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Los “habitué” |
Todas las tardes, desde hacía años y con puntualidad inglesa, Sergio y Arturo llegaban al bar, ocupaban “su” mesa y una vez servidos los capuchinos, prestaban oídos al guirigay reinante esperando captar un comentario, una palabra, a partir de la cual iniciar su conversación. En la mesa contigua tres chicas casi “uniformadas”, vestidas, peinadas y maquilladas con idéntico estilo, cuchicheaban bajito. De pronto que una de ellas exclamó: – Hoy es mi cita a ciegas –. Ambos hombres sonrieron tristemente y menearon la cabeza. Sergio comentó: – ¿Cita a ciegas? Perdónala señor, no sabe lo que dice. –Tal cual, hay gente que habla por que tiene boca – contestó su amigo e inmediatamente inquirió: – ¿Tú también has dejado a Camila en casa? Mi Berta sufre mucho el frío –. Asintiendo, el septuagenario respondió: – Pobrecitas ¡Es que es muy dura la vida de las perras lazarillo! |
Sandra Monteverde Ghuisolfi
sanyfran11@yahoo.es
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