La influencia francesa en el país  

Octavio Morato

 

III - Intervención franco - inglesa

El carácter v significado de la cuestión del Río de la Plata era muy oscuro en Europa. Florencio Varela antes de cumplir la misión confiada ante el Gabinete británico a fines de 1843, había publicado en Montevideo un panfleto con el objeto de demostrar la falta de verdad y de estudio que predomina en los informes remitidos a los gobiernos europeos por sus respectivos agentes, de donde según él, provenían los desaciertos en que aquellos habían incurrido en sus cuestiones con Rosas.

Algunos órganos de la prensa francesa prestigiaban la causa del gobernador de Buenos Aires; otros defienden a Montevideo.

En Marzo de 1845 se produce el desastre de India Muerta. Queda dominada la campaña por el ejercito invasor.

En Abril de 1845 llega a Montevideo Gore Ouseley, Plenipotenciario del Gobierno ingles acerca de la Confederación Argentina, e inmediatamente se dirige a Buenos Aires; presenta sus credenciales con la misión de interposición colectiva de Inglaterra y Francia para el cese de la guerra entre los Estados del Río de la Plata. El objeto de esta misión según se hace constar expresamente, es el que indican los tratados de 1828 y 1840; la independencia perfecta y absoluta del Uruguay.

Poco después llega el Barón Deffaudis, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Francia, quien de acuerdo con el de Inglaterra, Ouseley, debía hacer efectiva la interposición de las dos grandes potencias para la pacificación del Río de la Plata. «Tanto por el interés de nuestro comercio, cuanto por el de la humanidad nos vemos forzados a poner término a un estado de cosas que ha venido a ser intolerable». (Instrucciones al Barón de Deffaudis dadas por el Ministro Guizot).

«Todos los esfuerzos de los ministros de las fuerzas mediadoras, son inútiles para obtener un advenimiento razonable para poner fin a la guerra en el Plata».

Por orden de los plenipotenciarios extranjeros los almirantes francés e inglés notifican al sitiador de Montevideo que se abstenga de toda hostilidad sobre Montevideo durante las negociaciones de paz y le significan que si quedan frustradas las esperanzas de los ministros mediadores le hacen saber que la ciudad queda bajo la protección unida de las fuerzas navales francesas e inglesas y que en caso de ataque están autorizados a defenderla, a bloquear los puertos ocupados y a cortar toda comunicación. La contestación es desfavorable. Las hostilidades no se suspenderán. La mediación amistosa de las dos potencias se conviene en decidida intervención.

La escuadra franco - inglesa impide el retiro de la escuadra argentina, la apresa y los buques son conducidos dentro del puerto de Montevideo.

Queda establecido un nuevo bloqueo de los puertos argentinos.

Diez y ocho buques de las fuerzas navales franco - inglesas coaligadas remontan el Río Paraná y baten a las tropas resistas en el paraje denominado la «Vuelta de Obligado» en Noviembre de 1845, después de un reñido combate y de la defensa heroica que oponen al paso de la escuadra franco - inglesa las fuerzas defensoras.

En rememoración de este hecho de armas, París ha dado el nombre de «Obligado» a una de sus calles próximas al gran arco de Triunfo.

Las naves de la expedición continúan su derrotero y arriban a Corrientes.

Las aguas del Paraná, cerradas hasta entonces a la navegación, quedan libres hasta Corrientes y Paraguay. «Era la primera vez que buques mercantes de ultramar podían llegar hasta los confines del territorio».

La Revolución Francesa y la Revolución de Mayo

Las ideas y los acontecimientos franceses influyen decididamente en el proceso de la revolución de Mayo.

El Contrato Social de Rousseau, la filosofía de Voltaire, el Espíritu de las Leyes de Montesquieu, el materialismo de los enciclopedistas, los estudios constitucionales de Benjamín Constant, las prédicas del comercio libre de Adam Smith y de Léon Say, forman el caudal intelectual de los agentes motores de la revolución. Las ideas de soberanía popular, de sufrago universal, de libertad de comercio y de trabajo, y de libertad política, traducen sus aspiraciones.

En 1810, dice Sarmiento, pululan, en Buenos Aires los revolucionarios avezados de todas las doctrinas anti - españolas, de doctrinas francesas y europeas.

Los acontecimientos franceses son seguidos paso a paso por los directores criollos que preparan la revolución. La invasión de Napoleón a España; los programas revolucionarios de las Cortes de Cádiz, son los acontecimientos que plantean la oportunidad del movimiento.

