La canción y Ezequiel Fascioli Sosa [1]
Por Hamid Nazabay

La obra de Ezequiel Fascioli Sosa se apoya en los cuatro pilares fundamentales para el ejercicio de La Canción: el canto, la guitarra, la composición y la interpretación. 

El canto, y no nos referimos aquí a la mera actividad vocal, sino a la base formativa empírica e histórica, estética y filosófica, que se expresa en la actitud de cantar, la que es en Fascioli una herramienta de lucha, de crítica social, porque, parafraseando a José Hernández, desde siempre “se ha acostumbrao a cantar en cosas de jundamento”. Y es por ello que de su savia cantable rebrota, desde la raíz, la esencia del canto oriental heredado, pero cuidado con que esto se confunda con un tradicionalismo espurio o con ciertos amaneramientos pseudo-vernáculos, porque que se base en lo heredado no quiere decir que repita anticuariamente, sino que lo que hereda es la fibra de la conciencia social y la denuncia de la injusticia, las que elaborada y artísticamente aplica a la realidad vivencial.

Y para lo antedicho se apoya en nuestro principal instrumento musical, la guitarra, que tanto sabe de silencio y soledad, como de grito y “montonera”. En sus manos tañe melodías que nos son comunes como hijos de esta tierra, melodías de las que, aunque muchos desconozcan, somos propietarios patrimoniales. Pero esto se enriquece cuando Fascioli lo hace con trabajada técnica y, como se dice habitualmente, con elocuente “buen gusto”. Pero lo llamativo es que hablamos de un autodidacta (aunque realizó algunos estudios tardíamente), pero claro, un autodidacta que se nutrió de referentes de calidad y cuyas influencias musicales familiares incidieron en sus predilecciones. 

Ahora bien, todo esto se condensa en el acto introspectivo y egocéntrico de la composición de letra y música. Para la cual es necesario todo este trabajo y bagaje previo del que hablamos, como del otro, posterior, de depuración y constancia. Algo que en Fascioli se denota tácitamente, por ello, por ejemplo, no ha optado por la compulsión a grabar discos consecutivamente, algo que aqueja tenazmente a algunos artistas, sino que, dejando que su obra sea, espera y reconoce el momento apto para plasmarla. 

Entonces, de esta concreción compositiva, hace falta -continuando con el ejemplo- del acto extrospectivo y extrocéntrico de la interpretación. Es decir, no basta con la composición en estado puro, por cualitativa que esta sea, sino que tiene que ser trasmitida cabalmente al público. Acontece que repetidas veces una lograda composición de tal o cual autor es versionada por un intérprete que no logra desplegar la naturaleza de lo que se ha compuesto. Fascioli, sin embargo, tuvo en su andar la oportunidad de interpretar sus obras en los más variados ambientes, desde arriba del escenario de una sala, como al pie de la jornada laboral de los campesinos. Esto, sin duda, hace que lo interpretado emane realidad, de lo contrario la obra compuesta como tal no funciona. Además esto se refleja en su opción de edición de un primer material discográfico, que plasma una de sus presentaciones en público, dejando así testimoniada la expresividad de lo interpretado sin artificios. 

Al escuchar a Fascioli uno siente que La Canción de contenido auténtico, sin exotismos ni exitismos, canción que iba quedando en el olvido, es renacida en medio del ruido confusional de la “cultura”.

[1] [Ezequiel Fascioli Sosa. Autor, intérprete y guitarrista de música popular uruguaya de raíz folklórica. Nace en Montevideo el 2 de junio de 1977. Comienza su actividad artística a los 17 años en CX 26 – Sodre. En 2009 editó su primer CD “Ezequiel Fascioli Sosa en Sala Zitarrosa” ]

Por Hamid Nazabay 
Julio 2009
Fuente: 
sitio oficial: www.ezequielfasciolisosa.com 

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