecto” muchas veces puede sostener un
conjunto de creencias o esquemas no siempre racionales. (PLD, 1963:159):
“Cuando nos comunicamos además de la parte consciente, racional y
voluntaria, también debemos observar a la parte subconsciente, no
racional y no voluntaria”. (Ia, XX, 1963:209). En la lógica de las
discusiones se integran los aspectos no racionales (psicológicos o sub-discursivos,
pragmáticos y retóricos) que inciden en la comprensión y el
entendimiento. Entre estos aspectos psicológicos (pragmáticos-retóricos)
distinguimos: (a) el efecto (positivo o negativo) que causa en los
interlocutores el modo de presentación de las cuestiones y (b) los planos
mentales que no representan sólo la parte consciente, racional y
voluntaria, sino también la parte subconsciente, no racional y no
voluntaria de los individuos cuando defienden sus creencias al discutir o
argumentar. (LV, 1963:211-212). En las cuestiones normativas es importante tener en cuenta que el razonamiento falaz puede surgir a partir de una diferencia entre los “planos mentales” de quienes interpretan la verdad de los argumentos: (1) a partir del significado literal o del figurado de los enunciados explicativos, por ejemplo, “un autor vale cien veces más que otro” debería ser entendida como una expresión figurada, salvo otra especificación, surge la falacia de “falsa precisión”; y a (2) que además, pueden referirse a hechos o a palabras, por ejemplo, se discute si “Artigas es el fundador o el precursor de la nacionalidad”, una cuestión de palabras. Estas discusiones pueden producirse porque quienes discuten se encuentran en distintos “planos mentales”. Vaz Ferreira sostiene que “la coincidencia de esas dos personas no es real, sino que depende de una designación o formulación que las engloba” (LV, 1963:211). Como es necesario que los individuos que discuten compartan más o menos el mismo “plano mental” en Fermentario, aconseja “evitar la discusión oral con quienes no están en aptitud de hacer tácitamente las mismas reservas mentales, distinciones y asociaciones nuestras” (F, 1957:147). En Lógica viva se refiere a los “planos mentales” y a los “estados de espíritu”.[9] Además de la interpretación de los enunciados Vaz Ferreira considera los “modos de presentación” de las cuestiones, tesis o argumentos (LV, 1963:193). Los modos de presentación de las cuestiones corresponden a convenciones socialmente admitidas y a modos de razonar colectivos y no meramente individuales. Así, recomienda tener en cuenta las reglas que subsisten con carácter más o menos arcaico en los tratados de Retórica; analiza, por ejemplo, el efecto negativo que puede causar la sinceridad excesiva de un orador que presenta las modificaciones que hace a un proyecto de un modo radical, de manera que su posición genera rechazo. Vaz Ferreira recomienda no anunciar que se combatirá un proyecto no llamarlas “modificaciones” sino “ampliaciones” y hablar de ellas como complementarias y no como contradictorias. (LV,
1957:168)[10]. Vaz Ferreira se pregunta: “¿Puede suceder que pronunciar o escribir palabras literalmente verdaderas resulten falsas y que palabras literalmente falsas tengan como efecto la verdad?” (LV, 1957:179-180; 1963:199-202). Y también: “si el ideal moral es la verdad, ¿cuál es la verdadera verdad?: pronunciar o escribir palabras que sean literalmente verdaderas, o pronunciar o escribir palabras que produzcan
como efecto la verdad” ( LV, 1963:199). (Subrayado nuestro). En
Lógica Viva analiza el ejemplo del
médico ante quien se presenta una joven enferma que trabaja; y le consta
que su padre está interesado en que no deje de trabajar. Esta paciente
tiene una congestión pulmonar incipiente que es curable; pero que acabará
en tuberculosis, si continúa trabajando. El médico podría afirmar una
falsedad literal, diciendo que ya está enferma grave para lograr que deje
de trabajar o podría expresar una verdad literal que sería: ‘Su hija
tiene que dejar el trabajo; no está grave en este momento, pero se
agravará si sigue trabajando’[11].
Vaz Ferreira recomienda como “buena fórmula” en Lógica Viva:
“decir la verdad literal, pero
procurando por explicaciones, y por todas las formas de persuasión, etc.,
hacer comprender y sentir la verdad real y sus legítimas consecuencias”.
(LV, 1963:203) Por
lo tanto, para arribar a determinados acuerdos es posible que exista
coincidencia total o parcial de planos mentales.[12]
En este caso, puede suceder que
dos personas (a) defiendan las mismas creencias pero discrepen en algún
plano (b)
defiendan creencias distintas, no obstante, acuerden en algún plano. Por
el contrario, Habermas que cree que existe un solo plano mental en los
interlocutores, clasifica
actos de habla de Austin según tipos de discurso y esferas de
conocimiento diferenciados: los constatativos cuyos valores de verdad o
falsedad tienen que ver con la verdad y la referencia de los discursos, es
decir la argumentación, en tanto, los actos de habla expresivos (o
performativos) que presentan un saber práctico-estético y las acciones
reguladas por normas (morales y jurídicas) (Habermas, 1989:390-392). Como
señalamos Vaz Ferreira no realiza tal clasificación, los discursos y los
enunciados normativos incluyen enunciados explicativos, porque
“refieren” a temas institucionales. Además,
Habermas plantea en forma diferente lo que Vaz Ferreira llama “modos de
presentación” de una cuestión, para Habermas, una acción estratégica
supone que un individuo engaña y manipula, en forma abierta o encubierta,
a otro simulando el cumplimiento de una acción en común, tratando de
conseguir un fin personal, por el contrario diríamos que: “en la acción
comunicativa cada actor está
racionalmente comprometido a una acción cooperativa, merced al efecto
vinculante del acto de habla”. (Habermas, 1999, I: 367,379). Ya que el
concepto de “acción estratégica” en Habermas tiene un sentido
negativo, en tanto que para Vaz Ferreira incluiría las etapas de
evaluación de las cuestiones, los
modos de presentación de los argumentos o tesis, las etapas en que se
pueden ordenar y los planos mentales de los individuos (creencias) que
influyen en la argumentación, es decir, las diferencias psicológicas,
ideológicas y sociales, aspecto que Habermas no tiene en cuenta (Habermas,
1989:384-385). Idea
directriz IV El lenguaje nos
tiene confundidos (opacidad),
pero, nos puede desconfundir (terapéutica) = deshacer las confusiones No
alcanza con la enumeración de estrategias para ganar discusiones ni con
la postulación formal 7del diálogo, sino que considera, en primera
instancia, que es fundamental observar el funcionamiento del lenguaje en
las discusiones, en los discursos y en la comunicación verbal humana concreta (LV, 1963:
186 y 188) para, luego, deshacer
las confusiones ya generadas por él. Para Vaz Ferreira
“deshacer las confusiones” (falacias discursivas y sub-discursivas)
significa pensar y dialogar tomando conciencia de que generalmente nos
valemos de esquemas (clasificaciones) del lenguaje y del pensamiento que,
pueden obstaculizar el logro de entendimientos.