La revolución estalla; se organiza el primer gobierno y se generaliza la revolución. El pueblo abraza con calor las ideas de los sabios europeos. «La fantasía toma vuelo en el habitante de la llanura sin limites», exagera y deforma loa dogmas de la Revolución Francesa.

El espíritu europeo domina el ambiente porteño. Buenos Aires se considera a si mismo, una prolongación de Europa. Todas las características españolas ceden, a las de una transformación progresiva de «europeificación». En diez años, al decir de Sarmiento, se opera en Buenos Aires una transformación radical en el espíritu y en las tendencias de la sociedad de Buenos Aires.

Desde 1820 empieza la organización de la sociedad según las ¡deas nuevas. Rivadavia trae el espíritu y las ideas francesas: «La Argentina realizará lo que la Francia republicana no ha podido; lo que la aristocracia inglesa no quiere; lo que la Europa despotizada echa de menos... Buenos Aires creía y confesaba lo que el mundo sabio de Europa creía y confesaba. Los europeos que llegan a la capital argentina en 1828 creen hallarse en Europa, en los salones de París. Nada faltaba, ni aun la petulancia francesa que se dejaba notar en el elegante de Buenos Aires».

M. de Martigny decía de los antiguos unitarios, vencidos en 1829, «son los emigrados franceses de 1789 que no han olvidado nada ni aprendido nada».

Las características personales de un convencional francés estaban singularmente reproducidas en el unitario de 1825 y ellos son los que mueven la revolución en el sentido de la gran revolución de Francia.

Las instituciones argentinas — Su evolución

Buenos Aires destruye todo un redimen de tres siglos de absolutismo para edificar uno nuevo, sobre el imperio de las nuevas ideas, de libertad, y de democracia. Francia había hecho lo mismo con su gran revolución.

Las instituciones argentinas afectan transformaciones sucesivas, bajo el influjo de las ideas y de los acontecimientos franceses, en una sucesión de curiosa semejanza.

La Junta de Mayo se constituye en Junta de Gobierno, con los diputados Provinciales, después de haber hecho acto de soberanía destituyendo de autoridad al Virrey. El Ejecutivo se confiere a un triunvirato, bajo la denominación de Junta Conservadora. Un golpe de estado disuelve la Junta de Gobierno a fines de 1811; sanciona un Estatuto Provisional, que establece la amovilidad del Triunvirato, la rotación bi - anual y el turno presidencial.

La Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata de 1814 declara su soberanía, caducando de derecho la autoridad de Fernando VII reconocida hasta entonces; delega el Poder Ejecutivo en un segundo triunvirato. Luego nombra un Directorio con su Director Supremo, en quien concentra las facultades ejecutivas, como necesidad imperiosa de actualidad ante las recientes derrotas del Ejército del Alto Perú.

Un nuevo golpe de Estado instala la Junta de Observación de Buenos Aires con un nuevo Estatuto Provisional, que deslinda por primera vez la naturaleza, las atribuciones y la organización de los tres poderes del Estado.

El Congreso de Tucumán de 1816 declara la independencia nacional y pugna por la unidad argentina con una constitución unitaria a semejanza de Francia, restauración pura y neta del sistema Directorial creado por la primera Asamblea Constituyente después de haberse hablado de regímenes de monarquía y hasta de la restauración de la monarquía incásica.

La Constitución de 1819 instituye un senado calificado accesible a militares, de determinada graduación, a obispos, a universitarios elegidos por especiales procedimientos y una Cámara de representantes electiva popular, y confía el Ejecutivo a un Director Supremo, único elegido en Asamblea General por las dos Cámaras. «La influencia de la carta de Luis XVIII se deja advertir en sus cláusulas; en efecto, es una constitución monárquica, aunque sin rey» dice Agustín de Vedia.

La anarquía hace presa del país. No hay respeto a la ley, ni a las instituciones que se han desprestigiado; no hay una autoridad a quien se acate ni tema. Cada provincia vive aisladamente, con sus constituciones locales, con sus caudillos gobernadores. El único vínculo que aun queda entre ellas es la delegación en el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, para la representación exterior; todo otro vínculo ha desaparecido, hasta que el gran tirano, en una acción constante de habilidosa concentración, por la dictadura y por el terror, unifica en sus solas manos el dominio de lodo el país, que en su derrota lo entrega unificado para que los nuevos hombres le den la organización definitiva que hoy tiene.

