Extraña mujer |
Mañana, tarde y noche soñé con tu amor de fuego soñé con verte en mis brazos y sentir el calor de tu piel en mis manos. Mis ojos te veían en los cielos mis labios te besaban en las gotas de rocío mis pensamientos dormían sueños de amor en tu regazo Pero a mis nobles sueños tu solo diste dolor, lágrimas, y desazón mansillaste a mi amor tan puro. Tus manos , tus manos fueron garras que destrozaron mi piel Tus ojos, tus ojos destilaban fuego donde se quemaron mis esperanzas. Pasó el tiempo he vuelto a mirarme en tus ojos y mi sangre no corrió como antes ni mi corazón tembló ante tu presencia. Comprendí entonces mi realidad ya no te quiero, eres solo un fantasma de mi pasado de dolor eres una senda ya olvidada. Siento un vacío en mi vida estoy solo pero no estoy triste me quedó un amargo sabor a fracaso pero ya no te necesito Ya no eres la diáfana estatua de pureza a la cual yo adoré con pasión de niño. Hoy eres simplemente una extraña que yo nunca conocí. |
L. A. Nogueira
Octubre 30 de 1973
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