Esta tarea de “deshacer confusiones” en el marco de la “lógica de las discusiones” exige
un comportamiento moral o ético que debe estar orientado hacia los
asuntos que incumben a todos los ciudadanos y no motivado por una actitud
egoísta con cierta disposición para ejercer la “auto-crítica”, la
“amplitud”, la “comprensión”, la “tolerancia” y la
“sinceridad” . Vaz
Ferreira
entiende que el lenguaje proporciona esquemas (heredados y aprendidos):
nombres, definiciones, categorías conceptuales, etc.
(LV, 1963:238-239) y que es utilizado como un sistema de
calificaciones y clasificaciones (LV, 1963:238). Así,
en tanto que “las
clasificaciones que aplicamos a los seres o a los fenómenos en el
lenguaje corriente son esquemas”
para expresar la realidad (LV, 1963: 238)[13].
Tales clasificaciones y los esquemas del lenguaje “aíslan
algunas partes de una continuidad de sucesos” (Ia, 1963:239), cuando son
empleados como instrumentos
para pensar, describir, enseñar y discutir deben ser usados con
conciencia de que reducen y simplifican la realidad.
El
lenguaje es al mismo tiempo, un sistema clasificatorio y una herramienta:
así, las “clasificaciones que aplicamos a los seres o a los fenómenos
en el lenguaje corriente son esquemas”
para expresar la realidad (
LV, 1957:214), esto es, el lenguaje como un sistema de signos y reglas
convencionales caracterizadas por su “inadecuación fundamental para
expresar la realidad (en muchos casos, al menos)” (Andreoli, 1996:11) y
como herramienta que sirve para expresar significados y con la que podemos
comunicarnos. Si
bien el lenguaje puede ser un
sistema de clasificación de la experiencia social heredada por los
individuos empleado a-críticamente, también puede constituirse en un
instrumento que
posibilite el entendimiento intersubjetivo. En Lógica viva, Vaz Ferreira sostiene: “...les enseño
ciertas cosas, no para que las utilicen como habilidades, sino para que
sepan defenderse de ellas” (LV, 1952:172). En vez de formular nuevos
argumentos, Vaz Ferreira propone
“deshacer las confusiones” (PL, 1963:159) o realizar una “terapéutica
del error” (Andreoli, 1993:10) por lo que plantea una concepción del
lenguaje como herramienta al servicio de las discusiones sociales que nos
permitiría deshacer las falacias o errores que, generalmente, cometemos
cuando discutimos. Esta terapéutica
consiste en realizar una labor crítica de los esquemas o creencias que
en las cuestiones normativas conducen normalmente a intentar imponer una
verdad sobre otras, a considerar las cuestiones normativas como si fueran
explicativas buscando una solución sin inconvenientes y no una elección
entre ideas alternativas. Cuando se trata de cuestiones normativas,
Vaz Ferreira entiende
que debe apelarse al razonamiento
gradual (razonablismo) en el uso del lenguaje como instrumento o
herramienta. [14] Así,
el
análisis y la crítica al uso esquemático del
lenguaje permitiría “deshacer las confusiones” argumentales y, por lo
tanto, facilitaría un mejor entendimiento siempre que los participantes
tuvieran la aptitud crítica y auto-crítica, en sus palabras “la buena
voluntad” para distinguir lo que se dice literalmente de lo que pretende
expresarse y estuvieran
prevenidos ante la aparición de falacias,
principalmente, falacias de falsa sistematización (pensar con una sola
idea), falacia de falsa oposición (tomar lo conciliable y lo
complementario por contradictorio), en la actitud de “estar antes de los
hechos”, etc. Idea
directriz V Las cuestiones
normativas son cuestiones de grados y el pensamiento esquemático o por
sistema reduce la posibilidad de acuerdos o de logros de verdades tentativas Vaz
Ferreira afirma que en general se observa “cierta costumbre de tratar
los problemas normativos como si fueran” problemas explicativos
y se busca para ellos “una solución perfecta, sin
inconvenientes”. (LV, 1963:91 y 101); así, distingue las cuestiones
normativas de las cuestiones explicativas[15]
Por lo tanto, partimos del reconocimiento de que en las cuestiones
normativas no debemos tener la expectativa de arribar a una solución idealmente
perfecta. Al abordar las cuestiones normativas, debemos reconocer
las diferencias sociales que se presentan entre los sujetos;
el tratamiento de las cuestiones normativas (etapas para la discusión)
y, por último, el carácter de la acción
normativa, “buena voluntad” y “acción buena” en tanto que la
mayor comprensión (la razón, el análisis, los modos de pensar más
amplios y más completos, la mayor crítica) regula y suaviza la acción.
(LV, 1963:65). Vaz
Ferreira cuestiona el carácter a
priori y “trascendente” de la verdad de los discursos, el
lenguaje es un “hecho institucional” en tanto que “para saber
si algo es del caso, deberemos acudir al conocimiento y aplicación de
reglas morales y sociales de vigencia general. (Andreoli, 1993:28-29). Las
cuestiones normativas tratan sobre
“problemas de acción” en los que se discute cómo obrar y para los
que no existe solución perfecta ni deben ser evaluadas en términos de su
verdad o falsedad. Vaz Ferreira sostiene que: “El
problema moral es el problema normativo por excelencia. El problema
social, en toda su vastedad, es un problema
normativo: inmenso ejemplo para nuestra lógica viva”.
(LV, 1963:116). Estas cuestiones no tienen una solución perfecta (LV, 1963:101), ni una conclusión definida porque en ellas se presentan interpretaciones divergentes sobre determinados hechos, esto supone más de una persona. Vaz Ferreira sugiere considerar que: “En pro, hay tales razones; en contra, hay tales otras; hay que tenerlas en cuenta, a unas y a otras; pensar y proceder sensatamente según los casos” ( LV, 1957:158)[16] Por
otra parte, para comprender las cuestiones normativas, Andreoli recomienda
“acudir
al conocimiento y aplicación de reglas morales y sociales de vigencia
general” (Andreoli, 1993:28-29), ya que las creencias y las valoraciones
de los sujetos están objetivados en procesos históricos y sociales y en
un horizonte de evaluación cuya objetividad estaría “culturalmente
establecida”. (Andreoli, 1993:28-29).