Sincronismo de las instituciones argentinas y francesas - Divergencias

Francia había pasado y pasaba también por fases semejantes de la Asamblea Nacional, que anula la autoridad al Rey, a la Convención que gobierna por comités, al Gobierno del Directorio, al del Consulado, y luego al del Imperio, para caer de nuevo en el absolutismo con la restauración de los Borbones. Este mismo parecido proceso vuelve a repetirse desde la revolución de 1830, con soberano constitucional, con su gobierno popular de 1848, con su segunda República, bajo la presidencia de Luis Napoleón Bonaparte, que prepara el advenimiento del Segundo Imperio y lo consagra con su golpe de Estado de 1852 bajo el título de Napoleón III, hasta que el gobierno de la Defensa Nacional en 1870 pone las bases de la tercera república.

La Junta de Mayo decapita en Liniers la reacción española, como la Convención francesa lo había hecho con Luis XVI, creyendo así matar la hidra del absolutismo. Y años más tarde el Dictador argentino antes de hacerse cargo de la suma de Poderes que le vota el Congreso, exige y obtiene la consagración democrática de un plebiscito que se expresa con una absoluta unanimidad: «Napoleón I, que fue el Monarca más absoluto de cuantos han existido en Francia, no tomó el título de emperador sino después de hacer un llamamiento al pueblo para pedírselo».

El origen; fundamental del movimiento revolucionario tenía la misma tendencia, el mismo problema inicial; la destrucción de un absolutismo. Las reacciones se produjeron en distinto sentido porque distintos fueron los factores que actuaron y distinto el medio en que se desarrollaron los sucesos.

El centralismo y la unificación, que es la característica de las instituciones francesas, estaban representados por Buenos Aires, con sus estatutos teóricos y doctrinarios. La fuerza conservadora y particularista de las Provincias, que concibe la organización de Estados Unidos, estalla representada por Córdoba, española por educación literaria y religiosa. La lucha de estas dos tendencias que nacen y viven en la misma Junta de Mayo, se lleva al terreno de las armas, utiliza un tercer elemento, el de las campañas pastoras, que más tarde se separa en la montonera y produce la anarquía caudillista, enemiga de la ciudad, enemiga del extranjero y de la civilización europea. Luego, por gravitación natural, en gobiernos de caudillos absórbentes, cada vez más ambiciosos, cada vez de influencia más extendida, hasta que Rosas llega a ser el jefe indiscutido de un sistema organizado de caudillos.

II - Francia en el Uruguay

Mientras tanto en el Uruguay, que ha pasado por fases de independencia con Artigas, en su lucha por la autonomía provincial, contra el Directorio de Buenos Aires; por la de un nuevo coloniaje, provocado por los argentinos para castigar a Artigas; bajo el dominio de los portugueses primero y de sus sucesores, los brasileros, después, y por la definitiva independencia por el por el pacto de paz entre la Argentina y el Brasil después de la toma de las Misiones y del triunfo de Iluzaingó, jura su Constitución el 18 de Julio de 1830. Consagra los principios de la más amplia, libertad, bajo la influencia de las ideas liberales de la Revolución Francesa, sostenidas en la Constituyente, con éxito, por Santiago Vázquez y José Ellauri.

A partir de esa época, Montevideo se va paulatinamente convirtiendo en asilo de emigrados políticos; argentinos primero y luego en asiento del elemento extranjero del Río de la Plata, eliminados de la Argentina por los avances de la anarquía y de la dictadura que asoma ya con alarmantes caracteres, ante la suma de poderes públicos acordados a Rosas, Gobernador de Buenos Aires.

La tiranía extiende sus tentáculos que atraviesan las fronteras argentinas y reducen poco a poco el foco de las libertades del Río de la Plata a Montevideo, que ha de sostener en los límites de sus murallas los avances del dictador durante nueve años, hasta que le prepara y asesta el golpe mortal de Caseros.

En este período preparatorio de la tiranía de Rosas hasta la caída del tirano, se produce una serie de acontecimientos, en los que interviene la Francia para reivindicar derechos de sus connacionales: establece el bloqueo de los puertos argentinos, protege en alianza a la expedición de Lavalle y pugna por resolver el conflicto armado con Buenos Aires por sus mediaciones combinadas con Inglaterra. Y a pesar de las indecisiones con que se caracteriza su actuación, en todo el lapso de tiempo que dura el largo sitio, en definitiva presta en ultimo termino, su apoyo moral indiscutible y su apoyo material, hasta el día de la derrota de Rosas en Monte Caseros.

