Conversaciones |
3.- "Ediciones del Mirador: un esfuerzo sostenido" - Elder Silva. |
ELDER
SILVA nació
en Salto,
en 1955.
Poeta ( Línea de fuego, 1982;
Cuadernos
agrarios, 1985;
Un viejo
asunto con
el sol y
otros títulos).
Su poesía
ha sido
recogida en
diversas publicaciones del exterior
del país.
Ejerce la
actividad periodística
en varios
medios de
comunicación. La
siguiente entrevista
fue publicada
por el
periódico La hora
el 13
de agosto de
1990. Vamos
a
empezar
por
el
principio.
¿Cómo
se
gestan
las
Ediciones
del
Mirador?. Para
hablar
de
eso
hay
que
remontarse
hacia
1980,
un
período
diferente
al
que
se
vive
hoy
día
y
una
situación
donde
la
poesía
se
volvía
difícil.
Difícil
por
las
circunstancias
que
se
vivían
y
difícil
por
la
propia
índole
de
la
escritura
poética.
La
poesía
- todos
lo
sabemos - vende
muy
poco
y
los
editores
no
querían
publicarla.
Por
aquellos
años,
hacia
1976,
el
sello
Ediciones
de
la
Balanza
había
comenzado
un
intento
de
preservación
de
la
palabra
poética
e
inició
una
serie
de
publicaciones
de
poesía.
Esa
iniciativa
llevada
adelante
por
el
poeta
Rolando
Faget
junto
a
Laura
Oreggioni
y
Julio
Chapper
fue
muy
meritoria
y
dejó
sedimentos.
Cuando
comenzó
a
declinar
para
luego
desaparecer,
la
semilla
sembrada
floreció.
Pensé
que
ese
trabajo
de
mantenimiento
y
rescate
de
la
cultura
poética
no
debía
perderse. Entonces,
nació
la
idea
de
Ediciones
del
Mirador.
En
1980
publiqué
Apertura,
construcción
y
cierre,
un
cuaderno
que
iniciaba
la serie
llamada
Poesía
Crítica
y
era,
de
hecho,
la
primera
publicación
con
el
sello
del
Mirador.
Después
apareció
otra
colección
de
cuadernos:
Nueva
Poesía.
Allí
la
intención
era
mostrar
que
pese
a
todo
la
poesía
vivía
y se
renovaba
generacionalmente.
Busqué
definir
el
perfil
de
la
nueva
generación
de
los
ochenta.
Voces
amigas,
nuevos
poetas,
se
sumaron
al
proyecto
y
así
aparecieron
cuadernos
de
Rolando
Faget,
Marcelo
Pareja,
Daniel
de
Mello,
Roberto
Appratto,
Delia
Musso,
Ana
Chamorro,
Raquel
Rivero,
Alberto
Villanueva,
junto a
mis
heterónimos
Arno
Malvadari
y
M.
Olivar
Aranda.
El
cuaderno
ofrecía
mejores
posibilidades
porque
los
costos
eran
menores
y
la
difusión
más
fácil
de
realizar. Con
el
tiempo
vinieron
las
otras
colecciones:
Serie
Gris – Poesía,
Cuatro
vientos – donde
publicó
Eduardo
Roland -
y
la
colección
más
amplia
que
comenzó
dedicada
a
la
poesía
y
posteriormente,
se
abrió
a
la
prosa
narrativa,
ensayística,
miscelánica.
Me
refiero
a
los
Libros
del
Mirador.
En
ella
se
rescataron
poetas
que
vivían
y
viven
en
el
extranjero:
Alfredo
Fressia
en
Brasil,
Héctor
Rosales
en
España
y
también
uruguayos
que
habían
regresado
como
Melba
Guariglia,
autores
reconocidos
en
otros
géneros
que
transitaban
por
la
poesía
como
Ricardo
Prieto
o,
simplemente,
nuevos
autores
como
Guillermo
Degiovanángelo.
En
prosa
se
editaron
dos
libros
de
mi
padre
Carlos
Hugo
Miranda
-
bajo
el
seudónimo
Carolus
-
Los
uruguayos
son
así
y
Materialismo
y
corrupción,
libros
que
desarrollaban
una
constante
preocupación
por
las
virtudes
y
defectos
que mi
padre
percibía
en
el
ser
nacional.
También
un
libro
de
impresiones
sobre
el
exilio
De
aquí
y
de
allá
del
narrador
Fernando
Aínsa. Hacia
1985
teníamos
varias
colecciones
donde
el
objetivo
fundamental
era
dar
a
conocimiento
del
público
lector
la
voz
de
una
nueva
generación
poética.
Aquellos
que
comenzaban
a
publicar
después
de
la
Generación
del
60
y
que,
en
el
tiempo,
quedarían
enmarcados
como
Generación
de
la
Resistencia. ¿Cómo
valorás
ese
trabajo,
esa
experiencia
y
esfuerzo
de
tantos
años?. Pienso
que
este
trabajo
editorial
ha
significado
un
aporte
a
la
determinación
de
una
nueva
generación
uruguaya
de
poetas.
Desde
1985
Mirador
creció
con
algunas
de
las
colecciones
nombradas.
Hemos
recibido
algún
reconocimiento
como
el
Premio
al
trabajo
editorial
por
el
libro
de
Roland
en
el
reciente
Festival
del
Libro
Nacional.
Creo
que,
a
lo
largo
de
estos
años,
debemos
rescatar
el
esfuerzo
sostenido
contra
viento
y
marea,
contra
muchas
dificultades:
económicas,
sociales, etc.
provenientes
del
medio
en
que
uno
se
maneja.
Pero
he
tenido
la
satisfacción
de
recibir
el
apoyo
de
amigos
y
compañeros
poetas
que
compartieron
ese
esfuerzo.
Todos
los
que
han
publicado
y
publicarán
en
Ediciones
del
Mirador.
Con
algunos
hemos
compartido
otras
empresas
quijotescas:
la
revista
Poética
que
impulsamos
junto
a
Roberto Appratto.
El
apoyo
ha
sido
fundamental
para
poder
seguir
adelante
en
esta
tarea.
Y
a
todos
quienes
me
acompañaron
y
acompañan
debo
mi
reconocimiento
más
sincero.
Uno
de
los
objetivos
de
Ediciones
del
Mirador
fue
procurar
que
las
voces
de
los
poetas
uruguayos
no
se
acallaran,
que
el
silencio
no
cubriera
todo,
que
la
poesía
siguiera
siendo
un
intento
de
existencia
en
un
medio
que
se
caracteriza
por
hacerla
dejar
de
existir.
Creo
que
ha
valido
la
pena.
Algo
hemos
hecho. |
Elder
Silva
Conversaciones
Versaciones Con - por Álvaro Miranda Buranelli
alvaro@alvaromiranda.com
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