3-
Universalismo Abstracto versus Universalidad situada Lógica
viva
considera a la discusión en contextos
argumentativos concretos y situados en determinados procesos sociales.
En Habermas la racionalidad comunicativa expresa la experiencia
central del discurso argumentativo que produce una comunicación sin
coacción y crea un consenso que implica un deber
ser no exento de utopía.
Postula un intercambio discursivo idealizado en el que se llega al
entendimiento de forma intersubjetiva: “el
entendimiento parece ser inmanente como telos
al lenguaje humano” para garantizar la racionalidad
de la argumentación (Habermas, 1989:385). Por
lo tanto, sostiene que la argumentación racional como técnica
para el intercambio de argumentos está al alcance de todo individuo capaz
de habla. Por el contrario, Vaz Ferreira considera que argumentamos a
partir de esquemas lingüísticos, creencias heredadas y en diferentes
planos mentales de los cuales no somos plenamente conscientes y escapan a
la razón del sentido común a-crítico burgués y que, por lo tanto, es
necesario “graduar” la verdad de nuestras creencias para poder
considerar la validez de las opiniones de otros individuos. Si bien
definde defiende que el “mantenimiento y el perfeccionamiento de la
individualidad: la conciencia y la independencia de los individuos es el
bien social supremo, y la garantía de la conservación y del valor de las
sociedades y de la especie” (CB, 1963:23) también afirma que los
sujetos no actúan libremente por falta de un mínimun
en el punto de partida”: “la mayor parte de los individuos, de hecho,
no actúan libremente por falta del mínimun
asegurado: de
punto de partida. (SPS, 1953:64). En este sentido, sostiene que
“el orden actual resulta injustificado y corregible en dos aspectos: en
lo relativo a la
herencia y en lo relativo a la propiedad de la tierra (sobre
todo en la combinación de ambos)” (SPS, 1953:28). Para
Vaz Ferreira ser “individualista” en sentido positivo significa
priorizar ante todo el concepto de libertad,
si cada individuo es responsable de las consecuencias de sus actos.
Pero, como no todos partimos de posiciones igualitarias,
Vaz Ferreira prioriza la idea de igualdad, al menos en el punto de
partida, para luego dejar paso a la libertad
individual. Por lo tanto, al igualar el punto de partida se acabaría
con el mecanismo natural de transmisión de bienes y capital cultural
familiar de una generación a otra, que es lo que reproduciría la
desigualdad de partida y que es lo que no permitiría el desarrollo de un
individualismo "justo". [17] Respetando
las diferencias individuales (LV, 1957:52) y antes
de dejar “el
resto a la libertad” (SPS,
1953:76), el
Estado debe asegurar a todos los ciudadanos ciertos
derechos entre los que se encuentran el derecho a
estar en el planeta que se ha nacido[18],
tan esencial como el derecho a la vida, al que Vaz Ferreira considera un
derecho humano fundamental y básico que no ha sido reconocido (Cb,
1963:18). El derecho a estar en la vida supone el “derecho individual a
tierra de habitación” (SPS, 1953:59)[19]. A
modo de compensación dada la privación del derecho de tierra de producción,
quienes caigan debajo de cierto límite, deberán ser compensados por el
Estado recibiendo tierra de habitación, educación, entre otros
beneficios individuales. A cambio de esto, los individuos tendrían la
obligación de dar un mínimo de trabajo correlativo. (SPS1953:18-22)[20].
Según
Habermas, la acción
comunicativa es intrínsecamente dialógica: está orientada hacia la
mutua comprensión recíproca entre un hablante y un oyente que tienen la
capacidad de adoptar una postura afirmativa o negativa cuando se pretende
encontrar un requisito de validez. No es que todo acto de habla sea o deba
ser a la vez verdadero, recto, veraz, adecuado e inteligible, sino que se
intenta establecer que todo acto
de habla presupone tales pretensiones. Cuando alguna de ellas
resulta problematizada se da lugar a una específica forma de comunicación:
el discurso argumentativo,
cuya función es resolver el cuestionamiento de una determinada pretensión
de validez. De este modo, Habermas
se refiere a la interacción de, por lo menos, dos actores –hablantes
competentes– capaces de establecer una relación interpersonal en la que
coordinan, de común acuerdo, sus planes de acción. En tal relación
interpersonal los participantes logran superar sus creencias, en
principio subjetivas y, gracias a la experiencia común del convencimiento
motivado racionalmente mediante el diálogo, adquieren la certeza, simultáneamente,
de la unidad del mundo objetivo y de la intersubjetividad del contexto en
que desarrollan sus vidas. (Habermas, 1989:418). En
tanto la acción comunicativa se basa en el consenso simbólico
intersubjetivo-universal, nos preguntamos si todas las personas nos
encontramos en la misma situación respecto a formular pretensiones de
validez con disposición a problematizarlas y a problematizar las
pretensiones de los otros sujetos, Si las reglas forman un estándar básico
de racionalidad compartido por todos los hablantes, entonces, todos nos
encontramos en igualdad de condiciones respecto a comportarnos
racionalmente en tanto comprendemos la relación interna que existe entre
los requisitos de validez y el compromiso que tenemos, en la situación
argumentativa, de dar y de escuchar argumentos. La
lógica de las discusiones tiene
carácter dialógico
(Acosta, 1996:155) y nos propone
un “pensar radical” que destaca el
pluralismo
y la tolerancia, una actitud de “universalidad situada” que
representaría una alternativa a la racionalidad “dominante y excluyente de la
diversidad, en su pretensión de universalidad”. (Acosta, 1996:176). Asimismo,
para Vaz Ferreira, las personas pueden actuar irracionalmente, defender
posiciones que no creen verdaderas, etc. Vaz Ferreira considera que deviene en procesos de discusión sobre cuestiones normativas como búsqueda del bien común, la verdad en un “proceso que tiende al entendimiento y al acuerdo” donde “todo es discutible”, y el “ideal moral es la verdad” y la “verdad se ha de buscar directamente, y con independencia de las teorías” (LV, 1957:170). En este sentido, plantea una actitud dialógica que supone una ética del acto comunicativo y que pretende ejercerse con otros. (Acosta, 1996:155). Así, para abordar las cuestiones normativas Vaz Ferreira menciona tres momentos (etapas o reglas) que permiten ordenar la exposición de las opiniones y las elecciones alternativas que se plantean, etapas que suponen al menos dos sujetos y permiten obrar en un plano práctico o pragmático. (LV1963:105). Estas etapas de reflexión pueden ser empleadas en cuestiones de interés individual[21] como en forma colectiva[22] y se ordenarían del siguiente modo: Etapa 1: Investigación o determinación de todo lo que podría hacerse o desearse; especificación de todas las soluciones que podrían tomarse. Se pueden cometer falacias cuando no se enumeran las soluciones posibles: en
pro, hay tales razones; en contra, hay tales otras; hay que tenerlas en
cuenta, a unas y a otras; pensar y proceder sensatamente
según los casos” (LV, 1957:158). Etapa 2: Estudio (análisis) de las ventajas e inconvenientes de cada una de las soluciones (alternativas) propuestas (A, B, C...). Considerar
las soluciones probables desde varias
perspectivas (LV, 1957:96)
sin
rechazar
las demás alternativas propuestas.