O intervienen sus súbditos como componentes de la sociedad rioplatense y se solidarizan en el movimiento defensivo contra la invasión de la tiranía dentro de los muros de Montevideo, tomando las armas primero como legionarios extranjeros y luego como ciudadanos orientales, cuando el Gobierno de Luis Felipe exige perentoriamente, la disolución y el desarme en condiciones tan rigurosas que no pueden admitir dilaciones, que comprometerán el éxito de la Defensa.

Intervenciones militares y mediaciones francesas

En 1835 llega a Buenos Aires el Marqués Vins de Paysac, en carácter de Cónsul General de Francia en Buenos Aires, con el objeto, se decía, de gestionar la celebración de un tratado semejante al que existía con Inglaterra desde 1825.

El reconocimiento de este agente francés da lugar a una serie de incidencias, sobre la base de la oposición, opuesta por el gobierno de Buenos Aires para su reconocimiento. Por fin se autoriza el exequatur «como cónsul interino», pero no se le reconoce facultades para abrir relaciones diplomáticas. Entonces presenta sus credenciales de Encargado de Negocios; Rosas dispone que ese reconocimiento se haga con la cláusula de «que no sirviera de ejemplar, ni produjera consecuencias». No había pues, tal reconocimiento. Esto ocurrió en marzo de 1836, un año después de la llegada del Agente de Francia.

Por ese tiempo se produce la encarcelación del litógrafo francés Hipólito Bacle, distinguido artista y cosmógrafo, acusado de traición y maltratado por las autoridades de Buenos Aires. El vice cónsul Roger, encargado del consulado por la muerte del Marques Vins de Paysac, dice Vicente F. López, solicita bajo su responsabilidad el consentimiento en favor de Bacle, a la sazón muy enfermo, para asistirse fuera de la cárcel. Rosas se niega a concederlo. Esta negativa causa viva irritación en el agente francés por esa actitud «que miraba como un proceder bárbaro y corno un desaire personal.»

Estos sucesos dan lugar a reclamos enérgicos del vice cónsul Roger, que no son satisfechos. Se le desconoce carácter para hacer esta clase de exigencias, pide sus pasaportes y se retira de Buenos Aires para Montevideo en marzo de 1838. Poco después el contraalmirante Leblanc, jefe de una división naval francesa, llega con sus buques al Río de la Plata; renueva las reclamaciones hechas por el vice - cónsul (libertad de todos los franceses presos; indemnizaciones para ellos o para sus familias y un acuerdo categórico de franquicias y derechos, iguales a las que gozaban los ingleses) y exige además, la libertad de todos los franceses que prestan servicios militares en virtud de una ley 10 de abril de 1821, por la cual todos los extranjeros que contasen con dos años de residencia y que tuviesen propiedades y negocios propios que defender, se enrolasen en el «Regimiento del Orden», a las órdenes del comerciante afincado don Félix Alzaga, dictada entonces con carácter ocasional y restringido al radio urbano, ante la aproximación del caudillo Ramírez, a la ciudad de Buenos Aires.

Sea que las antipatías personales de los europeos, más que la muerte de Bacle, que se produce como consecuencia de su mal estado de salud, a raía de la excarcelación; sea que causas sociales muy profundas, militaran para vencer el egoísmo natural al hombre extranjero, según Sarmiento, o sea que la situación interna de Francia, como lo asegura Calvo, hace que el rey Luis Felipe acoja las reclamaciones de Roger, como medio de apartar la atención pública de la política interna de Francia, y debilitar así el poder de las oposiciones, el hecho es, que el bloqueo de los puertos argentinos por las fuerzas navales francesas queda declarado el 28 de marzo de 1838, ante la inutilidad de las gestiones hechas para obtener las reparaciones exigidas.

En la Guerra Grande

Mientras tanto, en Montevideo se asocian la Francia y los argentinos enemigos de Rosas. La alianza se integra con el gobierno del Uruguay aliado a su vez con la provincia de Corrientes, en pacto ofensivo y defensivo contra Rosas.

El Uruguay en cumplimiento del tratado de alianza con Francia de 10 de marzo de 1839, declara la guerra a Rosas y al año siguiente por el tratado Mackau - Arana, que se firma sin intervención de sus aliados, pone fin a la cuestión de Rosas con Francia porque la cuestión de Oriente requiere las fuerzas navales francesas, mientras el ejército de Lavalle se encuentra en las proximidades de Buenos Aires.

En octubre de 1840 queda levantado el bloqueo y los aliados privados de tan poderoso auxilio.