Sostiene
en Lógica viva: “Debe evitarse desechar alguna de las
soluciones porque tiene inconvenientes, o en negar los inconvenientes de
la solución a que se tiende o que se prefiere”.
(LV, 1963:113). La
falacia de tender a buscar las soluciones sin inconvenientes dificulta
llegar a soluciones prácticas porque, en su opinión, al tratar el
problema del divorcio como ejemplo de problema normativo considera las
circunstancias y las consecuencias
probables a corto, mediano y largo plazo en caso de optar por una de las
“soluciones” propuestas. Etapa
3:
elección (o “solución”)
que permite arribar a una “verdad” consensuada entre diferentes
posiciones. (LV,
1957: 85 y 95). Elegir
con amplitud entre las alternativas en disputa considerando aquellas que
benefician al conjunto de los afectados (acción buena). (Vaz
Ferreira, LV, 1957: 85 y 95). 4- Acción normativa, “buena voluntad” y “acción buena” En
Lógica viva cita a Conocimiento y acción y afirma que en
esta obra cree haber demostrado que “en cuanto a lo objetivo, lo que
importa no es acrecentar la suma total de acción, de acción
cualquiera, sino de acción buena; y que la mejor comprensión, si
bien puede disminuir la suma total de acción, tiende a aumentar la suma
de acción buena” (LV, 1963:65). La “Buena
voluntad” en las discusiones refiere a tener confianza en las soluciones
de libertad, tolerancia, humanidad, simpatía y piedad. Se trata de un
concepto orientado
hacia una preocupación colectiva y no guiado por intereses personales
(actitud egoísta).
Vaz Ferreira sostiene que “todas las cuestiones sociales son
discutibles, y en todas cabe argumentar. En esos casos, tiendan ustedes a
tener confianza, primero, en los sentimientos de humanidad, de simpatía,
y de piedad, y, segundo, en las soluciones de libertad”. (MI, 1963:181). Las
actitudes recomendadas podrían ser esquematizadas de la siguiente manera:
1.
EVITAR BUSCAR SÓLO SOLUCIONES SIN INCONVENIENTES en tanto es
imposible, en este ámbito, llegar a soluciones idealmente perfectas,
(LV,1963:92). 2.
ADOPTAR
una ACTITUD AUTO-CRÍTICA Y CRÍTICA, es decir,
que
el espíritu no esté unilateralizado ni prevenido intelectual,
afectivamente ni por sistemas, (LV, 1963:245). 3.
SOSTENER
una ACTITUD AMPLIA
lo que equivale
a no
ver sólo las ventajas de nuestras elecciones, negando sus inconvenientes
(MI, 1957:181) 4.
ASUMIR UNA ACTITUD COMPRENSIVA lo que supone equivale a valorar los
argumentos de los otros como legítimos y a cooperar respecto a la
interpretación de lo expuesto. (LV, 1963:245) 5.
SER
TOLERANTE, lo que supone la renuncia a la imposición de nuestros propios
argumentos.
5-
Criterios de verdad en las cuestiones normativas
Las
creencias,
en general, son defendidas por diferentes “estados de espíritu”
y “planos mentales”, poseen
un aspecto no racional, ético y político, si son consideradas
verdaderas y defendidas en forma a-crítica y unilateral, no se lograrían
acuerdos. Para llegar a un verdad consensuada es necesario graduar
la creencia y esto implica “pensar por ideas a tener en cuenta”
mediante un “psiqueo” o
razonamiento no esquemático. El “hábito hiperlógico” que propone
Vaz Ferreira, posibilita la comprensión tanto de los “hechos lógicos”
y de los “hechos psicológicos no racionales” que se producen en los
procesos argumentales. Estos conceptos vazferreirianos aportarían a la
“lógica de las discusiones” cierta capacidad de colaborar en procesos
colectivos de deliberación, negociación y acuerdo tendientes a la
coordinación de acciones prácticas orientadas a la búsqueda de la
verdad.
La
idea de “graduar la creencia” con su perspectiva “plural”, surge
en Conocimiento y acción a partir de la crítica que realiza Vaz Ferreira a propósito
de las insuficiencias del pragmatismo de William James respecto a las
“consecuencias prácticas de la verdad” y, de la crítica a “forzar
la creencia”.(LV,
1957:233). Lógica
viva, es un manual cuya “adaptación práctica
y didáctica” incluye un apéndice con ejercicios para una “enseñanza
viviente” y “ejercitación del lector”, nos permite destacar una
concepción del lenguaje centrada en el intercambio lingüístico real, de
individuos institucionalmente vinculados en contextos históricos, esto
es, considerando el
acontecer de la experiencia social de los sujetos. Entonces, “la lógica
de las discusiones” trata de las “consecuencias prácticas de la
verdad” en las cuestiones normativas. Así, resulta posible
entender la
importancia que le otorga Vaz Ferreira a las “actitudes” tanto de
“tolerancia” y “apertura”, como de “espíritu crítico” y
“auto-crítico”, como disposiciones de un “estado de espíritu”
que nos permite evaluar nuestras creencias y aceptar opiniones contrarias,
argumentadas desde otro “plano mental” en
las discusiones. Esto es considerar
como legítimas, en principio, una pluralidad de descripciones
alternativas de hechos y de palabras, de posibles evaluaciones y de
distintas elecciones realizadas a partir de las propuestas planteadas
sobre problemas normativos en los cuales, es imposible alcanzar
“soluciones idealmente perfectas”, y hay una “pluralidad de
fundamentos posibles, igualmente legítimos”, para la conducta humana (Ardao,
1961:49). Al
discutir sobre cuestiones normativas Vaz Ferreira entiende que: (a)
debe razonarse y discutirse para averiguar la verdad y no para
triunfar (LV, 1963:245) con lo que remite
a una concepción de la verdad como elección parcial y revisable (LV,
1963:65) que ha
de buscarse directamente y con independencia de las teorías
(LV, 1957:170). Además, (b) debe tenerse por meta llegar a alguna verdad
(verdad como ideal moral o verdad como elección posible,
LV, 1957:180) lo que “aumentaría” la suma de ACCIÓN
PRÁCTICA, BUENA Y EFICAZ y (c) las
cuestiones normativas no deben ser evaluadas según criterios de verdad y
falsedad sino en relación con grados y perspectivas
con lo que llegamos a la concepción de una verdad parcial y revisable que
se corresponde con una “solución” imperfecta o, con “tantear la
verdad”
(LV, 1957:233)..
Ésta es una aproximación
gradual a la verdad teniendo en cuenta la mayor cantidad de
aspectos (y no reducir la realidad a una fórmula prefabricada).
Por lo tanto, concluimos que el propósito de toda discusión debería ser
la búsqueda de la verdad en tanto solución (parcial y revisable) a
determinado problema o conflicto social, con lo que sostenemos que existe
una concepción gradual de la verdad porque para llegar a acuerdos
relevantes y a consensos significativos la verdad, como elección posible,
debe convertirse en el objetivo de la discusión. Mientras
la argumentación, tradicionalmente, pretende persuadir a favor de
intereses individuales, la “lógica de las discusiones” no
propone la presentación de argumentos unilaterales (representativos de
posiciones sectarias) ni tampoco se propone ganar
las discusiones[23],
sino que tiene por objeto acordar ideas (como elecciones posibles) que
tengan resultados positivos para un conjunto de individuos en tanto,
en Lógica Viva sostiene: “Debe
discutirse para averiguar la verdad y no
con la finalidad de imponer un único punto de vista y de triunfar
en lo inmediato” (LV, 1957:221, 1963: 245). Por
lo tanto, la “eficacia” de las discusiones sociales no será
cuantificable por el éxito de una verdad unilateral que refuta a otra,
sino por el logro de una verdad consensuada, parcial y revisable. La
manera de buscar la verdad será teniendo en cuenta todos esas
perspectivas o esquemas, sin tratar de reducir la realidad a “una” fórmula
prefabricada y unilateral. Las
discusiones no deben partir de una evidencia o verdad a priori porque esto
sería estar “antes de los hechos” o caer en la falacia de “pensar
por sistemas”[24]
sino que el interés está
centrado en la búsqueda –a partir de la consideración de diferentes
propuestas– de una elección posible entre las distintas opciones
planteadas. Por lo tanto, esta concepción
de la verdad que subyace a Lógica viva con su concepto de “gradualismo”[25]
(CA, 1963:26) como “razonablismo”[26]
o “racionalismo razonable” (Ardao) que procede gradualmente ante el carácter
complejo de los argumentos
y considerando
todas
las ideas posibles, en forma abierta y plural. El “razonablismo”,
implica el instinto
empírico, es decir la experiencia y el
“instinto hiper-lógico” una capacidad “a la vez racional,
instintiva y afectiva también” del sentido crítico. (Ca, 1963:149).
Estos conceptos que
reconoce la asimetría “psico-lógica” de los planos mentales de los
individuos, presentan
una alternativa a la racionalidad esquemática
de la
tradición del individuo falaz de la retórica y al sujeto universal de la
lógica. Vaz
Ferreira asume que si bien diferentes
puntos de vista y creencias son esquemas creídos como verdaderos por sus
defensores, en contextos institucionales y dialógicos, la
“verdad gradual” debe ser construida en el proceso del intercambio
comunicativo sin
que se imponga una única verdad definitiva. El
análisis gradual que tiene que ver con pensar por ideas y, por lo
tanto, evita el pensar por
sistemas, implica: 1)
Analizar
el alcance lógico y el alcance psicológico de los razonamientos, es
decir, entender el
significado de una expresión en sentido literal, figurado o convencional,
2)
Preguntarse en qué grado una cuestión es de hechos o de palabras[27]
para asegurarnos que estamos admitiendo los mismos
hechos. 3)
Distinguir entre oposiciones de creencias y
oposiciones de plano o de aspecto (LV, 1957:170). 4)
Evaluar en qué plano o aspecto se oponen tesis o planos mentales.
(5)
Apelar a la mayor cantidad posible de ideas y perspectivas, (LV,
1963:174.) (6) Considerar los aportes de cada una de las propuestas en cuestión, según cada ocasión concreta (7)
Examinar cada problema del modo más amplio posible
(8)
Reservar todas las ideas que se puedan, para aplicarlas en los casos con
discernimiento en el grado justo, combinándolas de acuerdo a la
naturaleza de la realidad a que hayan de aplicarse (Ib, 1963:131), (LV,
1963:174), (SPT, 1953:19). En
tanto no
existen creencias, valores, normas, etc., verdaderos a priori, estos
pueden ser evaluados y transformados, mediante la discusión que
desarrolla su significado, en un proceso (in
the long run) en el que la
verdad que no es estática ni definitiva y se va haciendo en diferentes
circunstancias históricas. Podríamos
afirmar que la “lógica de las discusiones” está orientada al
entendimiento, al reconocimiento y a la
“coordinación” de verdades, como necesidad social, sin embargo, con
el concepto de planos mentales, Vaz Ferreira tiene en cuenta que además,
de las diferencias filosóficas e ideológicas, en los procesos de discusión
no todos están en las mismas condiciones de igualdad económica. Vaz
Ferreira no discute los problemas sociales (el ultra-proteccionismo y sus
males, la propiedad de la tierra, la herencia, la democracia, el divorcio,
etc.) en una
“comunidad ideal de discusión”. Por
esto, el “consensualismo” de Vaz Ferreira considera aspectos que
impiden la participación de los individuos en los asuntos públicos, y
que el
Estado debe asegurar a todos los ciudadanos (a) un núcleo básico de
igualdad económica, (derecho
a tierra de habitación, el derecho de recibir educación y salud, etc.) y
vivienda como solución que reconoce “como mínimo de derecho humano,
como mínimo de «derecho individual», el derecho de cada hombre a
habitar en su planeta y en su nación”. (SPT, 1953:14); además, (b) un
núcleo común de sentimientos morales e intereses sociales compartidos
por un conjunto social de individuos.
Bibliografía
general
ACOSTA, Yamandú. “El filosofar
latinoamericano de Vaz Ferreira y su visión de la historia” en
Miguel Andreoli (comp.) Ensayos
sobre Carlos Vaz Ferreira, Montevideo, Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación, Universidad de la República, 1996, pp. 153-180. ANDREOLI,
Miguel. El pensamiento social y jurídico de Vaz Ferreira, Montevideo, Facultad de Derecho, Universidad de la
República, 1993. ANDREOLI,
Miguel. “La moral en Vaz Ferreira: pluralismo, interioridad,
desdicha”, en Miguel Andreoli (comp.) Ensayos
sobre Carlos Vaz Ferreira, Montevideo, Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación, Universidad de la República, 1996, pp.