La expedición Lavalle fracasa y la derrota completa de su ejercito y la muerte del jefe es su infortunado epilogo.

A raíz de la Convención Mackau - Arana surge la idea de buscar la mediación del gobierno británico para establecer una paz honorable con el gobierno de Buenos Aires. Desde enero de 1841 se inician las negociaciones de mediación para poner termino a la guerra. El gabinete inglés se presta deferentemente. El Agente inglés en Buenos Aires recibe instrucciones de su gobierno para abrir las comunicaciones con Rosas para el cese de la guerra y para ofrecer su mediación. La apertura pacífica del gobierno inglés no es contestada hasta setiembre de 1842, en términos rencorosos y personales y exige para aceptar los buenos oficios del gobierno británico, condiciones reputadas inadmisibles por el mismo mediador.

En ese estado de cosas, los gobiernos de Francia e Inglaterra ya se habían puesto de acuerdo para poner término a la guerra. En diciembre de 1842 a raíz de conocido el desastre de Arroyo Grande en que salen derrotados los ejércitos que pueden oponerse a la entrada de los ejércitos de Rosas, el representante británico en Buenos Aires exige del gobierno de Rosas a nombre de Francia e Inglaterra el cese inmediato de las hostilidades entre los dos países y el retiro de las fuerzas beligerantes a sus respectivos territorios. Los Ministros residentes en Francia e Inglaterra en el Plata solicitan de sus respectivos gobiernos el envío de fuerzas navales de consideración para obligar el cese de las hostilidades en caso que no se accediera a la intimación.

Nada detiene ya a Rosas.

Rosas aspira a la reconstitución del Virreinato del Río de la Plata y a generalizar su sistema de gobierno sobre todo, en el Uruguay. El poder de la tiranía se extiende progresivamente.

Fuerzas numerosas invaden el Uruguay y ponen sitio a Montevideo en febrero de 1843. El sitio habría de durar nueve años y de dar ocasión a acontecimientos heroicos que merecieron la calificación de una Nueva Troya por Alejandro Dumas en el conocido opúsculo que escribió por inspiración de Melchor Pacheco y Obes.

En febrero de 1843 con las avanzadas del ejército invasor próximas a Montevideo el Comodoro Purvis intima al almirante Brown, jefe de las fuerzas navales rosistas y súbdito inglés, que se abstenga de tomar parte en el conflicto ahora pendiente como contrario a un acto del Parlamento Británico. Brown se retira del Puerto de Montevideo.

El gobierno solicita de los Agentes británico y francés desembarco de fuerzas de marina para protección de las propiedades de sus connacionales; pues el ejercito deberá acudir a las líneas de defensa. Desembarcan 300 hombres de la marina de guerra.

La notificación colectiva de los gobiernos francés e inglés a Rosas para el cese de las hostilidades, no tuvo efecto. La acción de los gobiernos de Inglaterra y Francia anunciada por sus representantes, no se hace entonces efectiva, ya sea por las vacilaciones atribuidas a los gabinetes respectivos, o a la circunstancia de formar parte del gabinete de Luis Felipe el Barón de Mackau, negociador de la Convención de 1840.

La situación permanece en medio de la inacción y de las indecisiones consiguientes, hasta 1845. El limite de resistencia a Rosas reducido a los muros de Montevideo y los recursos de guerra a los medios propios de acción y de defensa.

En agosto de 1843 es enviado a Londres el doctor Florencio Varela, por el gobierno de la Defensa, con una misión especial ante el gobierno inglés.

La misión no consigue el resultado esperado: el gobierno inglés le declara oficialmente que no tomará frente en los negocios del Río de la Plata. Dos años después se vería forzado a hacer lo que no había hecho a instancias de Varela.

Después se dirige a Francia, donde trata de obtener de esa nación por la opinión pública, lo que por sus esfuerzos no puede obtener del gabinete inglés. Se acerca a los principales oradores de la Cámara de Diputados y particularmente a Thiers, cuya estimación supo captarse.

Al año siguiente, regresa Varela, sin haber obtenido éxito inmediato de su gestión.

El bloqueo de Montevideo por la escuadra argentina al mando de Brown, se formaliza. Montevideo queda materialmente sitiado y bloqueado.

Octavio Morato
Revista Nacional
Ministerio de Instrucción Pública
Año I - Diciembre de 1938 - Nº 12

Revista perteneciente al archivo personal del escultor don Edmundo Prati. El texto digitalizado y editado por mi, Carlos Echinope, editor de Letras Uruguay - año 2004  

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