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ARISTÓTELES,
Retórica, Madrid,
Alianza, 1998. ARDAO,
Arturo. Introducción a Vaz Ferreira, Montevideo, Barreiro y Ramos, 1961. ARDAO,
Arturo. Lógica de la razón y lógica de la inteligencia, Montevideo,
Biblioteca de Marcha/Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación,
2000. HABERMAS,
Jürgen. Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios
previos, Madrid, Cátedra, 1989. Traducción de M. Jiménez Redondo.
MALVASIO,
Daniel. “Sobre el pragmatismo de William James en la óptica de Vaz
Ferreira”, en Miguel Andreoli (comp.). Ensayos
sobre Carlos Vaz Ferreira, Montevideo, Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación, Universidad de la República, 1996,
pp. 217-225. NÚÑEZ,
María Gracia. Aproximaciones a la “Lógica de las discusiones” de
Carlos Vaz Ferreira, Tesis de Maestría, Montevideo, Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República,
2007. SEOANE,
José. “Un modelo vazferreiriano de análisis argumental”, Montevideo,
Universidad de la República/Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación, 2003. PLANTIN,
Christian. La argumentación, Barcelona, Ariel, 2002. Traducción de Amparo Tusón
Valls. SASSO, Javier. “Análisis y penumbra: sobre la práctica filosófica de Vaz Ferreira” en M. Andreoli (comp.). Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira, Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República, 1996, pp. 129-149.
Bibliografía
específica VAZ
FERREIRA, Carlos. Sobre los
problemas sociales, Biblioteca Artigas, Montevideo, 1953. Vol. 5. (SPS)
VAZ
FERREIRA, Carlos. Sobre la propiedad
de la tierra, Montevideo, Biblioteca Artigas, 1953, Vol. 6. (SPT) VAZ
FERREIRA, Carlos. Lógica
Viva,
Montevideo, Ediciones Cámara de Representantes de la República Oriental
del Uruguay, 1957. Tomo IV. (LV) VAZ
FERREIRA, Carlos. Fermentario,
Montevideo, Ediciones Cámara de Representantes de la República Oriental
del Uruguay, 1957. Tomo X. (F) VAZ
FERREIRA, Carlos. Los problemas de
la libertad y los del determinismo, Losada, Buenos Aires, 1963.
(PLD) VAZ
FERREIRA, Carlos. Ideas
y observaciones, Montevideo, Homenaje de la Cámara de Representantes,
1963, Tomo I (IO) VAZ
FERREIRA, Carlos. Moral para
intelectuales, Montevideo, Homenaje de la Cámara de Representantes de
la República Oriental del Uruguay, 1957,
Tomo III. (MI)
VAZ
FERREIRA, Carlos. Conocimiento y
acción, Montevideo, Homenaje de la Cámara de Representantes de la
República Oriental del Uruguay, 1963. Tomo VIII. (CA)
VAZ
FERREIRA, Carlos. Algunas
conferencias sobre temas científicos, artísticos y sociales,
Homenaje de la Cámara de Representantes de la República Oriental del
Uruguay, 1963. Tomo XI. Primera Serie. (Ca)
VAZ
FERREIRA, Carlos. Algunas
conferencias sobre temas científicos, artísticos y sociales,
Homenaje de la Cámara de Representantes de la República Oriental del
Uruguay, 1963. Tomo XII. 2da. Serie. (Cb)
VAZ
FERREIRA, Carlos. Inéditos,
Montevideo, Homenaje de la Cámara de Representantes de la República
Oriental del Uruguay, 1963. Tomo XX. (Ia)
VAZ
FERREIRA, Carlos. Inéditos,
Montevideo, Homenaje de la Cámara de Representantes de la República
Oriental del Uruguay, 1963. Tomo XXI. (Ib)
Referencias:
[1]
Ver índice de abreviaturas de la Obras de Vaz Ferreira.
[2]
En
Lógica
Viva
considera que “Ingresar a
los partidos políticos” puede “ofrecer más ocasiones de
prestar servicios al país en la generalidad de los casos; y los
inconvenientes de la supresión de parte de la libertad personal, de
la libertad de criterio y de acción (…). En cuanto a la actuación
del franco tirador político,
“(…) tiene ventajas desde el punto de vista de la mayor libertad,
de la mayor posibilidad de aplicar la actividad, la capacidad
electoral, etc., a la causa que en un momento dado parezca mejor; e
inconvenientes, sobre todo visibles cuando pensamos en la generalización
de esa actitud, y que resultan de la mayor dificultad para unificar
esfuerzos y tendencias, para contribuir a acciones
colectivas, etc.” (LV,
1963:112). [3]
“(…) la lógica ha sido fundada sobre el principio de que “se es
o no se es” (…), en el sentido, prácticamente, de que a cada cosa
se le puede o no se le puede aplicar una palabra exactamente y sin
duda ni ambigüedad de ningún género”. (LV, 1963:241).
“Vean ustedes la teoría del silogismo clásico: Hay tres términos,
nos enseña; combinado esos términos, estableciendo las relaciones
que existen entre unos y otros, se demuestra la verdad. “Todos los
hombres son mortales; Pedro es hombre; luego, Pedro es mortal”...
Pero en la mayor parte de los casos prácticos, no se pueden aplicar
las palabras de ese modo: Si en el silogismo hubiera que decir
“Pedro es bueno”, cómo y por qué no es forzoso que se pueda
decir clara y categóricamente ni que es bueno ni que no lo es. Del
Pedro de nuestro ejemplo, bueno como padre y como hijo, malo como
ciudadano y como funcionario, no puede decirse ni que sea bueno ni que
no lo sea; Pedro es como es; y hay que describirlo con mucho trabajo.
En realidad, en bien pocos casos, podrá describirse a Pedro, a
ninguna persona, con una palabra...” (LV, 1963:240-241). [4]
En “Un paralogismo de actualidad” que fue incluido por Vaz
Ferreira en Lógica viva en
la edición de Losada de 1962. Para
Vaz Ferreira, en la práctica, la lógica viva
nos sirve: “ 1º) Para estimular nuestro pensamiento, tanto en
sentido positivo (acercar el pensamiento a la realidad) como en
sentido negativo (destruyendo inhibiciones que no tienen razón de
ser). 2º) Para aprender a evitar, a prevenir y a reconocer esas proyecciones
ilegítimas, y a guardarnos de sus efectos”. ( F, 1953:151) [5]
En la
Introducción de Sobre los
problemas de la tierra afirma: “No es una demostración, lo que
intentaré: no voy a tratar de “probar” una teoría, por una serie
encadenada de “argumentos”, ordenándolos bien y construyendo con
ellos un sistema, y forzándolos, y “refutando” todo lo que
aparezca en contra”. (SPT, 1953:17). [6]
Aristóteles sostiene: “Entre los medios de persuasión que se ponen
en práctica a través del discurso existen tres tipos: bien están
fundados en el carácter del orador bien en el hecho de que hay
que suscitar en el oyente un determinado estado de ánimo o bien,
finalmente, en el discurso mismo, es decir, a través de
demostraciones o aparentes demostraciones”. (Aristóteles, 1998:53).
[7]
Inventio: capacidad de encontrar argumentos verdaderos o verosímiles que hagan
convincente la causa, Dispositio: ordenación y la distribución
de los argumentos y la Elocutio: uso de las palabras y de las
frases oportunas de manera que se adapten a la inventio. [8]
En Lógica viva analiza
falacias que presentan un aspecto lógico porque oponen (de diferentes
modos) términos, enunciados o expresiones:
1)
De Falsa Oposición: se oponen dos términos en forma expresa (A o B,
etc.) 2)
De Consideración Separada: no se relacionan expresamente los términos
en cuestión (A/B/C/etc.) 3)
Estar antes de los hechos: se considera sólo un término (A/.....) 4)
Ilusión de la Experiencia: considera sólo la verdad de A También
analiza “falacias verbo-ideológicas” que presentan un aspecto
psicológico o pragmático: 1)
De Falsa Precisión refiere interpretaciones (literal o figurada) del
empleo de una misma expresión: 1.1)
“Un autor vale cien veces más que otro”. 1.2)
Empleo de convenciones aceptadas: una mano vale $100, un pie $200. 2)
Falacia de Transporte: lo que antes se creía verdadero es ahora
falso: 2.1)
“la tuberculosis se cura mediante...” 2.2)
Si a partir de la expresión “muerte natural” se puede validar un
testamento. [9]
“…lo que hay en esos “planos”, son estados
de espíritu:
estados de espíritu sumamente complejos, en que hay mucho de psicología
no formulable, y de sentimiento, y que no se pueden reducir a tesis
simples; que, casi, no habrá dos hombres que sostengan exactamente
lo mismo, pues, en la realidad, la verdadera cuestión no es entre
tesis-fórmulas, sino entre estados de espíritu enteros”. (LV,
1963: 211-212). (Negritas nuestras). [10]
Otros ejemplos son (a) el efecto psicológico o la
impresión favorable que causa a un tribunal de exámenes un
estudiante que responde con solvencia y seguridad las primeras
preguntas, comparando con el caso de alguien que al principio titubea
y, posteriormente, responde las preguntas de modo correcto y (b) el
caso de un personaje de Tolstoy que le plantea al sacerdote: “¿Con
quién cree usted que debo casarme con A o con B?” Si le hubiera
dicho; “No amo a mi marido: ¿le parece a usted que me divorcie?”
El sacerdote hubiera contestado: “El divorcio es un crimen; está
condenado por la Iglesia” (LV, 1957:172). [11]
Vaz Ferreira opina que psicológicamente, “el efecto que producirá no
es el efecto verdadero debido al interés que hay en hacer trabajar a
la joven, es seguro que seguirá trabajando. De
decirse la verdad literal, continuaría desempeñando el trabajo que
acabaría por perjudicarla. En
cambio, el médico puede mentir literalmente, y decir: ‘Esta enferma
está en un estado grave’. Literalmente, en este caso, miente porque
la paciente no está en verdad en estado grave; pero trata de producir
el que debería ser el efecto de verdad; esto es: “un estado de espíritu
conducente a que esa persona sea librada del trabajo”. Se
busca la producción del efecto de verdad con la finalidad de evitar
un daño mayor en la paciente”. (LV, 1963:200). [12]
En Lógica viva, retoma la discusión sobre sacar las imágenes
religiosas de los hospitales donde se producen coincidencia de plano
entre quienes adhieren a sistemas de ideas diferentes.
“Hace
poco si discutió o no retirarse los Cristos del Hospital de Caridad.
En el primer plano estaría, por ejemplo, el religioso fanático que
quiere mantener los Cristos porque la religión católica debe
predominar: “¡los que no sean católico, que no entren al
Hospital!” A él se opone un “liberal” apasionado y absolutista,
que quiere suprimir la imagen de Cristo, porque Cristo tiene que ver
con la religión católica que él odia. Pero aparece otro que, que él
odia. Pero aparece otro
que, en tesis, viene a coincidir con el católico inferior (en tesis,
esto es, en opinar que los Cristos deben quedar), y nos dirá: “Los
Cristos deben quedar, no como símbolo estrecho de una religión
cerrada, pero sí como símbolo general de la Caridad. Cristo es el
representante de la Caridad, como Sócrates lo fue de la Filosofía”,
etc. Y por otro lado puede aparecer un adversario que argumente, no
con razones de liberalismo inferior, sino diciendo: “está bien, en
principio, esa tolerancia; pero la verdad es que, de hecho, los
Cristos no estaban allí como símbolos de la Caridad, sino como símbolos
de una religión; y, de todos modos, esos Cristos eran utilizados
parar procurar convertir a los enfermos; a veces, para martirizarlos,
etc. Por consiguiente, deben sacarse”. Este, coincide en tesis
(retirar los Cristos) con el primer liberal, pero no en plano”.( LV,
1963:209-210). [13]
Esta idea aparece en una conferencia sobre Nietzsche de 1920 publicada
en Inéditos (Tomo XX): “Las
clasificaciones de la lógica y de la moral son instrumentos de acción,
pero, no se adaptan estrictamente a la realidad, sino que nos sirven
para obrar en ella. Son instrumentos a perfeccionar y los usamos conscientemente dándonos
cuenta de su relativa inadecuación” ( Ia, 1963: 237). [14]
En
Fermentario explica esto con
las siguientes palabras: “Lo que se desprende más
fundamentalmente de este afincamiento moderno del sentido crítico, de
esta adquisición de hábitos de análisis, de nuestra manera matizada
de interpretar las fórmulas verbales, es un hecho de significación
esencialmente optimista: que vamos aprendiendo a usar cada vez mejor el lenguaje; que cada vez
nos dominan menos las palabras, y cada vez más las dominamos más. Al
comprender que, con fórmulas verbales, no podemos en todos los casos
expresar la realidad, ni transmitir nuestros estados mentales sino por
aproximación, aprendemos a manejar nuestro instrumento de expresión,
y éste se ha vuelto, a la vez, muchísimo menos peligroso y muchísimo
más eficaz”. ( F, 1953:144). (Resaltado nuestro). [15]
“Si se discute si la luna tiene atmósfera, (…); se procura
constatar o explicar. Si se discutiera cómo debe obrarse para obtener
tal o cual fin; o, en general, cómo debe obrarse; o qué organización
debe darse a una institución cualquiera, o si es malo o bueno un
proyecto de ley; si se discutiera, por ejemplo, sobre la conveniencia
del divorcio,(…) en estos casos no se discute cómo pasan los
hechos; y estos problemas son, según el más simple examen lo
muestra, de una naturaleza diferente”. (LV, 1963:91). [16]
“tratar
los hechos y las ideas relacionados con una cuestión, como si ésta
no se hubiera planteado nunca; y la de establecer expresamente
cuando pensamos o cuando examinamos el pensamiento de los otros, en
qué grado de abstracción entendemos colocarnos” (PLD,
1963:23). (Subrayado nuestro) [17]
Entiende que el régimen familista, reproduce la desigualdad, pesa al
derecho de cada familia de cuidar su descendencia, de allí que Vaz
ferreira proponga atenuar las desigualdades dotando a los individuos
de una buena educación, buena atención de salud y derecho a la
vivienda -que es lo que considera el punto de partida básico. Así,
Vaz Ferreira propone introducir modificaciones en el régimen de
herencias, que supondría para él un paso en el pasaje del llamado
"familismo" a ese justo "individualismo" final al
que espera arribar. [18]
En Algunas conferencias sobre temas artísticos y sociales (tomo
XIII), Vaz
Ferreira afirma: “Enuncio
como verdad para mí absoluta, indiscutible, mi convicción de que el
primero y el fundamental de los derechos del hombre es el poder
habitar en el planeta en que ha nacido, sin precio ni permiso”. (Cb,
1963:18). [19]
“De un lado más que asegurar al individuo la educación corporal lo
más completa posible, la educación espiritual lo más completa
posible, y entre otros varios “derechos individuales”
(…) el derecho individual a tierra de habitación, esto es,
un pedazo del planeta para estar, el
derecho a estar en el planeta además de andar por él. Y es más
que eso, digo, porque, existiendo imposibilidades para el acceso de todos los individuos a la
tierra de producción, tal privación, con algo ha de ser compensada:
por lo menos, y de todos modos, con una asistencia para aquellos
individuos que, abandonados a la libertad, caen demasiado, bajan de
cierto límite...”
(SPS, 1953:59)[19].
(Negritas nuestras). [20] En Algunas conferencias sobre temas artísticos y sociales (tomo XIII), Vaz Ferreira afirma que: “El reconocimiento doctrinario y práctico de este derecho individual, es una solución mínima que debería ser admitida por todos los pensadores y por todas las escuelas: un punto de partida común para las investigaciones y soluciones sobre los demás problemas de la tierra y en general sobre los demás problemas sociales.” (Cb, 1963:71). [21]
Por ejemplo: “de
si me conviene a mí en un caso particular, ir a Chile por mar, o ir
por tierra” (LV, 1963: 93-94). [22]
“La
única solución que admite ese problema, es la siguiente: procurar
estudiar por una parte las ventajas del divorcio; por otra parte, los
inconvenientes del divorcio; del otro lado, estudiar por una parte las
ventajas de la indisolubilidad del matrimonio, y por otra parte, sus
inconvenientes. Hecho esto, pesar, apreciar, valorar estas ventajas e
inconvenientes, y, si es el caso, decidirnos por una de las dos
soluciones. Pero la tendencia que tienen los hombres a confundir esta
clase de problemas con los otros problemas de existencia, que admiten
soluciones perfectas, los lleva, a veces, a creer, por lo menos
subconscientemente, que estos problemas, los normativos, han de tener
una solución perfecta. Para “resolver” el problema del divorcio
(o de la organización de la familia, más en general) entienden casi
todos encontrar un tipo de organización de la familia que no tenga más
que ventajas y que no tenga inconveniente ninguno. Como consecuencia
de esto, se ponen en un estado de espíritu especial: en una actitud
mental que produce, en nuestro caso, por ejemplo, en un
“divorcista”, la tendencia a no ver los inconvenientes del
divorcio (o, si se los ve, a verlos menores de lo que son), y a ver
las ventajas del divorcio mayores de lo que son”. (LV, 1963:95). [23]
El
arte de tener razón o la Dialéctica Erística
de Schopenhauer de 1864, es
el arte de discutir, pero discutir de tal manera que se tenga razón
tanto lícita como ilícitamente. Sería
un contra-ejemplo de la lógica de las discusiones en tanto sus
estratagemas para tener éxito, se desinteresan de la búsqueda de la
verdad porque no se propone arribar a la verdad, sino que se trata de
cómo obtener la razón ante el adversario. [24]
En
la práctica, el
instinto empírico o
experiencia práctica y el
buen sentido hiperlógico
vendrían “a intervenir después del raciocinio, o simultáneamente
con él, para equilibrar los razonamientos opuestos, para mantener
constantemente el juego de las múltiples ideas e impedir que una de
ellas predominara indebidamente sobre las demás y nos llevara a la
falsa sistematización” (LV, 1963:245-246). [25]
Según
Ardao, el concepto de “graduar la creencia” de Vaz Ferreira surge
como respuesta a “forzar la creencia” de James:
mientras James identifica creencia con certeza absoluta ya que el
forzar la creencia haría más fácil la acción, Vaz Ferreira
entiende que violentar la creencia supone aumentar las probabilidades
de error. [26]
“No digo racionalismo, porque esa palabra fue nombre de una
mentalidad que, aunque mejor que aquella a que se oponía, era
realmente limitada y parcial. Si hubiera un término, podría servir,
en rigor, razonablismo...(?)”.
(CA, 1963:26).
[27] Ejemplos de cuestiones de hechos y de palabras que se discuten: “Bruto el matador de César”, “Bruto el asesino de César”, etc. Si para ser filósofo se requiere haber hecho un sistema; si Artigas es el fundador o el precursor de la nacionalidad uruguaya, etc. (LV, 1963:79-81). |
Lic. María Gracia Núñez
Primer premio de Ensayo de la Asociación Filosófica del Uruguay
Ver, además:
Carlos
Vaz Ferreira en Letras Uruguay
María Gracia Núñez en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay
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